Roberto Saviano: “Las mafias no temen a los escritores; temen a los lectores”

(Imagen: ifex.org).

POR JAIME FLÓREZ MEZA /

Sería interminable hacer una lista de escritores y periodistas que han sido perseguidos, amenazados de muerte y en tantos casos asesinados, bien sea por una organización criminal, un gobierno o alguna otra figura de poder. El caso del periodista y escritor italiano Roberto Saviano podría recordar el de Salman Rushdie, escritor indio-británico sobre quien el ayatolá Jomeini de Irán emitió en 1989 una fatua o condena a muerte por considerar blasfema contra el Islam su novela Los versos satánicos. La fatua, que incluía una recompensa de tres millones de dólares, estuvo vigente hasta 1998 y durante todo ese período Rushdie vivió oculto en el Reino Unido bajo protección policial. Años después se trasladó a vivir a Nueva York. En 2017 la fatua fue retomada por el gobierno iraní agregando 600.000 dólares a la recompensa. Recientemente Rushdie fue atacado a puñaladas en Chautauqua, al oeste de Nueva York, cuando se disponía a dar una conferencia. Sobrevivió al ataque de un joven de origen libanés, Hadi Matar, de 24 años. El gobierno iraní negó cualquier conexión con el atacante. Y por estos días Rushdie se recupera de las graves heridas causadas, aunque es posible que pierda uno de sus ojos.

Roberto Saviano (Nápoles, 1979) estudió filosofía en la Universidad de Nápoles Federico II, la universidad laica y estatal más antigua del mundo, fundada en 1224, donde también realizó estudios el gran astrónomo, filósofo y poeta Giordano Bruno (1548-1600), condenado por la Inquisición a morir en la hoguera por sus ideas científicas visionarias y revolucionarias. Cuando se publicó en Italia Gomorra, la primera novela de Saviano, sobrevino un enorme éxito de ventas y crítica. No imaginaba el escritor que cinco meses después de su aparición caería sobre él otra persecución como la que soportó Bruno en su época, solo que ya no había Inquisición pero sí una amenaza de muerte de una poderosa organización criminal.

“En mayo de 2006, cuando el libro salió por fin a la calle, era el tipo más feliz del mundo. Viví los cinco mejores meses de mi vida. Era un hombre libre. Dejé de ser albañil, y la pizzería [dos de los trabajos que hacía para mantenerse]. Los críticos me elogiaban y los lectores me leían, era escritor como había soñado. Luego me dieron el Premio Viareggio, se vendieron 100.000 copias, empecé a escribir en La Repubblica y Espresso, a hablar en televisión… Y, de repente, en octubre, todo se paró” (citado por Mora, 2009). Saviano fue amenazado de muerte por el clan de los Casalesi, uno de los que conforman la Camorra o mafia napolitana, y a partir del 13 de octubre de 2006 el Ministerio del Interior le adjudicó una escolta de dos carabinieri (cuerpo de seguridad italiano). Luego serían cinco sus custodios.

(Foto: mappingmemories.ca)

Mientras Gomorra se traducía a decenas de idiomas, alcanzaba ventas millonarias y se representaba con éxito una adaptación para teatro y otra para cine, la vida de Saviano era una “no-vida”: no podía dormir más de tres noches en un mismo lugar y solo con somníferos, estaba bajo vigilancia permanente, se movilizaba siempre con su escolta, si viajaba a otra ciudad o país por motivos profesionales los dispositivos de seguridad se redoblaban, se develaba un plan para su asesinato con un coche-bomba al final del año 2008… Saviano ha vivido con la certidumbre de que la Camorra ya lo ha matado en vida, así haya sobrevivido a ella durante 16 años. ¿Pero por qué Gomorra le puso precio a su cabeza y lo condenó a la clandestinidad y a una existencia llena de pánico y paranoia?

Desde muy joven Saviano se interesó en conocer las historias de la Camorra para develar sus mitos, argucias, influencias y conexiones con toda suerte de personas y organizaciones públicas y privadas, tanto en Italia como en el exterior. Desde un comienzo lo asumió como un compromiso personal que a su vez era un legado ético, estético, histórico y cultural. Así lo explicó en una entrevista:

“Los maestros de los revolucionarios franceses eran napolitanos. Aquí nacieron las ideas de libertad en Europa. Y no por azar Giordano Bruno murió en la hoguera, sino porque intentó volver a Nápoles. Tenía la hospitalidad del mundo entero, pero prefirió volver. Lo detuvieron en Venecia y lo quemaron [en Roma]. Algunos me dicen: ‘Habla de la gran cultura, y no de la mala vida’. Caravaggio es la belleza, y esa belleza me da fuerzas para contar el mal. Si no existiese esa belleza, no habría esperanza de salir. Pero si la belleza la usamos para cubrir el mal, se convierte en tapadera” (citado por Mora, 2009).

