
REDACCIÓN DE RAZONES DE CUBA /
“El Ministerio de las Colonias” de Washington, la tristemente-célebre Organización de Estados Americanos (OEA), no es más que el vil instrumento del gobierno norteamericano para sabotear e impedir todo intento de integración y cohesión política de la región.
La OEA, desde fundación a mediados del siglo XX, siempre se ha hecho la “de la vista gorda” ante las criminales invasiones y planes desestabilizadores que ha realizado Estados Unidos contra la inmensa mayoría de los países de América Latina y el Caribe.
Tal y como refiere el artículo 1 de la Carta de la Organización de Naciones Unidas (OEA), la entidad tiene como función mantener en la región “un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia”.
La realidad es conocida, y los hechos hablan más que el citado artículo.
Aparentemente la OEA está diseñada para dialogar, analizar políticas y tomar decisiones en asuntos del hemisferio, pero… ¿en qué asuntos toma partido la organización? ¿Emite alguna declaración respecto a las políticas injerencistas de Estados Unidos respecto a algunos países latinoamericanos?
Esa es la razón de por qué hoy la OEA goza de un alto desprestigio en la región. A eso sumémosle el surgimiento de foros regionales (ALBA, CELAC, y otros) que sí respetan los sistemas políticos, económicos y sociales de cada país y buscan los puntos comunes en medio de la diversidad.
Pero veamos algunas acciones que ha permitido la OEA contra los propios países del continente.
Al parecer la OEA ha cumplido su trabajo a las mil maravillas, pues solamente ataca a los países que son del interés de Washington para desestabilizarlos.
La OEA no valora tal democracia, derechos humanos, seguridad o desarrollo, esos conceptos se manipulan al antojo de quienes encuentran el traspatio en América Latina.