Las falacias del paradigma dominante en economía

POR DIEGO OTERO PRADA /

En este documento se presentan nueve falacias de la economía ortodoxa neoliberal, desde el punto de vista de los poskeynesianos y de la Teoría Monetaria Moderna (MMT). Para ello se ha utilizado el libro Macroeconomics de Randall Wray, William Mitchell y Martin Watts, especialmente el Capítulo 8, intitulado: The Use of Framing and lenguaje in Macroeconomics, así como textos de Stephanie Kelton.

Es importante conocer los argumentos de los heterodoxos en economía contra los economistas conservadores neoliberales e, infortunadamente, contra algunos progresistas que siguen varias de las falacias de la doctrina dominante.

Las economías heterodoxas como las poskeynesianas son un cambio total de paradigma, que son un ataque frontal a la economía ortodoxa neoclásica y sus variantes. El cambio es profundo y para entrar a estas teorías hay que olvidarse de todo lo aprendido en las universidades sobre macro y macroeconomía. Olvidarse de los libros de Gregory Mankiw y Olivier Blanchard, entre otros. Aquí se entra en un nuevo mundo completamente diferente.

Importante entre los predecesores a la MMT fue el economista británico Wynne Godley, quien desarrolló los modelos de contabilidad “balances financieros sectoriales” para estudiar las economías nacionales, un instrumento utilizado por todos los partidarios de la MMT.

El periodista económico inglés Martin Wolf dio crédito al marco analítico de «balances financieros sectoriales» de Godley en un análisis de 2012 de la Gran Recesión. Wolf explicó: «La idea esencial es que dado que el ingreso tiene que ser igual al gasto de la economía en su conjunto (que es lo mismo que decir que el ahorro es igual a la inversión), las sumas de la diferencia entre los ingresos y los gastos de cada uno de los sectores de la economía también deben ser cero. Estas diferencias también pueden describirse como ‘balances financieros’». Por lo tanto, si un sector gasta menos que su ingreso debe acumular compras (netas) en otros sectores. El punto crucial es que, dado que los saldos sectoriales deben sumar cero, un aumento en el déficit de un sector debe ir acompañado de un cambio compensatorio en los demás. De ahí se sigue que, si el déficit fiscal aumenta, la suma de los excedentes de los otros sectores de la economía debe aumentar de manera precisamente compensada. Wolf explicó que un gran aumento en el balance financiero del sector privado provocó un gran aumento en los déficits gubernamentales. (Wolf, M., 26 february  2018).

Dirk Bezemer argumentó que Godley era notable por ser uno de los relativamente pocos economistas en predecir la naturaleza de la recesión con bastante anticipación, y por hacerlo sobre la base de un modelo formal (Bezemer, 16 June 2009 y Jonathan, 10 september 2013). ​

Los balances sectoriales

Una herramienta utilizada por la Teoría Monetaria Moderna (MMT) es la de los balances sectoriales, que es necesario explicar para entender muchos de sus análisis. Este análisis de balances sectoriales los comenzó el inglés Wynne Godley en los años ochenta para estudiar las economías británica y estadunidense.

Se parte de las cuentas nacionales en que se divide a la economía en tres sectores: el gobierno, el sector privado y el sector externo, cada uno con sus propios balances.

Sean las siguientes definiciones:

  C= consumo final

  I= inversión total privada

  G= gastos del gobierno

  T= impuestos

  X= exportaciones

  M= importaciones

  FNI= flujo neto de ingresos del exterior

  BCC= balance en cuenta corriente

Entonces el Producto Nacional Bruto (PNB) es igual a:

PNB= C+I + G +(X-M) +FNI                (1)

Sustrayendo T de ambos lados de la ecuación y reordenando se llega a:

(GNP-C-T)-I = (G-T) + (X-M+FNI)       (2)

(GNP-C-T)-I es el ahorro total neto del sector privado doméstico

S= GNP-C-T es el ahorro total de los hogares

BCC= X-M+FNI

De donde, reordenando ecuación (2):

