Grave daño a la biosfera y catastróficas consecuencias: devastación total de la Amazonía está en un punto irreversible, según investigación de la revista ‘Science’

Ecocidio en la selva amazónica.

CRONICÓN.NET /

Una investigación periodística consultando a más de medio centenar de expertos publicada por la revista estadounidense Science Magazine, da cuenta de que la deforestación es el principal factor de la destrucción de la selva amazónica, uno de los fundamentales pulmones del planeta, del que depende su sostenibilidad medioambiental.

En su edición de enero de 2023 esta publicación abre su portada con un artículo titulado ‘Perdiendo el Amazonas’. Con base en estudios de cincuenta y cuatro científicos advierte que la deforestación provocada por la actividad humana es miles de veces más rápida que la capacidad de regeneración de la selva a su propio ritmo con cada época de lluvias. La devastación se calcula ya en un 38 por ciento del territorio y las proyecciones  estiman que en los próximos 30 a 50 años, la destrucción se elevará del 50 al 70  por ciento si no se toman medidas inmediatas. El desmonte, los incendios forestales, la construcción de represas, la fragmentación de los ríos, la caza y la pesca de manera excesiva son las actividades que dañan en forma irreversible el principal pulmón del planeta, afectando en grado superlativo la biosfera, que es el sistema formado por el conjunto de los seres vivos del planeta Tierra y sus interrelaciones.

Portada de la edición de enero de 2023 de la revista estadounidense ‘Science’.

La investigación periodística advierte que la selva amazónica está cambiando rápidamente como resultado de las actividades humanas, incluida la deforestación para la agricultura, como en los campos de soja localizados en Belterra y Pará, Brasil.

Las áreas restantes de bosque están experimentando una mayor incidencia de incendios, sequías y los efectos del inapropiado uso de la tierra vecina. La selva amazónica es uno de los ecosistemas principales más vitales de la Tierra, pero está amenazada. La minería ilegal aumentó en diez años casi 500 % en las tierras indígenas de Brasil.

A lo anterior hay que agregar que un estudio de la organización MapBiomas elaborado en 2021 indica también que en las unidades de conservación la minería ilegal creció un 301 %.

Las organizaciones medioambientales coinciden en señalar que la devastación de la Amazonía en la zona brasileña en los últimos años se debió en buena medida a las políticas del fascista expresidente Jair Bolsonaro (2019-2023), quien desde el comienzo de su mandato se mostró contrario a la demarcación de tierras indígenas y fue abiertamente partidario de abrir las zonas protegidas a la agricultura y a la minería.

Todas estas afectaciones no solo amenazan la biodiversidad y la sostenibilidad vital de las comunidades locales sino que también alteran el clima a escala global.

Explotación minera con malas prácticas en la selva amazónca de Brasil.

Peligro de convertirse en un campo árido

En la edición de Science en referencia se atribuye el alto índice de deforestación de la selva amazónica a las demandas del mercado de exportación, por un lado, y a los vaivenes del calentamiento global, por el otro, todo lo cual podría llevar a que ese extenso territorio suramericano pase de ser un denso bosque verde cerrado a un gran campo árido y sin árboles.

Los científicos consultados explican que los procesos evolutivos, climáticos y geológicos que transformaron el planeta durante millones de años, ahora cambian en pocas décadas. Además, la selva amazónica, que tiene la capacidad de regenerarse a su propio ritmo con cada época de lluvias, ha visto frenar este fenómeno natural debido a la devastación acelerada.

«Los entornos amazónicos están siendo degradados por las actividades industriales y agrícolas modernas a un ritmo muy superior al conocido anteriormente, poniendo en peligro sus vastas reservas de biodiversidad y los servicios ecosistémicos de importancia mundial», advierten los estudios revelados por la publicación norteamericana.

«El Amazonas está actualmente encaramado a una transición rápida de un paisaje mayormente boscoso a uno no boscoso. Estos cambios están ocurriendo demasiado rápido para que las especies, los pueblos y los ecosistemas amazónicos respondan de manera adaptativa», agregan los expertos, que además advierten que en los próximos 30 a 50 años, el territorio podría tener un porcentaje de destrucción del 50 % a 70 % si no se toman medidas inmediatas.

Otros factores de afectación

Contaminación por efectos de la explotación minera en la selva amazónica.

También inciden en la afectación medioambiental de este pulmón del mundo las transformaciones realizadas en la selva para el uso del agua, como la construcción de represas, la fragmentación de los ríos, el aumento de la sedimentación por la deforestación y el impacto de la crisis climática que ocasiona que las tierras sean cada vez más áridas.