Saviano fue alumno de importantes humanistas napolitanos como el historiador Francesco Barbagallo y el filósofo y abogado Gerardo Marotta. Sin embargo, fue en el periodismo de investigación que encontró el filón que necesitaba para expresar sus inquietudes intelectuales. Se hizo miembro del Observatorio sobre la Camorra y la ilegalidad. Y sus investigaciones dieron lugar a una serie de relatos, en total once que él hilvanó en forma de novela, en la que el reportaje se funde con la narrativa y mezcla también fragmentos autobiográficos. Sus fuentes eran jueces, colaboradores de la justicia y de los carabineros. Saviano le dio el título de Gomorra. Viaje al imperio económico y al sueño de poder de la Camorra. Nunca antes un escritor había llegado tan lejos en sus indagaciones sobre la mafia napolitana. Y el que sus acciones delictivas, empresariales, ambientales, políticas y sociales se conocieran de este modo, dentro y fuera de Italia, fue lo que provocó las amenazas del poderoso clan Casalesi. Además, la aparición de Gomorra coincidió con un macro-juicio contra la Camorra, el cual duró doce años y concluyó en 2010 con la condena de 16 jefes, entre ellos Francesco Bidognetti, jefe de los Casalesi, a cadena perpetua.

En 2008 Saviano y la periodista Rosaria Capacchione fueron amenazados indirectamente por Bidognetti y su abogado mediante un documento que exponía una falta de garantías del juicio en Nápoles por la influencia que ambos periodistas supuestamente ejercían sobre los jueces con sus escritos, por lo cual reclamaban un cambio de jurisdicción. Trece años después un tribunal de Roma reconoció que se trataba de una amenaza de muerte velada contra los dos periodistas y falló a favor de ellos. “Bidognetti afirmaba que si él y sus compañeros mafiosos eran condenados en ese tribunal, Rosaria y yo seríamos cómplices. Y que si los mafiosos eran absueltos, nos considerarían —a Rosaria informando a nivel local, a mí a nivel nacional— como partícipes del intento de persecución”, declaró Saviano en junio de 2021 al conocer el fallo del tribunal. “Esta amenaza era, y sigue siendo, única en la historia criminal. Nos etiquetó como enemigos de los acusados, ya que nuestra labor como periodistas había instado al Estado a actuar contra ellos. Según ellos, era yo quien constituía una amenaza para el curso de la justicia en Nápoles, y no ellos, los asesinos en espera de juicio” (citado por Vulliamy, 2021).

Saviano vs. Salvini   

Saviano no solo se ganó a la Camorra como enemigo sino a sus cómplices en Italia. Aun viviendo clandestinamente y bajo continua vigilancia siguió escribiendo para denunciar los lazos de la mafia con la política; lo justifica así: “Es como que todo estuviera comprometido por mi ambición de luchar, de formar parte de un cambio y de enfrentarme a pecho descubierto contra los que considero criminales políticos, como la derecha italiana” (citado por Martín, 2022). Esto explica sus enfrentamientos con Matteo Salvini, líder del ultraderechista partido Liga. En 2018 Salvini, a la sazón ministro del Interior, amenazó a Saviano con retirarle la escolta. Saviano había sido muy crítico de las políticas migratorias de Salvini, a quien responsabilizó de las muertes de inmigrantes en el Mediterráneo central que intentaban llegar a Italia en 2018. Uno de los argumentos de Salvini para retirar la escolta era que Saviano pasaba largas temporadas en el exterior. El escritor también había dicho que Salvini no enfrentaba a las mafias italianas, las más potentes del mundo, y lo llamó “ministro de la mala vida”, lo que en Italia equivale a ser vinculado con la mafia. Salvini puso una querella a Saviano por ese señalamiento y por inculparlo en el caso de la muerte de los inmigrantes en el Mediterráneo.