(S-I) + (T-G) + (-BCC)= 0             (3)

La suma de los diferentes balances debe ser igual a cero porque los gastos deben ser igual a los ingresos

-(X-M+FNI) es el negativo del balance financiero del sector externo

T-G es el balance financiero del gobierno que se encuentra en déficit si los gastos son mayores que los impuestos

S-I es el balance financiero primario del sector doméstico que es positivo si el sector gasta menos que su ingreso y, por lo tanto, está aumentando su stock neto de activos financieros. Y si es negativo, el sector gasta más que su ingreso total y está reduciendo su stock neto de activos financieros. Los activos comprenden activos financieros (acciones, depósitos bancarios, bonos, dinero) y activos reales (equipo, bienes inmuebles).

Reordenando la ecuación (3) se tiene otra versión de la ecuación de los balances sectoriales.

(G-T)=  (S-I) –BCC   (4)

La expresión en el lado izquierdo es el balance del gobierno. En las dos expresiones del lado derecho se tienen el balance del sector no gubernamental doméstico y el balance del sector externo, que son la base para el análisis de muchos de los argumentos de la MMT.

De la ecuación (4) se puede verificar que nunca los tres sectores pueden estar simultáneamente en déficit o superávit, por lo menos uno debe estar en déficit o superávit.

Lo más común es lo que se llama el doble déficit, del gobierno y el sector externo. O superávit del gobierno, déficit del sector externo y superávit del sector privado.

Primer análisis: supóngase un déficit en la cuenta corriente de cero y un superávit de billones en el sector privado. De la identidad de ecuación (1) el   gobierno tendría un déficit de 10 billones de pesos. En esta situación el sector privado nacional acumulará 10 billones de riqueza financiera neta durante el año consistente en pasivos del sector gubernamental.

Segundo análisis: supóngase un déficit en la cuenta corriente de 10 billones de pesos y un excedente de 5 billones de pesos en el sector gobierno. De la ecuación contable (1), entonces el sector privado tendrá un déficit de 15 billones de pesos.

Tercer análisis: déficit gemelo. Ahora se tienen déficits en el sector externo y en el gobierno de 10 y 15 billones de pesos respectivamente. Lo mismo, de la ecuación (1) se tiene que se producirá un superávit de 15 billones de pesos.

Las falacias de la ortodoxia

Brevemente voy a exponer nueve falacias de la economía ortodoxa dominante. Para un análisis más completo y detallado ir a las referencias mencionadas en la bibliografía.

Primera falacia: el gobierno enfrenta la misma restricción presupuestaria que un hogar

Los ortodoxos igualan el gasto del gobierno con el de un hogar, analogía que es falsa ya que los hogares tienen limitaciones para gastar, porque fuera de sus ingresos deben endeudarse y esto tiene límites para ellos.

Los gobiernos que emiten su propia moneda pueden gastar antes de que coloquen impuestos o se endeuden. Un gobierno con soberanía monetaria nunca tendrá restricción de recursos en un sentido técnico y puede tener déficit indefinidamente sin riesgo de insolvencia. Ejemplos: Japón, en los últimos 30 años, y los Estados Unidos, que en los últimos 50 años solamente en tres ha tenido superávits.

Segunda falacia: los déficits fiscales (o superávit) son malos (o buenos)

Teóricamente los déficits o superávits fiscales no son buenos o malos en sí. Todo depende del contexto.  Si el gasto del sector no gubernamental es insuficiente para asegurar una utilización plena de los recursos de una sociedad, el déficit fiscal del gobierno es requerido para lograr unas metas socioeconómicas de bienestar y pleno empleo.

