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Tras el bochornoso espectáculo de la toma del Capitolio estadounidense por agitadores patrocinados por el presidenta saliente Donald Trump, resurge la irrupción de grupos de ultraderecha que denuncian una teoría conspirativa del denominado “Estado profundo” contra el mandatario norteamericano, quien este 20 de enero deja la Casa Blanca.
En agosto de 2020 la BBC elaboró un informe periodístico detallando a la denominada agrupación QAnon que a primera vista parece un fenómeno eminentemente estadounidense, cuyo propósito es el de denunciar una supuesta teoría de la conspiración según la cual el principal adversario de Trump es un «Estado profundo» controlado en secreto por una élite que practica la pedofilia y el satanismo.
QAnon fue noticia en Estados Unidos a mediados del año pasado luego de que Facebook anunciara el cierre de más de 790 grupos, 100 páginas y 1.500 anuncios vinculados a la teoría conspirativa por considerar que era información falsa propalada por sectores que hacían apología a los métodos violentos.
La red social -que dijo haber tomado esa medida como parte de sus esfuerzos por combatir «a organizaciones y movimientos vinculados a la violencia»– también impuso «restricciones» a otros 1.950 de esos grupos, 440 de sus páginas y 10.000 cuentas de Instagram.
¿Qué significa QAnon?
4chan es un foro muy popular en internet donde cualquier persona puede publicar comentarios y fotografías de manera anónima. Allí, en octubre de 2017, un usuario anónimo llamado «Q» dijo ser un miembro del gobierno de EE.UU. con gran acceso a temas de seguridad.
De allí viene el nombre, de la letra «Q» y las primeras letras de la palabra «anónimo».
Si bien Trump nunca ha hablado de manera directa sobre QAnon y tampoco escribió la palabra en la que fue su cuenta de Twitter, hoy suspendida, ello no evita que sus seguidores busquen señales de validación en sus expresiones todo el tiempo.
Pero QAnon -que antes ya había sido objeto de purgas en Twitter- sigue más que presente en Facebook, incluyendo páginas o grupos que operan en y desde América Latina.
El diario La Nación de Costa Rica, por ejemplo, publicó una investigación sobre la página QAnon en ese país centroamericano creada el junio pasado con más de 6.700 seguidores.
También está el grupo «Q Anon en Argentina», creado un par de semanas después que la página costarricense, el 14 de julio de 2020, con 4.183 miembros para ese momento.
Más viejo, pero con menos seguidores, es el grupo «Qanon Colombia», que opera desde los primeros días de noviembre de 2019, el cual cuenta con más de 1.700 «anons», como se llaman a sí mismos los seguidores que denuncian esta teoría conspirativa.
Los «anons» colombianos también pueden recurrir a «Qanon en Colombia y el mundo», que ha superado las mil adhesiones desde su fundación el pasado 16 de junio.
Una rápida búsqueda en Facebook también revela «grupos QAnon» en México, Guatemala, Panamá, Brasil y Uruguay, con diferentes fechas de nacimiento, así como la existencia de un grupo «Qanon Latinoamérica», creado en mayo de 2020 con más de 4.000 miembros.
«Información alternativa»
Las referencias a Trump y su supuesta lucha contra el «Estado profundo» abundan en los grupos de QAnon latinoamericanos, pero al igual que muchos de sus similares en EE.UU., estos no se limitan a esa particular teoría conspirativa.
Los mismos dan además regular cabida a argumentos en contra de las vacunas anti Covid-19, el cambio climático y la gravedad de la pandemia de coronavirus, entre otros posicionamientos polémicos a menudo basados en datos e informaciones cuestionables.
Entre los propósitos de sus críticas, además de los rivales del saliente mandatario estadounidense, también figuran políticos locales. Desde «QAnon Costa Rica», por ejemplo, se difunden noticias falsas, se organizan protestas para derribar al gobierno (de Carlos Alvarado) y se promueve el consumo de dióxido de cloro.
Aunque para Milthon Agüero, un peruano miembro del grupo «Qanon Latinoamérica», lo que se comparte en ese tipo de grupos no son noticias falsas ni teorías de la conspiración, sino «información alternativa» a la de los «medios oficiales», a los que este publicista de 32 años dice no creerles.
Para Javier Babino, quien es miembro de «Q Anon en Argentina», el surgimiento de grupos similares en varias partes del continente es precisamente la prueba de que cada vez más gente está «despertando».
«El despertar»
«Despertar es saber cómo funciona realmente el mundo, quién lo hace funcionar y de qué manera. Y en ese despertar entendés que muchas cosas que nos han inculcado no son la verdad», explica Babino.
«Despertar es quitarse el velo y descubrir que ¡ah, el que yo votaba no era el que en realidad me estaba gobernando a mí!», resume.
Desde esta particular visión que parece ser el principal factor común entre los anons, no son sólo los políticos los que carecen de credibilidad: a la camarilla secreta que mueve los hilos también pertenecen artistas, científicos y todo tipo de figuras prominentes o en posiciones de autoridad y de tendencia «liberal».
Al hacer un rápido recorrido por los grupos de QAnon en América Latina inmediatamente remite a un extenso catálogo de noticias falsas, como una portada manipulada de Time que da cuenta del supuesto arresto del papa Francisco por sacrificar niños, una inexistente manifestación contra la pedofilia en frente del Palacio de Buckingham o la supuesta ejecución de la cantante Celine Dion por satánica.
Medidas insuficientes
Al igual que para el presidente Trump, en el sentir de los anons las noticias falsas son las que propagan los grandes medios y no las que ellos comparten a través de sus redes sociales.
Y, desde esta lógica, los esfuerzos por combatir la diseminación de sus acusaciones y teorías no son sino una prueba del esfuerzo de las élites por evitar que se conozca la verdad. Así las cosas, el ser sujeto de restricciones por parte de Facebook parece ser motivo de orgullo para grupos como «Qanon en Colombia y el mundo», que actualmente presume en su foto de perfil de una reciente notificación de la empresa de Mark Zuckerberg.
Y muchos, como Milthon Agüero, no se topan con grupos como «Qanon Latinoamérica» por casualidad, sino porque buscan esa «información alternativa» activamente.
El factor Trump
Estos grupos destacan que Trump, como presidente de la principal potencia mundial no esté a favor de la información oficial y además está jugando una pulseada contra los poderosos del establishment norteamericano al que no le conviene que el magnate neoyorquino siga en la Casa Blanca, resaltando casos como el de Jeffrey Epstein o las millonarias contribuciones de la Fundación Bill y Melinda Gates a la OMS, que según su percepción, son evidencia de la conspiración elitista denunciada por QAnon.
Con sus polémicas actuaciones el mandatario estadounidense está atizando teorías de la conspiración porque es lo que le conviene. Y en ese contexto, lo único que puede hacer es evocar amenazas imaginarias que juegan con los prejuicios de sus seguidores, junto con teorías de conspiración que resuenan con su miedo y envidia en su base electoral, cuyo sectores mayoritarios defienden la supremacía blanca.
«QAnon es solo el ejemplo más ridículo de este género, que retrata a Trump como el héroe que nos defiende del mal invisible», fue la caracterización que hizo de este grupo el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel (2008), Paul Krugman.
Trump es sin duda su protagonista más importante y el mayor beneficiario de esta forma de hacer política, no en vano logró más de 70 millones de votos en los comicios de noviembre, aunque no obtuvo la reelección. Una manera de hacer política que también está presente en América Latina, como parecen evidenciar las posturas políticas polémicas de algunos políticos de la ultraderecha.