Congreso no aceptó renuncia de Horacio Cartes, quien maniobra para seguir manipulando los hilos del poder en Paraguay

POR CELSO GUANIPA CASTRO /

El mandatario de Paraguay Horacio Cartes deberá permanecer en la Presidencia de la República debido a que el Congreso no alcanzó el quórum necesario para aceptar su renuncia.

Cartes presentó su carta de renuncia a su cargo para buscar “servir al país desde el Senado”. El mandatario ha sido presidente de Paraguay desde agosto de 2013 y fue elegido como senador en las elecciones de abril de 2018.

La  fue presentada a escasos dos meses de terminar su mandato, con bajos niveles de popularidad (poco más del 20%), aun cuando su gobierno no está atravesando ninguna crisis de envergadura que fuerce su renuncia.

La dimisión voluntaria del dirigente del conservador Partido Colorado fue considerada como parte de una jugada política que le permitiera asumir como senador activo, cargo para el que fue electo en las elecciones del 22 de abril pasado, y no como senador vitalicio -un puesto simbólico, con voz pero sin voto ni sueldo-, tal como les corresponde a todos los exmandatarios de acuerdo a la Constitución del Paraguay.

La renuncia fue llevada al Congreso por uno de los más leales senadores cartistas, Juan Darío Monges. De  haberse aceptado  la renuncia de Cartes, que juraría como senador activo el 1 de julio, Alicia Pucheta se  hubiera convertido en la primera mujer presidenta del Paraguay y habría ejercido el cargo hasta el 15 de agosto, cuando asuma el también colorado Mario Abdo Benítez.

Mientras, el expresidente Fernando Lugo, presidente del Senado, convocó a los senadores y diputados para una sesión extraordinaria de la Bicameral  para analizar la renuncia, en cumplimiento al artículo 202 de la Constitución, que menciona los deberes y las atribuciones del Congreso (en este caso, aceptar o no la renuncia del presidente)

Cartes necesitaba el apoyo de una mayoría simple, tanto en la Cámara Alta como en la Baja, es decir, 23 en el Senado y 41 en Diputados. El presidente del Partido Liberal Radical Auténtico, Efraín Alegre, se dirigió a todos los parlamentarios y les recomendó dejar sin quórum la sesión. El sector Añetete, liderado por el presidente electo Mario Abdo Benítez, que tiene los votos para decidir, no terminó de expedirse.

El año pasado Cartes intentó modificar la Constitución para habilitar su reelección. Sólo desistió de su plan luego de masivas protestas en las calles de Asunción que incluyeron un incendio en el Palacio del Congreso. Entonces se postuló a senador junto a otro expresidente, Nicanor Frutos (2003-2008), mientras juristas y opositores plantearon la inconstitucionalidad de la maniobra, la victoria del Partido Colorado -que se quedó con 17 de las 45 bancas del Senado- incluyó bancas para ambos.

La oposición llevó entonces el caso hasta la Corte Suprema. Mientras tanto, en un segundo movimiento de la misma maniobra, la juez del Tribunal Supremo más cercana al Presidente, Alicia Pucheta de Correa, renunciaba a la Corte para transformarse en vicepresidente de la Nación y así quedar a cargo del país ante una vacancia. La semana pasada, la Corte Supremo falló a favor de Cartes, alegando que no hay impedimentos legales para que asuma como senador activo.

Así se planificó la  renuncia presentada el pasado lunes 28 de mayo por Cartes, evitando terminar su mandato presidencial, convirtiéndose automáticamente en senador vitalicio. Cartes, como senador activo, pretende seguir manejando desde su banca los resortes de la política paraguaya, algo que no podría hacer como senador vitalicio.

El Presidente viola de esta forma el artículo 189 de la Constitución, que obliga a los expresidentes a ser senadores vitalicios, con voz pero sin voto, pero el viernes 25 de mayo, el Tribunal Superior de Justicia Electoral proclamó como senador activo a Cartes siendo aún presidente, un hecho sin precedentes.

Camiones de mudanza fueron vistos este lunes en la residencia presidencial Mburuvicha Róga, lo cual confirma que Cartes proyectaba retirar sus pertenencias de allí, pero el Congreso impidió sus propósitos políticos.

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