Igualmente ocurre con los superávits fiscales, ellos pueden ser necesarios para contener la demanda agregada nominal y evitar la inflación. Pero pueden ser perjudiciales si hay déficit en la cuenta corriente y llevan a un déficit en la cuenta del sector no gubernamental, que afecta el ahorro del sector privado al disminuirlo. Un déficit fiscal implica un superávit del sector privado, que significa que aumenta la riqueza de este a través de la adquisición de activos financieros.

Si no hay sector externo, el déficit del gobierno es igual al superávit de sector privado, o sea para este los ingresos son superiores al gasto, y esa diferencia se refleja en adquisición de activos. En esta forma, superávit del gobierno destruye riqueza privada al forzar al sector privado a liquidar su riqueza para obtener dinero, lo que es inflacionario.

Si incluimos ahora al sector externo, un ´déficit en la cuenta corriente con   superávit fiscal, implica un incremento en la deuda del sector privado doméstico, que, si bien, en el corto plazo puede reflejarse en crecimiento, en el largo plazo conduce a recesión, como ocurrió en los Estados Unidos.

Por otra parte, el déficit fiscal hace una contribución positiva a la riqueza neta financiera del sector no gubernamental, porque los déficits fiscales son la única fuente para obtener un resultado positivo neto de la riqueza, ya que todas las transacciones entre agentes en el sector privado llevan a un saldo neto de cero, es decir, unos adquieren pasivos igual a los pasivos.

Cuando el gasto privado cae, y el déficit aumenta, la decisión económica correcta es aumentar el gasto público discrecional, no cortarlo. El gobierno nunca juega para tener un déficit fiscal, si este resulta depende de la operación de la economía.

Tercera falacia: el superávit fiscal contribuye al ahorro nacional

La idea del ahorro de un hogar, que deja de consumir hoy para gastar en el futuro no se aplica a los gobiernos. Este no necesita a priori fondos para gastar y entonces no necesita ahorrar.

Un superávit fiscal perjudica al sector privado porque destruye riqueza de este. Si el balance sectorial externo es cero, un superávit fiscal implica un déficit del sector privado, es decir, los gastos son mayores que los ingresos y debe deshacerse de activos financieros para sobrevivir, lo que significa desahorro.

Cuarta falacia: la situación fiscal debería ser balanceado durante el ciclo económico

Es la idea de los ortodoxos de que si durante recesiones se produce déficit fiscal este debe ser superado en los tiempos de expansión para obtener un superávit y que el efecto neto sea cero.

Para los economistas de la MMT que persiguen metas funcionales como el pleno empleo, el resultado fiscal debe ajustarse respectivamente. Es muy difícil colocar una meta y cumplirla por los cambios en el gasto privado. En cierto modo los resultados fiscales son endógenos. En esta forma, “una estrategia responsable para un gobierno es permitir que su balance fiscal se ajuste al nivel de gasto requerido para lograr el pleno empleo dado las decisiones de gastar del sector no gubernamental, sin importar  el estado del ciclo económico”.

Quinta falacia: Los déficits fiscales incrementan la tasa de interés y dan lugar a crowding out porque compiten con recursos de ahorro escasos del sector privado económico

Este es el argumento más fuerte de los ortodoxos contra los déficits fiscales, la idea de que los préstamos del gobierno compiten con los del sector privado dentro un mercado limitado de ahorro, que hace subir las tasas de interés. Las respuestas de la MMT son:

Primero, los déficits del gobierno estimulan el crecimiento y el ahorro privado a medida que el ingreso crece. Segundo, los dineros que el gobierno obtiene cuando vende bonos al sector no gubernamental originan riqueza por los activos financieros creados por los déficits pasados. Tercero, los préstamos de los bancos no están restringidos por sus reservas, sino que estos prestan a los que tienen buen crédito. Y si los bancos no tienen reservas suficientes los prestan en el mercado interbancario o pueden solicitar préstamos al banco central.

Por otra parte, los bancos centrales controlan la tasa de interés de acuerdo con las metas de estos, y utilizan la deuda del gobierno como una estrategia para cumplirlas.  Así que no hay ninguna razón para que los déficits fiscales lleven a un aumento de las tasas de interés, más bien ayudan a que estas caigan.