«Otras amenazas importantes provienen de la caza y la pesca excesivas, la introducción de especies exóticas invasoras y la contaminación por la extracción de minerales e hidrocarburos», añaden los investigadores.

Efectos catastróficos

Los científicos consideran que los daños en el Amazonas van a incidir a tal punto que el régimen climático, conocido actualmente por la humanidad, va a cambiar dramáticamente.

«Dado el papel descomunal del Amazonas en nuestro ciclo hidrológico planetario, se espera que la deforestación a gran escala de esta región empuje a todo el sistema terrestre a través de un umbral crítico hacia un régimen climático global cualitativamente diferente», dice el reporte.

Además, la devastación del Amazonas incidirá en importantes pérdidas de biodiversidad, lo que «tendrá consecuencias múltiples y catastróficas para el bienestar humano». Esta situación generará inseguridad alimentaria y del agua, lo que provocará «migraciones masivas e inestabilidad política».

Los especialistas explican que si el planeta no tiene un ecosistema equilibrado, en el que hace parte fundamental el Amazonas al almacenar más de 150.000 millones de toneladas de carbono, cuando el bosque esté devastado, en lugar de absorber dióxido de carbono, principal causante del efecto invernadero, empezará a emitir más de 200.000 millones de estos gases y ocasionará un problema mundial.

Selva amazónica en el estado brasileño de Pará.

En la documentada nota de Science se resalta que las políticas para prevenir los peores resultados con respecto a la devastación del Amazonas son ampliamente conocidas, sin embargo, estas acciones «deben promulgarse de inmediato».

«Necesitamos, ahora, voluntad política y liderazgo para actuar sobre esta información. Fallarle al Amazonas es fallarle a la biosfera», puntualiza la publicación.

Apoyo internacional

Entre tanto, la flamante ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, al aproximarse a su su primer mes de gestión, manifestó que la realidad ambiental de su país es «mucho peor» de lo esperado. Y que para recuperar lo perdido y proteger la Amazonia, necesitará más apoyo internacional.

Marina Silva asumió el pasado 1 de enero, luego de cuatro años en los que el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro fue repudiado internacionalmente y acusado de dejar el campo expedito para desforestar la Amazonia en beneficio del agronegocio.

«La realidad es mucho peor de lo que esperábamos, porque aquí teníamos un apagón», dijo Silva en una entrevista con AFP: «el esfuerzo no será pequeño, porque el desmantelamiento (en el Ministerio) que tuvimos en estos cuatro años, fue muy grande».

Explotación petrolera en la Amazonía ecuatoriana.

Su cartera ministerial fue ahora rebautizada con la denominación de Medio Ambiente y Cambio Climático, en sintonía con los tiempos. Y explicó que el cambio no es cosmético: «coloca la agenda ambiental en el nivel más alto de prioridad del gobierno (de Lula). Eso es un cambio compatible con lo que está ocurriendo en el mundo».

La meta de deforestación cero para 2030 es un símbolo de ese compromiso, comentó Silva: «no será un camino fácil (…) Pero vamos a intentar recuperar el tiempo perdido».

La Ministra explicó que el plan contra la deforestación está siendo restablecido, luego de la paralización de la gestión de Bolsonaro. Y agregó que el gobierno de Lula quiere que las políticas ambientales sean tratadas por 17 Ministerios.

Silva no adelantó metas numéricas, pero insistió en que no darán tregua a la deforestación ilegal: «queremos llevar al convencimiento de que no es un buen negocio destruir la selva, vamos a invertir en biotecnología, turismo, agricultura de bajo carbono y otras fuentes de generación de ingresos».

Un arroyo contaminado con petróleo en el departamento del Putumayo en Colombia.

«Nuestra meta es que con ese trabajo conjunto, podamos contribuir para retomar el control de las acciones de prevención y combate a la deforestación, y trabajar fuertemente en el ordenamiento territorial», dijo, al tiempo que explicó que la mayor parte de la deforestación ocurre en tierras públicas y espacios demarcados como «unidades de conservación ambiental» y «tierras indígenas».

Hizo énfasis en que urge un mayor compromiso internacional para enfrentar la crisis de la zona amazónica. «Si los países desarrollados no disminuyen sus emisiones de dióxido de carbono, la Amazonía será igualmente destruida», advirtió la ministra Silva.