Saviano había intentado vivir en Nueva York, pero tuvo dificultades para encontrar un domicilio estable porque nadie quería alquilarle un apartamento debido a su situación de perseguido por la mafia, en una ciudad en la que, por lo demás, no faltan los tentáculos de la Camorra: “Porque yo seguía escribiendo, denunciando y haciendo lucha política. Cambié de nombre, pero mi rostro lo reconocían y esa clandestinidad era relativa. Si iba a alquilar un apartamento, la gente tenía miedo. ¿Quién quiere meter a alguien perseguido por la Camorra en su propiedad? Y esto me va a pasar en cualquier lugar del mundo” (citado por    Zas Marcos, 2022).

Así, pues, Saviano se llenó de “odiadores”, que lo insultan y humillan en las redes virtuales y en sus salidas, y Salvini fue uno de los personajes públicos que más alentó ese odio contra el escritor. “En Italia me consideran una diana, un símbolo de una izquierda cultural que está desapareciendo. Es muy fácil pegarme y atacarme, les da un flujo de clics garantizado. Siempre que Salvini o Meloni [la competidora de ultraderecha en las elecciones del próximo 25 de septiembre] bajan en las encuestas, llego yo. Sus seguidores me atacan en masa porque me odian, y vivir con eso es psicológicamente insoportable”.

El próximo 13 de octubre Roberto Saviano completará 16 años de aislamiento y clandestinidad. Su vida cambió abruptamente desde ese día; se vio forzado a renunciar a la vida familiar, a las relaciones amorosas, a las amistades, a las caminatas desprevenidas, a las cosas más cotidianas. Siempre ha dicho que arruinó su propia vida y la de su familia por un libro, por contar la verdad de todo lo que sabía sobre la Camorra. Pero no puede eludir el compromiso social, cultural e intelectual de pensadores como Giordano Bruno y de tantos otros autores defenestrados a quienes admira. No es un consuelo sino la necesidad de seguir escribiendo, investigando, publicando, de seguir siendo fiel a sí mismo. En 2008 publico Lo contrario de la muerte, que está conformado por dos relatos desgarradores en los que cuestiona los estereotipos sobre Nápoles, mostrando cómo hasta las víctimas terminan siendo a veces estigmatizadas y revictimizadas por el solo hecho de ser napolitanas; y La belleza y el infierno, que es una recopilación de sus artículos y ensayos del período 2004-2009.

Vente conmigo (2011) no solo fue un libro de crónicas de ciudadanos italianos que resisten con valentía a la mafia sino un exitoso programa televisivo durante 2010, conducido por el propio escritor y Fabio Fazio. Saviano se volvió entonces un escritor muy mediático, pero lo interesante es que un programa periodístico que presentaba historias de personajes que desafiaban pacíficamente al crimen organizado alcanzó en Italia una mayor audiencia que los reality shows y los partidos de la Champions League.

CeroCeroCero: cómo la cocaína gobierna el mundo (2014), es otro libro demoledor. Fueron varios años de investigación para escribir un libro que se asemeja en su estructura a Gomorra. En 19 capítulos Saviano narra en su prosa magistral cómo la cocaína se convirtió en el negocio e imperio ilegal más lucrativo en este mundo globalizado. En uno de sus viajes a Nueva York Saviano fue contactado por un policía que le dio a conocer la transcripción de un discurso de un capo italiano en una reunión que fue grabada a hurtadillas por un joven mexicano, miembro de una organización criminal; una especie de lección a “un consejo de chicanos, italianos, italoamericanos, albaneses y excombatientes kaibiles, los legionarios guatemaltecos” (Saviano, 2014). Ese fue el punto de partida de la investigación alrededor de la cocaína que Saviano emprendería para comprobar, si se quiere, que esta droga ilícita no solo controla buena parte de la economía mundial sino las vidas de millones de personas que la consumen en todo el mundo. O quizás sea al revés: como millones de personas la consumen en todo el mundo la cocaína controla buena parte de la economía mundial. “Lo que vivimos hoy, la economía que regula nuestras vidas, nuestras opciones, viene determinado en mayor medida por lo que Félix Gallardo ‘el Padrino’ y Pablo Escobar ‘el Mágico’ decidieron e hicieron en los años ochenta que por lo que decidieron e hicieron Reagan y Gorbachov. O al menos yo lo veo así” (Saviano, 2014).

(Foto: Estandarte).

