Historia mínima de Colombia, de Jorge Orlando Melo

POR ALBERTO MALDONADO COPELLO

El reciente libro de Jorge Orlando Melo ha recibido muy buenos comentarios por columnistas y periodistas1. Dice Kalmanovitz sobre “Historia mínima” de Jorge Orlando Melo que el autor “nos entrega una pequeña obra maestra”, donde “revela una conflictiva historia política, pero también el pujante desarrollo de la economía”2. Entre las cosas que destaca en su columna señala que “el siglo XX fue de rápido desarrollo económico, gracias al café sembrado en las lomas antioqueñas y a una dirigencia conservadora más preocupada por vincular a Colombia con el mundo que en liquidar liberales.

Se desarrollaron la industria y la agricultura y el país se modernizó.” Montenegro en columna en El Espectador del domingo 15 de abril, página 37, afirma que “una de las cosas que ofrece el estupendo libro de Jorge Orlando Melo es una explicación clara y convincente de cómo se ha formado la nación colombiana a través de varios procesos simultáneos…” Uno de estos procesos es “la lenta y difícil constitución de un mercado nacional que permitiera el despegue de la economía y el crecimiento y el empleo.3” Ibsen Martínez4, por su parte afirma sobre el libro que es “un logro mayor que la inteligencia colombiana saluda ya con respeto y entusiasmo.” Héctor Abad Faciolince afirma: “No solo es uno de esos libros que nos hacían falta, sino que es un libro al que casi nada le hace falta: en su brevedad, es exhaustivamente certero, neutro, completo.5

Notables falencias

Me parece que, a esta historia mínima, le faltan cosas importantes y tiene su sesgo. El capítulo XV se llama “los grandes cambios del siglo XX” y en él Melo incluye la urbanización acelerada; salud y crecimiento de la población; la educación; la situación de la mujer; los medios de comunicación; viajes, cartas y llamadas; diversiones y fiestas; el hogar y la calle; arte y literatura; hacia una sociedad laica; ideas y creencias. No hay una sola parte en este capítulo sobre el desarrollo del capitalismo y el término apenas se menciona en las 329 páginas. El autor no solo tiene la virtud de escribir una historia mínima también logra el milagro de hacer desaparecer el capitalismo.

Durante el siglo XX millones de colombianos fueron privados de sus medios de producción y se convirtieron en trabajadores asalariados que deben vender su fuerza de trabajo a un grupo mucho menor de capitalistas que se apropiaron de los medios de producción, los bancos, el dinero, el control sobre la economía y las vidas de los demás. Durante el siglo XX se consolidó una formación económica y social con predominio del capitalismo y se extrajo trabajo excedente y producto excedente en grandes cantidades, al tiempo que se enriquecían los capitalistas industriales, comerciales, financieros y concentraban la riqueza y el ingreso, lo que condujo a que el país sea uno de los más desiguales no solo en América Latina sino en el mundo. Durante todo el siglo XX se consolidó esta enorme desigualdad y se generó una enorme masa de población sobrante relegada al desempleo, el subempleo, el rebusque, la delincuencia, la migración, la prostitución, la mendicidad. Todo esto es consecuencia del desarrollo económico “capitalista”, pero esto no fue suficiente para que Melo destacara el desarrollo capitalista como uno de los grandes cambios del siglo XX.

Cimentado en la desigualdad

El cambio más importante en la historia colombiana en dicho siglo es la consolidación del dominio del modo capitalista de producción. Esto lo decía Kalmanovitz, uno de sus comentadores (cuando se reclamaba marxista, después fue neoliberal, neoinstitucionalista, y no sabemos que se reclamará después), pero lo decía con meridiana claridad: “Volvamos a resumir: dadas todas las condiciones internas para la expansión de la actividad exportadora, y su aceleración por las favorables condiciones en el mercado mundial durante las primeras tres décadas de este siglo, el régimen social del capital y el trabajo asalariado dio un salto cualitativo y empezó a enseñorearse de la marcha económica de toda la sociedad.” (El desarrollo tardío del capitalismo, un enfoque crítico de la teoría de la dependencia, Siglo XXI Editores, Universidad Nacional, 1983, p. 82).

Dado que el capitalismo es un modo de producción que se fundamenta en la desigualdad estructural de los seres humanos y en la explotación de los trabajadores asalariados por el método sofisticado de la libertad de mercado y de contratación, es mejor para los apólogos del capitalismo no mencionarlo. Es preferible hablar de desarrollo económico en general, de progreso en general, de crecimiento en general, eludiendo el incómodo adjetivo calificativo de capitalista. Si observan las citas de Montenegro y Kalmanovitz al comienzo de esta nota, verán como también hablan del desarrollo o del progreso económico en general y no del desarrollo económico capitalista.

Desaparecer el capitalismo como modo de producción es una de las estrategias intelectuales más acostumbradas para eludir su análisis crítico. Al respecto es ilustrativa la trayectoria de Kalmanovitz: poco a poco fue abandonando su, para entonces reclamado enfoque marxista, lo que se expresó, entre otras cosas, en dejar de hablar tanto sobre el capitalismo. Pero aún en Economía y Nación, una breve historia de Colombia (Siglo XXI Editores, Cinep y Universidad Nacional,1985) donde empieza a dar el viraje, todavía hablaba del capitalismo: “El desarrollo tardío del capitalismo en Colombia es muy rápido. Genera fuerzas productivas, pero también crea monstruos y conjura fantasmas del pasado.” (p. 12).

Melo en el capítulo final “a modo de conclusión: avances y problemas”, afirma que Colombia ha tenido un desarrollo económico rápido, mejoras notables de las condiciones de vida de la población pero que a pesar de esto el desarrollo económico no redujo la desigualdad del ingreso. ¡Cómo si se tratara de cosas aisladas! ¡Cómo si el capitalismo no fuera esencialmente una relación social desigual! A pesar de esto concluye que “Colombia ha tenido éxito en su desarrollo económico…” (p. 323). La historia mínima de Melo se queda en la superficie, no explora las relaciones sociales fundamentales, desconoce la interrelación entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la creación de monstruos.

1 Melo, Jorge Orlando, Historia Mínima de Colombia, El Colegio de México, Turner, 2017.

2 https://www.elespectador.com/opinion/una-historia-minima-columna-747577

3 https://www.elespectador.com/opinion/historia-minima-de-colombia-columna-750004

4 http://www.turnerlibros.com/blank/historia-minima-de-colombia.html, https://elpais.com/internacional/2018/04/03/america/1522789764_037682.html

5 http://www.turnerlibros.com/blank/historia-minima-de-colombia.html  

Semanario Voz, Bogotá.