La estrategia integral de la derecha para tratar de consolidar su hegemonía en América Latina

CRONICÓN.NET /

El autoritarismo de nueva generación, la exacerbada concentración económica en la región, la captura del Estado, el incremento de la represión para tratar de enfrentar la protesta social, las alianzas tecno-militares, el endurecimiento de los planes económicos, los recortes al gasto público, la total obsecuencia frente a los dictados de Washington, son algunas de las medidas que caracterizan el accionar de la derecha con el propósito de tratar de consolidar su poder político en América Latina y el Caribe.

Bajo el auspicio del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), se acaba de publicar el libro Contra Nuestra América: estrategias de la derecha en el siglo XXI, cuyos editores, los politólogos colombianos Jairo Estrada Álvarez, Carolina Jiménez Martín y José Francisco Puello-Socarrás, reúnen una serie de ensayos para tratar de caracterizar la impugnación al neoliberalismo en la región desde diversas dimensiones: político, militar, económico, cultural, explicando de manera pormenorizada las estrategias que utiliza la derecha latinoamericana en su afán por tratar de consolidar su hegemonía.

Para la derecha todo lo que no se encuadre dentro de la defensa de la ecuación “democracia liberal más libre mercado”, es considerado amenaza contra el orden capitalista establecido.

Enhorabuena para el campo democrático, la tendencia del proceso político en América Latina se ha caracterizado en los últimos años por la intensidad y la profundización de las luchas para enfrentar a las élites de derecha en el gobierno, que han desplegado mano dura con el propósito de lograr imponer a como dé lugar políticas antipopulares de corte neoliberal y esquilmar al Estado para su propio beneficio, suscitando múltiples escándalos de corrupción.

Las derechas, apelando a todo su arsenal económico, corporativo y mediático han tenido que disputar con los sectores progresistas el predominio de la esfera política.  En ese sentido, sigue sin imponerse una tendencia predominante en la región, más aún cuando se han registrado avances electorales importantes en países como México y Argentina, gracias al liderazgo de los hoy mandatarios Andrés Manuel López Obrador y Alberto Fernández, respectivamente, y han irrumpido masivas protestas sociales por el hastío ante las criminales políticas neoliberales en Chile, Colombia y Ecuador.

Si bien los gobiernos de derecha son mayoría en Latinoamérica, se advierte igualmente, sus serias limitaciones para erigirse en la tendencia estable predominante en el mediano y largo plazos.

Nueva derecha latinoamericana es heredera de las dictaduras militares

La derecha latinoamericana representada en algunos de sus mandatarios que apuntalan sus gobiernos a partir de políticas neoliberales.

 A continuación reproducimos el prólogo de este sugestivo trabajo bibliográfico, cuya autoría es de sus editores Jairo Estrada Álvarez, Carolina Jiménez Martín y José Francisco Puello-Socarrás.

Hace poco más de veinte años, en 1988, Franz J. Hinkelammert formuló la siguiente afirmación sobre lo que él denominara la nueva derecha en América Latina:

La actual etapa de democratización en América Latina se caracteriza por su sentido instrumental, que deja de lado toda auténtica integración participativa de la población. La nueva derecha es heredera de las dictaduras militares de Seguridad Nacional, y su vocación es asegurar el esquema de poder originado por esas dictaduras bajo formas democráticas, en beneficio de las élites y con la bendición de Estados Unidos (1998, p. 104).

Al finalizar la segunda década del nuevo milenio, el panorama político en Nuestra América sugiere la necesidad de un balance renovado sobre la relación de las fuerzas sociales, al menos desde los horizontes estratégicos y las trayectorias coyunturales.

El recambio de los escenarios políticos y sus expresiones electorales, la profundización de la crisis económica y el deterioro de las condiciones de vida, así como el empobrecimiento y endeudamiento generalizado de amplios sectores de la población, son algunos de los síntomas de una coyuntura singular en la que las fuerzas de derecha vienen desplegando una estrategia integral a fin de recuperar o fortalecer sus posiciones en la región.