Del papel que ha jugado México en el mundo del narcotráfico, Saviano dice que fue ahí donde realmente se inició el negocio, desde la producción de opio y marihuana con destino a EE.UU. en épocas anteriores hasta el tránsito de la cocaína procedente de Colombia y su distribución en el hemisferio norte por los cárteles mexicanos, que son los amos de este imperio a nivel mundial. Lo peor es la narcoguerra que México ha tenido que librar, cuyo saldo en víctimas resulta imposible precisar. Una guerra perdida, como lo ha sido en Colombia. Y todo para justificar y mantener un mercado tan codiciado. “No hay mercado en el mundo que rinda más que el de la cocaína. No hay inversión financiera en el mundo que rente como invertir en cocaína”, dice Saviano. ¿A qué se debe?

“…todos los que empiezan a usarla la necesitan. Los gastos son mínimos, colocarla es inmediato, el margen de beneficio altísimo. La cocaína se vende más fácilmente que el oro y sus beneficios pueden superar a los del petróleo. […] Pero aun cuando la ley localiza la raíz criminal y trata de arrancarla, sigue siendo difícil que consiga encontrar todas las empresas legales, las inversiones inmobiliarias y las cuentas bancarias que se han adquirido gracias a la extraordinaria tensión conseguida mediante el polvo blanco. […] La cocaína es la respuesta universal a la necesidad de liquidez. La economía de la coca crece desmesuradamente y llega a todas partes”.

Como si no le faltaran enemigos Saviano se interna a fondo en este libro en nombres, datos e historias de incontables capos y sus empresas criminales, sus modus operandi, sus conexiones, su influencia, su poder, sus muertos, sus guerras, sus venganzas; pero se pregunta hasta dónde vale la pena conocer y revelar a los lectores cómo funciona en detalle esta economía política de la cocaína tan marcada por la sangre: “Sin embargo, pese a todos mis esfuerzos, no tengo claro por qué uno decide ocuparse de esas historias. ¿Dinero? ¿Fama? ¿Posición? ¿Carrera? Todo infinitamente por debajo del precio que hay que pagar, del riesgo y del insoportable murmullo que acompañará a tus pasos dondequiera que vayas”. Y esta es la explicación filosófica que encuentra al porqué adentrarse a profundidad en esas historias criminales:

“Estás dentro porque son el sentido de tu estar en el mundo. Y desde hace años he decidido estar dentro. No sólo porque he crecido en un territorio donde todo lo decidían los clanes, no sólo porque he visto morir a quien se había opuesto a su poder, no sólo porque la difamación desata en las personas cualquier deseo de oponerse al poder criminal. Estar dentro del tráfico del polvo blanco es la única perspectiva que me ha permitido entender las cosas hasta el fondo. Observar la debilidad humana, la fisiología del poder, la fragilidad de las relaciones, la inconsistencia de los vínculos, la enorme fuerza del dinero y la crueldad. La absoluta impotencia de todas las enseñanzas orientadas a la belleza y a la justicia de las que me he nutrido”.

Saviano ausculta todos los eslabones de la producción, distribución y consumo de cocaína. En el capítulo 7, por ejemplo, se ocupa de los “camellos”, que en la jerga cocainera son los proveedores en las ciudades, los que manejan el comercio al por menor. Uno de ellos le confiesa: “El problema no es la cantidad de dinero que ganas, es que te parece imposible cualquier otra clase de trabajo, porque te parecería que pierdes el tiempo. Con un cambio de manos ganas más que con meses y meses de trabajo, sea cual sea éste. Y no te basta saber que acabarás detenido para hacerte elegir otro oficio”.

(Foto: Nuevo Periódico).

El escritor napolitano dedica un capítulo entero a analizar la problemática de la cocaína en Colombia, subrayando, entre otras cosas, lo siguiente:

“…dado que ‘cocaína’ y ‘Colombia’ siguen siendo sinónimos de una denominación de origen concebida como implícita como el whisky escocés o el caviar ruso, el imaginario continúa representando a los narcos colombianos como los más poderosos, ricos y temibles del mundo. Y ello pese a que ninguna persona normal y corriente conoce ya los nombres de los mayores traficantes o de las mayores organizaciones que hoy operan en Colombia. Sin embargo, después de décadas de esfuerzos para derrotar a los narcos colombianos, la cuota de mercado que ha perdido el país es muy inferior a la que cabría esperar en la época de la globalización del comercio”.

