¿Por qué Ecuador expulsó a Julian Assange de su embajada en Londres?

CRONICÓN.NET /

El mandatario ecuatoriano Lenín Moreno Garcés atendió la exigencia del presidente estadounidense Donald Trump, quien pidió la extradición del fundador de WikiLeaks, asilado en la embajada de Ecuador en Londres desde junio de 2012.

La razón principal de la actitud del presidente ecuatoriano para entregar al australiano Julian Assange radica en su afán por acercarse a Washington y tratar de borrar de un tajo el legado de su antecesor Rafael Correa Delgado.

En Estados Unidos existe una acusación contra Assange por un supuesto complot para conseguir cables diplomáticos.

Más allá de la justificación basada en supuestos incumplimientos de un protocolo imposible de cumplir (Assange no podía opinar de nada y sus movimientos estaban totalmente controlados y limitados en la sede diplomática ecuatoriana por orden de Moreno Garcés), su detención fue por razones estrictamente políticas.

El Presidente del Ecuador venía preparando la estocada final contra Assange desde el mes de julio de 2018, cuando el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, lo visitó en Quito para abordar algunos temas de la agenda entre ambos países.

Pence le transmitió a Moreno el interés del gobierno de Trump para que el fundador de WikiLeaks fuera entregado a las autoridades británicas y de esa manera Estados Unidos requerirlo en extradición.

Desde entonces, el gobierno de Moreno se ha mostrado totalmente obsecuente ante los dictados de Washington, asumiendo una agenda pro estadounidense: atacó a la Unasur, un proyecto común de integración de los países de Suramérica, enfatizando su respaldo a la OEA; apoyó la intervención en Venezuela; defendió a la empresa Chevron en su disputa con Ecuador por la contaminación que había provocado en la Amazonia; implementó una estrategia de privatización de las empresas estratégicas del Estado; y puso en marcha una serie de políticas neoliberales.

A cambio, el Ecuador recibirá un crédito de 10.200 millones de dólares por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros seis organismos multilaterales que actúan bajo la égida de Washington. No obstante que los desembolsos están condicionados a la aplicación de un plan de ajuste económico con medidas antipopulares que se establecen en una carta de intención presentada por el gobierno de Moreno al FMI.

Tras la reunión de Moreno con Pence, el propio expresidente Rafael Correa advirtió que “los días de Assange en la embajada de Ecuador están contados”.

Ahora, en manos de las autoridades inglesas, se da por descontado que el ciberactivista que también es ciudadano de Ecuador será deportado a Estados Unidos, donde tendrá que rendir cuentas por haber develado cables diplomáticos que dejan al descubierto las actuaciones internacionales de Washington, las cuales incluyen chantajes, golpes de Estado, traición a sus propios aliados, creación de milicias para derrocar gobiernos, entre otras trapisondas.

La decisión de abandonar a Assange y ponerlo a disposición de las autoridades británicas no solo viola la Convención de Ginebra que es muy clara en cuanto a que no se puede entregar a alguien que es perseguido político y que había recibido asilo del Estado ecuatoriano, sino que además evidencia la actuación del gobierno de Moreno de cumplir todas las exigencias de Estados Unidos.

“WikiLeaks, servicio de inteligencia hostil”: Trump

Si bien Estados Unidos ha tenido en la mira a Assange para procesarlo penalmente por haber mostrado al mundo los sucios procedimientos que utiliza Washington en su política internacional, difundiendo millares de cables a través de su sitio WikiLeaks, el fiscal general durante la administración de Barack Obama, Eric Holder, se negó a avanzar en la acusación en contra del ciberactivista australiano argumentando que no podía juzgarlo sin entrar en conflicto con la primera enmienda de la Constitución estadounidense que garantiza la libertad de expresión.

Con el gobierno de Trump las cosas arrancaron bien porque las publicaciones de WikiLeaks sobre su rival en la contienda presidencial Hillary Clinton le dieron una gran mano para ganar la elección. El hoy mandatario estadounidense llegó a tuitear: “Amo a WikiLeaks”. Pero las cosas cambiaron rápidamente cuando el sitio de Assange publicó “Vault 7”, la mayor filtración de documentos de la CIA en la historia de la agencia. A partir de entonces, el gobierno de Trump definió a WikiLeaks no como un medio de comunicación, sino como un “servicio de inteligencia hostil, no estatal” y la investigación penal en su contra cobró nuevo impulso con nuevas medidas y citaciones de testigos.

La extradición de Assange y su inmediato procesamiento una vez arribe a Estados Unidos es una lección que busca dar la Casa Blanca al mundo, en el sentido de mostrar que no puede ser ejemplo alguien que denuncie las atrocidades que comete esta potencia occidental, sea en Irak, Afganistán, Libia, o sea donde sea.

Reacción de Rafael Correa

Por su parte, el expresidente Rafael Correa, quien durante su gobierno concedió el asilo diplomático a Assange, reaccionó a través de su cuenta de Twitter, ante su detención en la legación diplomática ecuatoriana en Londres. Escribió:

“El traidor más grande de la historia ecuatoriana y latinoamericana, Lenín Moreno, permitió que la policía británica entre a nuestra embajada en Londres para arrestar a Assange. Moreno es un corrupto, pero lo que ha hecho es un crimen que la humanidad jamás olvidará”.

“’Decisión soberana’, bonita etiqueta para la traición, la entrada de policía extranjera en nuestra Embajada, y la entrega de un ciudadano ecuatoriano. ¡Pocas veces se ha visto tanta cobardía y miseria humana! La historia será implacable con los culpables de algo tan atroz”, añadió Correa.