La democracia al estilo Trump

POR OCTAVIO QUINTERO

Es un peligro andar junto a un mal tipo; y un imposible, desarrollar una amistad sana con un insano.

Trump está llevando a Estados Unidos a la intolerancia más aguda de toda la historia de ese país y dañará más la imagen del imperio, ya de por sí repulsiva en la mayor parte del mundo.

A los desatinos intervencionistas en Latinoamérica: México, Venezuela y Cuba; a su equivocada guerra contra los humildes desplazados centroamericanos y su injusta acusación a Colombia de ser responsable del incontrolado consumo de cocaína de los estadounidenses, el “Pecos Bill” siglo XXI le retira ahora la visa a la fiscal general de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda, por haber iniciado una investigación sobre operaciones realizadas por soldados estadounidenses en territorio afgano.

Es el segundo golpe de gracia que Trump le asesta al orden internacional, después de su retiro del Protocolo de Kioto sobre el calentamiento global del que se burla diciendo que es un cuento chino (literalmente).

¿Está loco Trump?, podría preguntarse uno a primera vista. No, Trump no está loco ni es bobo, puede decirse sin duda. El flamante Presidente estadounidense está desplegando cortinas de humo para desviar la atención del mundo, y en especial de sus conciudadanos, sobre las investigaciones que se derivan del llamado “Informe Mueller” que, aunque se dijo que lo exoneraban de una eventual manipulación de su elección en el 2016, confabulado con Rusia, le siguen abiertas otras complicadas investigaciones sobre posibles actividades ilegales e irregulares en sus negocios.

Esas mismas cortinas de humo le sirven, de paso, para mantener viva la llama de sus electores duros, por describirlos de alguna forma; esos que lo eligieron cegados por su corte fascistoide, célebre al juntar millones de votos bajo la promesa de retornar “América para los americanos” (Doctrina Monroe, 1823).

La carambola es a tres bandas: distraer a la opinión pública nacional e internacional; ajustar la camiseta al pecho de todos los nacionalistas y apuntalar su reelección en el 2020.

No es de fiar un personaje como Trump. Aunque el Informe Mueller se haya entendido como una “exoneración” de que entre Trump y Putin hubo algo en el 2016, lo cierto es que la investigación del fiscal especial, “si no concluye que cometió un delito, tampoco lo exonera”, dice la periodista, Alexandra von Hahmen, del DW (un portal de TV de origen alemán).

Difícil entender que este presidente, que le cierra las puertas a la fiscal Bensouda de la Corte Penal Internacional para encriptar sus crímenes de guerra en Afganistán, sea el mismo que lidera en Suramérica, con el aplauso del Grupo de Lima y el nefasto Secretario General que tiene hoy la OEA, dizque la “restauración” de la democracia en Venezuela. Dentro de ese contexto le importa un bledo prender una “guerra fría” en América alrededor de Venezuela, por ejemplo, si eso sirve a sus intereses políticos.

@oquinteroefe