Seguramente por la multiplicación en centenares de micro cárteles, Colombia produce — como lo anota Saviano al momento de redactar el capítulo diez años atrás— un 60 % de la cocaína que se consume en el mundo. Pero ya en 2019 ese porcentaje se había elevado casi al 70 %. Actualmente se estima en un 62 %.

“La primera respuesta es elemental, un principio básico del capitalismo. Si se mantiene la demanda, si antes bien la demanda sigue creciendo, sería absurdo anular la oferta, o siquiera reducirla drásticamente. La segunda respuesta es que el declive de los cárteles colombianos ha ido paralelo al auge de los mexicanos, y de todos los nuevos grandes actores de la economía criminal. Hoy el cártel de Sinaloa actúa con respecto a la producción de coca, pasta base y cocaína en Colombia tal como lo hacen las multinacionales con los cultivos y la elaboración de la fruta”.

Saviano concluye también algo que se ha vuelto ya una obviedad: que la guerra a las drogas ilícitas es un fracaso. Puesto que se ha creído que, en lo referente a la cocaína, “el mal debe eliminarse en su raíz, o sea, en Colombia”, este ha sido “el error fundamental de base de los esfuerzos estadounidenses. Puedes extirpar una planta, no un deseo de bienestar que crea dependencia y aún menos la avidez humana. La cocaína no es un producto de la tierra, sino de los hombres”.

La obsesión por la criminalidad

El mundo del crimen organizado ha sido desde un comienzo el principal interés de Roberto Saviano por la marca social y cultural que la Camorra ha dejado en Nápoles y la región de la Campania (cuya capital es Nápoles) y en el sur de Italia en general. Por ello decidió estudiarla en todos sus niveles, desde los grandes clanes hasta las pandillas de adolescentes. Es esto, precisamente, lo que narra en La banda de los niños (2017), en la que toma el caso de una pandilla de Nápoles conformada por diez chicos que provienen de hogares aparentemente normales. Diez menores que en cierto modo imitan lo que ven en las películas y seriales de criminales y empiezan a escalar en el hampa aliándose con un veterano jefe de clan.

(Foto: Editorial Anagrama).

Beso feroz (2020) es una continuación del relato anterior y en cierto modo confirma, una vez más como en CeroCeroCero, que la mafia es como una tragedia shakesperiana en la que siempre habrá sangrientas disputas por el poder y, por otra parte, una problemática multicultural que se ve complejizada por la presencia de grupos criminales de inmigrantes (gitanos, albaneses, chinos).

Una tragedia personal en imágenes  

Roberto Saviano es hoy por hoy el gran cronista de la tragedia social y moral del sur de Italia. Pero había otro paso que dar en su novelística de no ficción, que es el que dio durante los últimos años: un relato de sí mismo, de su propia tragedia. No quería hacer un libro autobiográfico o de memorias sino de otra manera, empleando otro lenguaje que pudiera exteriorizar quince años de clandestinidad forzada y sus recuerdos de una niñez y juventud que lo llevaron a ser lo que es. “Una autobiografía tiene un tono, un estilo, que no quería afrontar, quería dar a mi lector la visibilidad, la imagen de lo que he vivido, la claustrofobia, a través de imágenes” (citado por Martín, 2022). Tenía que ser, por tanto, una novela gráfica.

“Me di cuenta de que quería contar todo lo que he pasado. Ponerlo de la forma menos dramática posible. Y supe que un cómic era la mejor opción” (citado por Zas Marcos, 2022). Contactó entonces al dibujante israelí Asaf Hanuka (Tel Aviv, 1974), colaborador habitual del escritor, guionista y director de cine Etgar Keret, también israelí. Es probable que el ancestro judío de Saviano por línea materna (Haftar es su segundo apellido) haya influido en esa decisión. De cualquier manera, Hanuka es un gran dibujante e ilustrador y su trabajo se conoce en muchos países, entre ellos Italia. A Saviano le atrajo la forma como mezcla realismo y delirio. Se reunieron tres días seguidos en 2017 para planear la novela gráfica que Saviano titularía Todavía estoy vivo y que vería la luz en 2021. Se publicó en castellano a comienzos de 2022.

(Foto: El Confidencial).

