La economía de México 2017: Trump, terremotos, huracanes y elecciones

POR CRISMAR LUJANO /

Viene cerrando el 2017 y México vaga por la misma senda de intranquilidad que a comienzos de año. Desde aquella estocada del primero de enero, cuando con el ‘gasolinazo’ entraron en vigor los nuevos precios de los combustibles y se alzó una ola de aumentos en el costo de productos y serviciosse supo que los meses por venir no serían cosa fácil.

En el contexto externo, la variada y larga lista de dificultades la encabezó la inminente llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Desde ahí, el magnate republicano ha pretendido cumplir, sin mucho éxito, todas sus amenazas nacionalistas, convertidas en promesas electorales. Entre esas, dos que involucran directamente a México:

– La construcción de un muro fronterizo.

– La ruptura del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) cuya -polémica- renegociación está actualmente en vías a una sexta ronda de trabajo, después que las cinco últimas se tradujeran en conversaciones sin avances significativos.

Las expectativas sobre las políticas del nuevo gobierno estadounidense, incluidos los movimientos de la Reserva Federal, han hecho mella en la ya resentida economía mexicana, agudizando las fluctuaciones monetarias, cambiarias y comerciales sin perspectivas alentadoras para el 2018. Además, como otros países de América Latina, México se vio afectado por el extenso período de desplome de los precios del petróleo, que redujo los ingresos del país y fue utilizado como justificación para terminar de completar el proceso de desmantelamiento de la paraestatal petrolera PEMEX y la privatización del sector energético impulsado desde 2014 por el presidente Enrique Peña Nieto.

A los desafíos del otro lado de la frontera, se sumaron los propios desequilibrios del modelo de desarrollo mexicano, entre los que destacan: un crecimiento empobrecedor y excluyente, alta dependencia importadora combinada con un esquema primario exportador, relaciones comerciales concentradas en oligopolios, baja productividad y una economía cada vez más financiarizada gracias a una política oficial que direcciona inmensas masas de dinero ociosas en transacciones financieras con utilidades récord pero sin reinversiones productivas.

Los números

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), si bien la economía en 2017 ha tenido un mejor desempeño de lo esperado, se experimenta una ligera desaceleración en el crecimiento. En el período abril-junio, el PIB se expandió 0,6% una décima menos que el 0,7% registrado en el primer trimestre del año. Por su parte, según cifras preliminares, para el tercer trimestre se espera un retroceso de 0,2 por ciento motivado principalmente por las afectaciones de los sismos y huracanes que golpearon al país entre julio y septiembre.

La inflación sigue siendo un dolor de cabeza para México. Durante catorce meses consecutivos, la tendencia alcista alcanzó su pico más alto en agosto con una tasa de 6,7% para luego tener un punto de inflexión en septiembre (6,35%) y un ligero repunte en octubre (6,37%). Algunos economistas auguran una moderación hasta un gradual desvanecimiento de las alzas en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que no sube los ánimos, teniendo en cuenta que:

– La cifra se mantiene alejada de la meta oficial del 3% fijada por el Banco Central de México (BANXICO).

– El aumento de la inflación se da un contexto de baja salarial. Según los resultados de la Encuesta de Compensación 2017, al cierre de este año el sueldo mínimo de trabajadores fue de 4,8% y se espera que el 2017 cierre con una merma de poder adquisitivo de 6,3%.

Más allá del TLCAN

Con toda la atención centrada en la renegociación del TLCAN, pareciera que el único reto de la economía mexicana por estos días es salir airosa en el tratado frente a EE.UU. y Canadá. Sin embargo, hay asuntos en materia de finanzas públicas que el país latinoamericano tiene pendiente atender -y resolver- en el mediano plazo, más allá del desenlace -positivo o negativo- del TLCAN. Revisamos dos:

  1. El costo financiero de la deuda pública

Según detallan cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), durante el período enero-junio 2017, el incremento de los pagos de intereses fue de 11,5% respecto al mismo período de 2016.

  1. Menos inversión pública en infraestructura

– En el primer semestre 2017, la inversión para el desarrollo de obras públicas (ejm. escuelas, carreteras, puentes, gasoductos, hospitales, etc,.) tuvo una contracción de 22,5% la caída semestral más severa de la actual administración federal.

– En 2016, la inversión física representó el 12,6%del presupuesto, su menor nivel desde 2002.

A la par hay otro asunto pendiente que empieza a acumularse. El domingo 19 de noviembre, cuando se cumplieron dos meses exactos del último terremoto, los damnificados se manifestaron en una marcha hacia el Zócalo capitalino para exigir soluciones al gobierno. Mientras esto sucede, pese a la austeridad presupuestaria y la necesidad de recursos para la reconstrucción de los espacios afectados por los sismos, el sueldo del presidente, del futuro presidente y del senado subirán en 2018, de acuerdo al Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF)  aprobado por la Cámara de Diputados.

En un panorama actual, tan frágil como injusto, no es menor recordar que México elige presidente o presidenta, senadores (128) y diputados (500)  el próximo 1 de julio. El componente electoral siempre agita, especialmente en un país que se juega su futuro político y económico en medio una coyuntura que crece como el fervor popular por la articulación de acciones concretas para romper con el ciclo de austeridad social y finalmente poner en primera línea a las mayorías tradicionalmente desplazadas.

CELAG