
OFICINA DE PRENSA CEPAL /
Para enfrentar la emergencia climática y repensar la recuperación post Covid-19 es urgente avanzar hacia un nuevo estilo de desarrollo más sostenible e igualitario.
La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena Ibarra, presentó este 18 de junio un nuevo libro que hace una revisión exhaustiva de los efectos de la crisis climática en la región y de las políticas para enfrentarlo.
El impacto ambiental del estilo de desarrollo imperante hace que peligre el bienestar de buena parte de la humanidad y, en algunos casos, la supervivencia. Por ello, se requiere hacer transformaciones profundas en el paradigma de desarrollo y en las inversiones que lo hacen posible, señala este sugerente trabajo bibliográfico.
El libro afirma que las actuales crisis sanitaria y climática son parte de un modelo de desarrollo insostenible, asociado a una tasa declinante de crecimiento de la producción y del comercio, que ya antes de la crisis mostraba un sesgo recesivo y el desacople del sistema financiero. Es un modelo vinculado a una elevada desigualdad con el predominio de las élites, es decir, de la cultura del privilegio, y basado en grandes externalidades negativas como las emisiones asociadas al cambio climático, que rebasa umbrales ambientales globales y con vulnerabilidades sistémicas que han sido evidenciadas por el Covid-19.
En desarrollo de esta investigación se presentan los resultados de una década de trabajo de la Cepal con relación a la economía del cambio climático. Se analiza la evidencia mundial del cambio climático y su impacto en la región, así como los efectos en sectores como la agricultura, la salud, el transporte y la energía. Asimismo, se estudian los nexos entre el cambio climático, el nivel del mar, la biodiversidad y el reto hídrico.
Se parte de un enfoque estructuralista cuyo concepto ordenador es el de cambio estructural progresivo, entendido como una transformación hacia actividades y procesos productivos con tres características: ser intensivos en aprendizaje e innovación (eficiencia schumpeteriana); estar asociados a mercados en rápida expansión que permitan aumentar la producción y el empleo (eficiencia keynesiana), y favorecer la sostenibilidad ambiental y el desacople entre el crecimiento económico y las emisiones de carbono y otras huellas ambientales (eficiencia ambiental).

Como contexto, se presentan los avances en materia de contribuciones determinadas a nivel nacional, los flujos de financiamiento climático y las innovaciones de política pública encaminadas hacia un desarrollo con menos emisiones de carbono que se adapte mejor al presupuesto de carbono definido por el Acuerdo de París.
Responder al desafío del cambio climático en América Latina y el Caribe implica importantes esfuerzos financieros, económicos, sociales, culturales, distributivos y de innovación, pero también es una oportunidad para que la región transite hacia un desarrollo más sostenible e inclusivo y de mejor calidad. En un momento en que se vive la mayor pandemia del último siglo, la próxima reactivación económica y social deberá tener en cuenta las orientaciones contenidas en este libro para evitar continuar en una trayectoria que ya era insostenible.
La publicación La emergencia del cambio climático en América Latina y el Caribe: ¿seguimos esperando la catástrofe o pasamos a la acción? fue presentada en una conferencia virtual por Bárcena Ibarra, en la cual además se dio a conocer un mensaje de António Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU)
“El trabajo que presenta hoy la Cepal da cuenta de más de una década de investigación, seguimiento y construcción de propuestas. Articula una mirada desde lo regional al más grande de los desafíos globales de nuestro tiempo, el cambio climático; y como siempre, lo hace recogiendo de los propios países sus diagnósticos, sus necesidades, el seguimiento de sus propias respuestas, al tiempo que imagina y propone caminos de acción más ambiciosos y devela la urgencia de respuestas mayores”, afirmó el Secretario General de la ONU.
Agregó que “el libro aporta de manera destacada al conocimiento disponible tanto para los responsables de diseñar y ejecutar las políticas públicas como para el conjunto de nuestras sociedades, protagonistas indispensables de un cambio en los patrones de producción y consumo que ya no puede seguir esperando”.