“15 años viviendo así no te hacen mejor persona. Te hacen peor. Soy un hombre lleno de miedo, no puedo dormir sin ayuda química, estoy solo y he perdido la confianza en todo el mundo que camina sobre la tierra. Siempre desconfío de que me puedan vender o de que se acerquen a mí y me hagan daño. Estar dentro de una batalla así es insoportable a nivel psíquico. Con la novela gráfica he tenido la oportunidad de materializar todo esto. Porque Asaf Hanuka, que es un genio, transformaba en formas físicas y visibles cosas muy difíciles de tematizar” (citado por Zas Marcos, 2022).

¿Ha contribuido todo el trabajo de periodismo investigativo que Saviano ha vertido en sus relatos durante tantos años para hacer justicia contra las mafias que ha denunciado? El escritor reconoce que los efectos han sido limitados en la medida en que “el mundo criminal no actúa nunca de forma visible, aunque hayan pagado en el último juicio. Pero fue porque me amenazaron en un tribunal, si no nunca los hubieran condenado. Ellos usan los periódicos locales, tienen su propio lenguaje y se mueven en un limbo gris. Por eso, cuando me enfrento a la política, en realidad me sigo enfrentando a ellos”. Y en cuanto a si le ha servido de algo el prestigio, el dinero, la fama y la influencia que ha ganado como escritor y periodista, dice que las cosas no son como la gente y sus detractores se imaginan:

“El dinero sirve para los abogados, porque estoy en querellas con Salvini y Meloni. El dinero me permite sostener una vida tan complicada como esta. […] A la persona visible se le considera un narcisista y un egoísta. Yo siempre digo que tengo la peor ambición […] he creído que con mis palabras podía cambiar la realidad. […] Era pura arrogancia. Hoy ya no lo creo. […] Psicológicamente tener millones de enemigos no es fácil. Les pasa a los políticos, pero ellos tienen militantes, encargos y poder. Yo no. Yo tengo el poder de mis lectores, y eso cuando están”.

También se lamenta de la escasa solidaridad que ha encontrado en sus colegas: “Pero esto también tiene que ver con una batalla cultural sin alianzas. Los escritores raramente se unen en un proyecto. Se odian entre sí y compiten. Lo que yo hago divide a la gente y les hace tomar una posición, y con eso pierdes lectores. Así que no tengo esperanza de encontrar solidaridad entre mis colegas”.

Como un personaje de Shakespeare Roberto Saviano sigue enfrentando su tragedia personal y escribiendo para resistir y dar poder a sus lectores: un conocimiento sobre el mundo de la criminalidad organizada. Y que se conozca esa verdad en una época en la que proliferan las noticias falsas resulta incómodo e intimidante. Y, como suele decirse de las cosas trágicamente ambiguas, políticamente incorrecto. Como escribe Saviano al final de CeroCeroCero al agradecer a sus lectores por leer sus historias: “Os doy las gracias porque, al leerlas, haréis peligrosas estas palabras. Las mafias no temen a los escritores; temen a los lectores”.

Referencias

EFE: Agencia EFE. “Roberto Saviano será juzgado en Italia por vincular a Salvini con la mafia”. 20 de marzo, 2019. Disponible en https://www.efe.com/efe/espana/portada/roberto-saviano-sera-juzgado-en-italia-por-vincular-a-salvini-con-la-mafia/10010-3930750

Martín, Pilar. “Roberto Saviano: ‘No sé si sabré ser feliz’”. Público. 26 de enero, 2022. Disponible en https://www.publico.es/entrevistas/roberto-saviano-no-sabre-feliz.html

Mora, Miguel. “La no vida de Roberto Saviano”. El País. 7 de febrero, 2009. Disponible en https://elpais.com/diario/2009/02/08/eps/1234078013_850215.html

Saviano, Roberto. CeroCeroCero. Cómo la cocaína gobierna el mundo. Madrid: Anagrama, 2014.

Vulliamy, Ed. “Roberto Saviano celebra su victoria judicial: ‘La mafia no es invencible’”. elDiario.es. En colaboración con The Guardian. 6 de junio, 2021. Disponible en: https://www.eldiario.es/internacional/theguardian/roberto-saviano-celebra-victoria-judicial-mafia-no-invencible_1_7991378.html

Zas Marcos, Mónica. “Roberto Saviano: ‘¿Poder ir al supermercado? Lo deseo, es mi ambición’”. elDiario.es. 31 de enero, 2022. Disponible en: https://www.eldiario.es/cultura/roberto-saviano-gomorra-supermercado-deseo_1_8694787.html

@JaimeFlrezMeza1