El análisis de las trayectorias recientes de la derecha no supone abordar un fenómeno estrictamente coyuntural. Se trata mejor de explorar un acontecimiento de largo plazo que, con flujos y reflujos, viene construyéndose, al menos, desde la década de 1980 y en paralelo a los llamados procesos de “democratización” posteriores a las dictaduras cívico-militares registradas en el subcontinente. En este sentido, subrayamos que los episodios electorales recientes y los perfiles políticos tanto al nivel de los liderazgos individuales como desde los organizacionales, los programas políticos y de políticas públicas (económicas y sociales) que ellos encarnan, aunque mantienen una continuidad histórica también expresan nuevos modos de articulación política y modalidades novedosas en la (re)construcción hegemónica.

En primer lugar, la impronta recientemente desarrollada en las estrategias de la derecha da cuenta de pretensiones de reinvención, recobrando sus orígenes. En lo político, se ha intensificado el perfil ideológico desplazando el espectro hacia posturas ultraderechistas. El autoritarismo de nueva generación registrado durante la segunda década de este milenio definitivamente se ha exacerbado. Figuras presidenciales emergentes, vía electoral o por la inercia heredada de los “golpes blandos” institucionales, permiten una remembranza directa de las últimas (y más sangrientas) dictaduras cívico–militares y de gobiernos autoritarios que se impusieron en la región. Tal es el caso de Jair Bolsonaro en Brasil (militar retirado y melancólico de la dictadura que se impuso en ese país entre 1964 y 1985), Mauricio Macri en Argentina (beneficiario, junto a su familia, del holding Macri de las dictaduras de Onganía en 1966 y Videla desde 1976), Sebastián Piñera –por segunda vez– en Chile (exfuncionario junto a su hermano, José Piñera, durante la dictadura de A. Pinochet), Mario Abdo en Paraguay (hijo del secretario privado del dictador A. Stroessner) e Iván Duque en Colombia (retomando el “embrujo autoritario” que se impuso durante ocho años de mandato en Álvaro Uribe).

Esta matriz se ha reforzado en lo económico, por un lado y aún con variaciones sutiles según los casos, a partir de la renovación –al decir de Ruy Mauro Marini– de la antigua alianza tecno-militar en la composición de los gobiernos en cargos claves (Brasil, Paraguay y Colombia resultan ejemplos paradigmáticos); cuestión que ha incidido en la reinstalación de enfoques y referentes en diferentes acciones estatales bajo improntas autoritarias, propias de la doctrina de la “seguridad nacional” o de la recreación de la “amenaza comunista”, al tiempo que se refuerza el imaginario del Estado emprendedor, ahora conducido sin mediaciones y en forma directa por empresarios (la denominada “CEOcracia”). Por otro lado, con el endurecimiento de las orientaciones en los planes económicos y las políticas públicas, que –sin duda– se remontan a la tradición neoliberal de los ajustes macroeconómicos más ortodoxos. Es realmente sintomático que en Perú, por ejemplo, haya sido elegido como presidente uno de los arquitectos del neoliberalismo latinoamericano y global de la década de 1980, Pedro Pablo Kuczynski, quien se vio obligado a dimitir de su cargo por estar involucrado en escándalos de corrupción.

Precisamente, el aumento de los niveles de corrupción es otra línea que se desprende como rasgo de las trayectorias de (ultra)derechización reciente en Nuestra América, como se expresa, entre otros, en los procesos judiciales adelantados con ocasión de los casos de los Panamá Papers y de Lava JatoOdebrecht que involucran a altos funcionarios del Estado, así como a numerosos mandatarios y exmandatarios. Sin embargo, estos procesos judiciales no han tenido desenlaces efectivos y, antes bien, muestran altos niveles de impunidad para beneficio de gobiernos en particular y de sectores de las clases dirigentes en general.

