Nuevas Misiones para América Latina

POR MARIANA MAZZUCATO

Ahora más que nunca se necesita claridad estratégica para enfrentar tanto la crisis inmediata del costo de vida como los desafíos estructurales a más largo plazo que enfrenta América Latina y el Caribe. Los formuladores de políticas necesitarán una nueva narrativa que ponga el crecimiento impulsado por la innovación y un estado capacitado y capaz al frente y al centro.

La guerra en Ucrania y la crisis mundial del costo de vida están golpeando duramente a América Latina y el Caribe (ALC). El crecimiento en la región, que se recuperó de manera impresionante del Covid-19 para alcanzar una tasa promedio de 6,8 % en 2021, caerá a solo 1,8 % este año, con efectos devastadores para las personas más vulnerables. En comparación con 2021, la tasa de pobreza de América Latina aumentará 0,9 puntos porcentuales hasta el 33 %, y la pobreza extrema aumentará 0,7 puntos porcentuales hasta el 14,5 % en 2022.

Aun así, muchos países tienen la oportunidad de redefinir sus políticas económicas. Y aunque no hay dos países iguales en la región, sí enfrentan un conjunto común de desafíos estructurales, que incluyen la dependencia de los recursos naturales, la baja productividad, la débil capacidad del sector público y un margen fiscal estrecho.

Abordar estos desafíos estructurales requerirá una gobernanza progresiva y un enfoque en objetivos económicos claros como la creación de empleos, el aumento de la productividad, la reducción de la pobreza, el cierre de la brecha digital y la aceleración de la transición hacia la energía limpia. Para sostener esta agenda, los gobiernos necesitarán una nueva narrativa que ponga el crecimiento impulsado por la innovación al frente y al centro. Esto no quiere decir que los países de ALC necesiten la innovación disruptiva por sí misma (como se encuentra en Silicon Valley). Pero sí necesitan una innovación decidida para resolver problemas concretos y de larga data, como la creciente brecha digital y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por lo tanto, en un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones UnidasCambio transformacional en América Latina y el Caribe: un enfoque orientado a la misión– pretendo ofrecer un plan viable para la creación de riqueza en toda la región. En lugar de delinear un camino definitivo para que lo sigan todos los gobiernos, el informe proporciona un nuevo vocabulario y marco para los formuladores de políticas e identifica los tipos de políticas, herramientas e instituciones que se necesitan para impulsar el crecimiento impulsado por la innovación.

Para lograr una economía inclusiva y sostenible de prosperidad compartida, propongo que los gobiernos de ALC adopten estrategias industriales orientadas a la misión. Este enfoque pondría menos énfasis en políticas probadas y comprobadas, como las diseñadas para fortalecer la sustitución de importaciones o lograr competitividad de precios, y más énfasis en repensar el papel del Estado.

El Estado no debe verse como una barrera para el crecimiento, sino como un formador de mercado capaz y seguro que está en una posición única para aportar ambición y audacia con el fin de enfrentar los mayores desafíos de un país. Pero para que el Estado tenga éxito en este papel, los gobiernos deben establecer objetivos claros y demostrar la voluntad de utilizar todos los instrumentos a su disposición, desde adquisiciones hasta préstamos. Esa es la única forma efectiva de catalizar la experimentación de abajo hacia arriba en múltiples sectores de la economía.

Los gobiernos pueden comenzar con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y luego diseñar misiones para impulsar una movilización colectiva e intersectorial en pos de cada uno. Como deja en claro el informe, esto requerirá una estrategia clara para fortalecer las capacidades dinámicas del sector público, aprovechando nuevas herramientas y políticas orientadas a los resultados y construyendo nuevas instituciones orientadas a la misión.

Un enfoque orientado a la misión requiere el reconocimiento del tiempo que pueden tomar las transiciones importantes y de gran alcance, por ejemplo, de una economía fósil a una sostenible. Las valiosas habilidades y capacidades acumuladas en petróleo y gas pueden reorientarse para que los subsidios a esos sectores puedan reutilizarse para un cambio de dirección verde.

El informe examina ocho casos de diferentes países de ALC donde las políticas e instituciones orientadas a la misión podrían satisfacer el apetito por el cambio. Considera el problema de la dependencia de los recursos naturales, ejemplificado por el «Triángulo de litio». Enclavada entre Argentina, Bolivia y Chile, esta región, junto con Perú, posee alrededor de dos tercios de las reservas mundiales de litio. Pero si bien el litio es crucial para impulsar tanto la digitalización como la transición energética global, Chile, Bolivia y Argentina han luchado por lograr una correcta gobernanza del desarrollo de la región, porque han permitido que la extracción de recursos impulse un crecimiento sin dirección.

Al colocar un recurso natural como el litio en el centro de una misión específica, por ejemplo, para descarbonizar la economía, los formuladores de políticas pueden remodelar el sistema de incentivos. En lugar de alentar la explotación sin sentido de los recursos naturales, pueden garantizar que las rentas se reinviertan en actividades más innovadoras y gratificantes. A través de este tipo de enfoque estratégico e intersectorial, Argentina, Bolivia y Chile pueden transformar su maldición de recursos en una oportunidad para un rápido progreso social y ambiental.

Asimismo, los países del Caribe tienen la oportunidad de ecologizar el sector turístico en toda la cadena de suministro, desde el transporte hasta la construcción. Al adoptar la preservación de los océanos y los fondos marinos como una misión política ambiciosa, los gobiernos pueden fomentar la innovación y la inversión en múltiples sectores, siguiendo el ejemplo establecido por Barbados bajo su inspiradora primera ministra, Mia Mottley.

En última instancia, el informe de ALC trata de forjar un nuevo contrato social entre el Estado, las empresas, los trabajadores organizados y los ciudadanos comunes. Un Estado más audaz y más capaz puede ser un mejor socio para las empresas, allanando el camino para nuevas asociaciones público-privadas que maximizarán los beneficios públicos en lugar de solo las ganancias privadas. Un elemento crucial del enfoque orientado a la misión es hacer que el Estado recién empoderado rinda cuentas a través de una mayor participación ciudadana.

Ahora más que nunca se necesita claridad estratégica para enfrentar tanto la crisis inmediata del costo de vida como los desafíos estructurales a más largo plazo de la región. Afortunadamente, existe un creciente sentido de urgencia y propósito dentro de los gobiernos progresistas de ALC. Con un enfoque orientado a la misión, pueden comenzar a redirigir el crecimiento hacia un futuro más inclusivo y sostenible. Espero que el informe ayude a mostrar el camino.

@MazzucatoM

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