La publicación hace una revisión exhaustiva de los efectos de la emergencia climática en la región de América Latina y el Caribe y de las políticas para enfrentarla. Presenta propuestas de acción para un nuevo modelo económico, más sostenible y más igualitario, en consonancia con la reflexión de largo plazo de la Cepal y la Agenda 2030. Además, plantea lineamientos imprescindibles para reactivar con igualdad y sostenibilidad.
Advierte que el eje de la negociación internacional y de las políticas nacionales es la lucha por repartir, transferir, minimizar, eludir y dimensionar la carga de la externalidad.
En ese sentido, señala que el Acuerdo de París definió la carga planetaria respecto a las emisiones de carbono y estableció presupuestos nacionales voluntarios de carbono mediante Contribuciones Determinadas Nacionalmente un poco más ambiciosas, aunque insuficientes, entre otros progresos. Sin embargo, implicó un retroceso frente a la diferenciación de responsabilidades entre países, lo que agudiza la tensión centro-periferia. “El presupuesto remanente para la periferia puede ser insuficiente para las necesidades del desarrollo”, precisa la publicación.
El libro expresa que América Latina y el Caribe es una región extremadamente vulnerable al cambio climático, a causa de su dependencia de actividades muy sensibles al clima, su poca capacidad adaptativa y su exposición a diversos fenómenos hidrometeorológicos extremos.
Precisa que entre 1970 y 2019, América Latina y el Caribe fueron afectadas por 2.309 desastres naturales, de acuerdo con las cifras del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (CRED, por sus siglas en inglés). Estos eventos causaron 510.204 muertes, 297 millones de personas afectadas y más de 437 mil millones de dólares en daños.
La publicación dedica un capítulo especial a los casos de Centroamérica y el Caribe, dos subregiones que destacan por su gran vulnerabilidad al cambio climático y por su reducida participación en la generación de emisiones, y cuyas particularidades climáticas, geográficas y socioeconómicas justifican su análisis por separado. Para el caso del Caribe, el documento analiza la iniciativa de la Cepal para el canje de deuda por adaptación al cambio climático.
La Secretaria Ejecutiva de la Cepal destacó que, ante los efectos ya ineludibles del cambio climático, una de las prioridades de la región es aumentar la resiliencia y la capacidad de adaptación de la sociedad, así como explorar las sinergias existentes entre los procesos de adaptación y los demás objetivos de desarrollo.
Precisó que América Latina y el Caribe han adquirido compromisos de adaptación y mitigación cuyo cumplimiento será imposible sin un cambio estructural. Para ello, la Cepal identifica políticas para sectores estratégicos que reducen emisiones, crean empleo y potencian inversiones, y permiten enfrentar la reactivación con equidad y sostenibilidad para avanzar hacia un nuevo estilo de desarrollo.
Estos motores sectoriales del cambio estructural son las energías renovables no convencionales, soluciones basadas en la naturaleza, la economía circular y reciclaje, ciudades inteligentes, infraestructura sostenible y resiliente, el consumo menos contaminante y la economía del cuidado, explicó.
La alta funcionaria de las Naciones Unidas agregó que la respuesta a la pandemia del coronavirus es una oportunidad para avanzar hacia un gran impulso para la sostenibilidad.
“Necesitamos un nuevo estilo de desarrollo alineado con la Agenda 2030, creemos que es urgente un estado de bienestar en una nueva ecuación con el mercado y la sociedad. Se requieren estrategias sostenidas en el tiempo. Esta es una tarea política para viabilizar la propuesta técnica y darle lugar a la ciencia. Finalmente, necesitamos instituciones y coaliciones que formulen e implementen las políticas, requerimos pactos a nivel global, regional, nacional y local. El horizonte es la igualdad, el cambio estructural progresivo es el camino y la política, el instrumento”, puntualizó Bárcena Ibarra.