Sexta falacia: los déficits fiscales significan impuestos más altos en el futuro

Dentro de la MMT esto no es cierto porque los gobiernos no necesitan únicamente impuestos para que pueda realizar su política de gastos.

Los impuestos cumplen varias funciones en la MMT: eliminar las injusticias sociales; promover o desincentivar actividades; disminuir la capacidad de compra para atenuar la demanda agregada con el fin de crear un clima no inflacionario; y promover oferta de bienes y servicios del gobierno a los individuos privados a cambio de los fondos necesarios para extinguir los pasivos de impuestos.

Séptima falacia: el gobierno perderá espacio fiscal (o dinero) si se excede en el gasto

Los ortodoxos dicen que los gobiernos deben vivir dentro de sus propios medios como un hogar. Para los economistas de la MMT el espacio fiscal se define el conjunto de bienes y servicios disponibles para la venta en la moneda de emisión y que el gobierno puede utilizarlos para el cumplimiento de su programa socioeconómico. Y el gobierno con soberanía monetaria siempre puede comprar lo que quiera en su propia moneda.

Los ortodoxos tienen otros mitos como que las pensiones y los sistemas de salud pública son insostenibles en el futuro y que los gobiernos estarán en riesgo de cesación de pagos si la relación de la deuda al PIB pasa de un determinado umbral (por ejemplo, 80 por ciento).

En conclusión, en la medida que el gobierno solo adquiera deuda en su propia moneda y asegure que no la convertirá en otra moneda, la cesación de pagos es cero.

Octava falacia: el gasto del gobierno es inflacionario

La MMT tiene dos objeticos: el pleno empleo y baja inflación. Para esta tendencia heterodoxa la inflación no es un fenómeno monetario, sino que esta se produce cuando la demanda agregada está por encima de la capacidad real de la economía para absorberla. Es decir, cuando ya no hay recursos disponibles, naturales, de mano de obra, de máquinas, de capacidad instalada, en otras palabras, si hay problemas de oferta. En este momento hay que bajar el gasto y es posible que se logre un superávit fiscal.  Hay otros factores que pueden influir en la inflación como un incremento en los precios de las materias primas, salarios muy por encima de la productividad laboral promedio.

Dicen los partidarios de la MMT, el suministro de crédito por el banco central, a cambio de bonos de tesorería, solo será inflacionario si no hay espacio fiscal.

Novena falacia: los déficits fiscales llevan a un gobierno grande

No existe ningún estudio económico que determine cual debe ser el tamaño óptimo de un estado, excepto que por razones ideológicas los ortodoxos defienden el estado mínimo, pero en la realidad, como lo muestran muchos análisis, el Estado no ha disminuido ni perdido poder, sino al contrario, el neoliberalismo requiere de un Estado fuerte para imponer su ideología y defender los intereses del capital financiero.

El tamaño del estado es una decisión de tipo político y el que sea pequeño no tiene ninguna base económica seria. Los déficits fiscales pueden reflejar cualquier tamaño de gobierno, aún estados pequeños requieren correr déficits fiscales para cumplir con el objetivo del pleno empleo.

Bibliografía

Bezuma, D. 16 June 2009). No one saw this coming:understanding financial crisis through accounting models. MPRA paper, No 15892.

Jonathan, S. (10 September 2013). Embracing Wynne Godley, an economist who modelled the crisis. New York Times.

Kelton, S. (2021). The deifcit myth. Modern Monetary Theory and the birth of the people´s economy.

MitchelL, W., Wray, L., Watts, M. (2019).  Macroeconomics. MacMillan International.

Mitchell, W. and Fazzi, T. (2017). Reclaiming the State.  A progressive visión of sovereignty for a post-neoliberal world. Pkuto & Press. London.

Wolf, M. (26 February 2018). Financial Times, London.