Jaque al rey: la detención de Uribe

POR HÉCTOR PEÑA DÍAZ

La casa por cárcel a Álvaro Uribe decretada de manera unánime por la sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia debe constituirse en un aprendizaje democrático para la ciudadanía. La cultura jurídica promedio deja mucho que desear, sobre todo, cuando la mayoría de los ejemplos que vemos a diario son un revoltijo de prejuicios y verdades de Perogrullo en la cabeza de las personas; por ello, se nos da tan bien el linchamiento, ya sea echándole gasolina o apedreando al presunto ladrón; o injuriando y difamando a quienes no piensan como nosotros, eso sí, siempre camuflados en la multitud donde nuestro anonimato permite ser resguardado. Más, aún, reclamamos justicia., pero cuando ella falla en contra de nuestra deja de serlo y se convierte en conspiración, cuando no en prevaricato de los jueces. Veamos el caso Uribe. Él acudió a la justicia con el fin de que se condenara al senador Ivan Cepeda por la manipulación de testigos. Eso no se probó, pero de lo que si parece haber suficientes pruebas es de lo contrario, o mejor de dicho de  lo mismo, pero en cabeza del propio denunciante. El cazador cazado. El hilo se rompe por lo más delgado. Como los ocho años de  sus dos  mandatos presidenciales están blindados por la puerta infranqueable  de la Comisión de Acusaciones, las únicas rendijas por donde puede entrar a indagar la justicia sobre sus actuaciones son el pasado anterior a la Presidencia y el presente como senador.

A Uribe le cobra un alto precio la soberbia, quizás en su fantasía por la devoción de muchos de sus seguidores se ha creído por fuera del escrutinio de la ley y como Raskolnikov en Crimen y castigo piensa que las leyes que gobiernan al resto de los mortales no le pueden ser aplicadas dada su singularidad como líder y lo elevado de sus ideales. Los jueces deben tomar las  decisiones subordinados sólo al marco legal y a lo que esté probado en el expediente. No pueden ir más allá, trátese de quien se trate. Uribe por su fuero senatorial tiene los jueces de mayor nivel y experiencia en la magistratura y debería dar ejemplo de acatamiento y respeto. Eso vale también para Duque, que demuestra con su reciente alocución y sus entrevistas en defensa de la “honorabilidad” de Uribe que está muy lejos de simbolizar la “unidad nacional” consagrada en la Constitución y se comporta, ni siquiera como el jefe, lo sabemos, sino como el vocero de un bando político, de unos intereses partidarios. La medida de aseguramiento tiene una lógica impecable: si hay pruebas que fundamentan la apertura de un juicio por soborno a testigo y fraude procesal, mal podría no hacerlo, porque uno de los supuestos de la norma penal para dictar dicha medida es “evitar la obstrucción de la justicia”, riesgo evidente en este caso. Si fuere una partida de ajedrez, los peones y alfiles han dejado un flanco abierto y por allí se ha jaqueado al rey, la partida es larga y faltan muchos movimientos, pero en este juego no son suficientes la emociones, es necesario un examen racional si se quiere llegar a buen puerto y no porque sintamos que nos es adversa la posición en la partida debemos tirar las fichas del tablero. De eso también se trata la democracia.

Testigo. m y f.  El que habla a mi favor y en contra de mis enemigos

Soborno. m.  Caricia antes de un golpe.

Cárcel, f. Casa del pobre.

Casa por cárcel. Medida para ricos porque debajo de los puentes no hay cupo.