ONU y UE rechazan traición del gobierno español de Pedro Sánchez al pueblo saharaui y su apoyo al autócrata de Marruecos

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español en visita al dictador marroquí, Mohamed VI.

EDICIÓN SÍNTESIS INFORMATIVA /

El gobierno de Pedro Sánchez y el mal denominado Partido Socialista Obrero Español (PSOE) han quedado aislados no sólo de sus propios aliados en el Ejecutivo y el Legislativo, sino que tanto la Unión Europea (UE) como la Organización de Naciones Unidas (ONU), luego del escandaloso espaldarazo colonialista que le brindó al reino de Marruecos en contra de la independencia del Sahara Occidental, no han visto con buenos ojos dicha postura entreguista.

El vocero de la ONU, Stephane Dujarric, señaló que el conflicto del Sáhara Occidental debe solucionarse con un compromiso pleno de las partes con el proceso político facilitado por esta organización, lo cual implica la libre determinación del pueblo saharaui en el marco de las disposiciones conformes a los principios y propósitos internacionales.

El Gobierno de Sánchez, que aún y cínicamente se denomina “socialista”, dio la espalda el pasado 18 de marzo a la reivindicación soberana de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) al apoyar los propósitos anexionistas de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.

Múltiples sectores sociales y políticos de España se han manifestado apoyando la heroica lucha del pueblo saharaui y expresando su repulsa al cambio de postura del Gobierno de Madrid respecto del diferendo en el Sáhara Occidental.

En efecto, la pérfida actitud de Pedro Sánchez constituye una segunda traición de España al pueblo saharaui y a su anhelo de independencia. Como lo recuerda el editorialista del periódico La Jornada de México, la primera fue la entrega del Sáhara Occidental, su colonia durante medio siglo, a Rabat, por medio de un acuerdo pactado por los reyes Juan Carlos I de España y Hasán II de Marruecos. El retiro del país europeo dio lugar a una inmediata invasión de las tierras saharauis por tropas marroquíes y mauritanas y a la proclamación de la RASD, la cual libró una guerra desigual contra ambas naciones agresoras. Posteriormente, Mauritania renunció a la parte del territorio que reclamaba y reconoció al gobierno del independentista Frente Polisario, pero Marruecos se adueñó del 65 por ciento de la RASD, con la cual se encuentra en guerra desde entonces, a pesar de diversos ceses del fuego. Hasta la fecha, Rabat basa su dominio en un muro que parte en dos el Sáhara Occidental, en la imposición de un régimen de terror y violaciones a los derechos humanos en la porción bajo su control –que incluye la capital, El Aaiún– y en la explotación ilegal de los recursos naturales saharauis, especialmente los yacimientos de fosfato.

El vergonzante viraje del gobierno de Sánchez ha generado además malestar en la clase política española, particularmente en sus aliados, como la formación de izquierda Unidas Podemos, cuyos voceros han expresado de manera tajante que no comparten el cambio de postura frente al asunto saharaui.

Tal voltereta del inquilino de La Moncloa ha llevado también a una crisis diplomática con Argelia, país que respalda a la RASD frente a Marruecos. Es evidente que Madrid ha decidido traicionar una vez más a la población de la antigua colonia española con el propósito de normalizar sus relaciones con la dictadura marroquí de Mohamed VI, en una movida política carente de los más elementales escrúpulos y dictada por un “pragmatismo” extremo que se contrapone a la legalidad internacional y a las resoluciones de la ONU sobre el Sáhara Occidental.

La heroica lucha del pueblo saharaui por su independencia.

Este es un capítulo más de que el Estado español viene siendo objeto de mucho tiempo atrás de un permanente chantaje por parte del dictador marroquí, pisoteando el principio de la autodeterminación del pueblo saharaui frente a la ocupación marroquí de su territorio.

La posición miserable y pérfida del Gobierno de España se da a cambio de que Marruecos impida, manu militari y tras millonarias contrapartidas, el paso de migrantes africanos hacia el país ibérico que arriesgan sus vidas en pateras o sorteando las vallas de Ceuta y Melilla.

Lo anterior contradice la hipócrita postura de Sánchez que “gustoso” se apresta justamente a acoger a centenares de miles de personas refugiadas que huyen de la guerra en Ucrania.

La UE expresó que el estatus de autonomía que reclama Pedro Sánchez para la monarquía marroquí, debe resolverse políticamente y conforme a las normas de Naciones Unidas, o sea, tiene que ser “justa, realista pragmática, sostenible en el tiempo y mutuamente aceptada”.

Cabe anotar que ni siquiera Estados Unidos ni Francia se solidarizaron con la medida impresentable de Sánchez.

El gobierno del PSOE con esta salida en falso en su política internacional no ha hecho sino intensificar la inestable situación que sufre el norte de África y tensa la cuenca del Mediterráneo y el Atlántico.