La neoliberalización económico–política de la región pareciera retomar vigor, especialmente, cuando se sintoniza con la “recuperación” institucionalizada de los lazos políticos, las conexiones comerciales y la cooperación militar con los Estados Unidos. Las estrategias de derecha han venido propiciado nuevos escenarios, dispositivos y mecanismos para reconciliar la relativa pérdida de la hegemonía estadounidense sobre la región durante los primeros lustros del nuevo milenio. Proyectos como la Alianza del Pacífico donde participan activamente Perú, Colombia y Chile –en menor medida, México desde la asunción de Andrés Manuel López Obrador– o, recientemente, la iniciativa “PROSUR” liderada por Iván Duque y Sebastián Piñera para reemplazar UNASUR, o la reactivación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), son muestra de ello. Desde luego, la importancia estratégica hacia la Cuenca del Pacífico no ha querido descuidar el ámbito natural hoy vigente de la Cuarta Flota y el Comando Sur (SOUTHCOM) con la instalación de nuevas bases militares en la región, como aquellas autorizadas en Argentina por el gobierno Macri.

También el tipo de comando proyectado a partir de coordinaciones intergubernamentales de los gobiernos de derecha en Brasil, Colombia, Chile, Perú y Ecuador, que promueven un tipo de integración económico política pro–norteamericana mientras, al mismo tiempo, propician la desintegración de la institucionalidad latinoamericana y caribeña creada en el pasado reciente (CELAC, UNASUR, etc.). Este nuevo apuntalamiento de la hegemonía estadounidense pasa por una agresión a las experiencias políticas de Venezuela, Cuba y Bolivia que se resisten a alinderarse a la doctrina liderada por Trump.

En lo cultural, las estrategias de la derecha se tornan cada vez más influyentes para el reforzamiento de narrativas sociales discriminatorias entre crecientes sectores de la población, apuntando hacia los más empobrecidos. La construcción de matrices mediáticas, entre las que se destacan aquellas animadas por el extremismo confesional, representan vectores ideológicos imposibles de ocultar en esta coyuntura; se encuentran dirigidas a estigmatizar e incluso a criminalizar principios y valores colectivos que han sido posicionados gracias a las luchas populares, como los derechos humanos en general, los derechos de las mujeres y de la población LGTBI, de los pueblos indígenas y afros, en particular, así como el cuidado ecológico de la Madre Tierra, entre otros. Con ello, los clivajes desde lo étnico y el género, históricamente conculcados en Nuestra América, han exacerbado la intensidad característica de estos procesos de opresión social. En términos de clase, además de llevar a extremos límites los niveles de sobreexplotación laboral, han resurgido actitudes socioculturales que reflejan lo que Adela Cortina ha conceptualizado como aporofobia: el “miedo a los pobres”.

Contra Nuestra América: estrategias de la derecha en el siglo XXI es otro esfuerzo colectivo de los y las investigadoras de CLACSO y de otros centros de investigación, quienes desde distintas voces y lugares de la región realizan contribuciones para el entendimiento del momento político actual y la comprensión en perspectiva histórica de los retos populares y los desafíos políticos que implica la construcción de propuestas antihegemónicas y emancipadoras. El texto se ha organizado en tres apartados. El primero, Facetas y complejidades del actual momento político, recoge reflexiones sobre la crisis capitalista y las expresiones políticas en el orden global. El segundo, Geopolítica regional, configuraciones y estrategias de la derecha, caracteriza la impugnación al neoliberalismo en América latina desde diversas dimensiones (político, militar, económico, cultural), proponiendo aproximaciones sobre las estrategias de la derecha en la región. Y, finalmente, Nuestra América en perspectiva. Escenarios en disputa ilustra a través del análisis de trayectorias nacionales, las dinámicas, tendencias y contradicciones más recientes de los procesos políticos en curso.

El conjunto de textos que hacen parte de esta edición no solo permite acceder a diferentes análisis sobre la coyuntura latinoamericana y caribeña, considerando el proyecto hegemónico “desde arriba”, encarnado por la derecha, en sus diversas expresiones. También ofrece horizontes alternativos para el pensamiento y las praxis transformadoras “desde abajo”, tal y como lo propuso el intelectual italiano Antonio Gramsci (1923) cuando aludía al pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad. Valorar en perspectiva estratégica y hacia el futuro la realidad de la dominación y las posibilidades efectivas de emanciparnos de ella, hacen que las luchas populares que siguen vigentes –aún en medio de las adversidades– sean la esperanza viva para Nuestra América.

Bogotá, octubre de 2019.

Descargar el libro

Para descargar el texto del libro, ingresar al siguiente enlace:

https://bit.ly/3a4CFpI