“En el capitalismo la guerra siempre es una salida a la crisis”: Juan Carlos Monedero

Juan Carlos Monedero dictó clases recientemente en la Escuela de Verano de la Universidad de Panamá. (Foto: Larish Julio / La Estrella de Panamá).

POR JUAN ALBERTO CAJAR B. /

El politólogo y cofundador del partido español Podemos, Juan Carlos Monedero, analiza desde su particular óptica la realidad política de España y América Latina, así como se refiere a los desafíos de una izquierda ante un mundo en crisis.

Para Monedero, el estallido del 15M en 2011 representó el descontento acumulado por años tras el fin de la dictadura franquista y la llegada de la transición. Al calor de las manifestaciones en las plazas españolas y al grito de “no nos representan”, el docente universitario y doctor en ciencias políticas cofundó Podemos junto al hoy segundo vicepresidente de España, Pablo Iglesias. Un colectivo que rompió los moldes en el panorama político europeo y que desde enero pasado se convirtió en el primer partido a la izquierda de la socialdemocracia en llega al Gobierno de ese país desde 1939. La Estrella de Panamá conversó con el también escritor sobre el ascenso de Podemos, geopolítica, y su lectura sobre lo que considera la actual crisis del modelo capitalista global.

Podemos nació del 15M, contra el régimen de la transición y los partidos. Hoy gobierna con el PSOE, ¿sigue el ímpetu rebelde o ya en el Ejecutivo es otra cosa?

La noche de las elecciones (…) fue muy curioso porque ese pueblo que había llenado las calles gritando “que no, que no nos representan” nos recibió gritando en esas mismas plazas con un: “que sí, que sí nos representan” (…) no hemos ganado las elecciones, pero sí que hemos logrado romper una maldición que durante casi un siglo impedía que ninguna fuerza política a la izquierda de la socialdemocracia entrase en el Gobierno. Es seguir apelando a la gente en la calle y dándole toda la información de lo que está pasando en el Gobierno y que la gente se corresponsabilice de lo que se puede y no se puede hacer. La única manera de conseguir transformaciones reales tiene que ser en un gran proceso de deliberación. Decía Jesús Ibáñez que la antesala de una revolución siempre es una gran conversación, eso fue el 15M. La entrada de Podemos en el Gobierno no debe interrumpir esa gran conversación, sino no habrá cambio.

¿Esa “conversación” no corre peligro de quedar asfixiada desde la lógica institucional?

Hay algunas fórmulas para evitar que el Estado te termine devorando porque viene con muchos sesgos que reflejan a quienes históricamente han ganado las batallas. El Estado español tiene un sesgo de: género, clase, raza, religioso, tiene un sesgo heterosexual, solamente la correlación de fuerzas va a permitir hacer políticas públicas que no tengan esos sesgos; es obligación de Podemos abrir canales de discusión con todos los movimientos sociales a la hora de legislar.

¿Cómo buscaría equilibrar esa correlación de fuerzas?

Ante una ley presupuestaría, por ejemplo, habrá presión de los grandes capitales, los fondos de inversión, las grandes empresas. Frente a esto, la presión de la gente en la calle para que Podemos pueda defender el Gobierno. Hasta hoy el Estado ha funcionado para mantener el statu quo, nosotros queremos entrar al Estado para tener una palanca y cambiar estructuras profundas.

Durante años, Podemos criticó al PSOE por ser un “partido del régimen”…

Porque lo ha sido.

¿Cambió algo ahora?

Para el PSOE, con tanta historia y ramificaciones, es difícil acostarse siendo parte del bipartidismo neoliberal y levantarse con capacidad de revertir ese modelo (…) pero como dicen en España, “a la fuerza ahorcan”; el PSOE tenía dos opciones: hacer una gran coalición con la derecha, y eso lo hubiera llevado al basurero de la historia como a buena parte de la socialdemocracia europea, o pactar con una fuerza emergente como Podemos. Tomaron la decisión correcta, entender que tienen más luz y más recorrido recuperando las condiciones de izquierda a las que había renunciado y para eso han “podemizado” su discurso. Es verdad que, como el cuento del escorpión y la rana, la naturaleza del escorpión es picar a la rana aunque le esté ayudando a pasar al otro lado del río.

¿El PSOE como escorpión?

Lo ha sido, pero puede haber transmutado su alma. Por lo menos hay que darle el beneficio de la duda con cierta prudencia.

La socialdemocracia hoy es más bien moderada, comparada con la que impulsó el estado de bienestar europeo de los años 40 y 50 …

Se han corrido radicalmente a la derecha (…) hay un proceso de reversión de todos esos logros socialistas y esa reversión la hace a menudo la socialdemocracia y no la derecha.

¿En qué sentido?

Jesús Ibáñez decía que hay cambios de derechas que solo los pueden hacer las izquierdas. Tenía razón, porque determinados procesos de privatización, si los hubiera hecho la derecha hubieran ardido las calles, pero como los hacía la izquierda, que tenían además algún sindicato cerca, esto desalentaba a las protestas de la gente que no entendían que estos gobernaran para los ricos y privilegiados. La socialdemocracia renunció a sus principios.

¿Se puede hablar hoy de socialismo o una posición anticapitalista?

Esto es como con la gangrena; el hecho de no tener una alternativa y tener que cortar el brazo, no significa que vayas a estar contento y aceptarlo. Creo que ahora mismo no tenemos un modelo alternativo al sistema capitalista, un esquema que ha mercantilizado prácticamente todos los aspectos de nuestra existencia: beber, comer, habitar, el sexo, el deporte, etc. Cometimos un error en el siglo XX de pensar que como la estatalización de todos los medios de producción salió mal, la solución era privatizarlo todo. Claro que fue una estupidez económica que el Estado regentara todo, pero igualmente, es una estupidez económica que el Estado no tenga una banca pública o que empresas vitales para la vida de los ciudadanos estén en manos privadas.

Entonces, ¿que sería?, ¿una mezcla de modelos?

Sí. Tiene que ser a todas luces un híbrido, porque hay determinados hábitos en los que se pueden gestionar las cosas a través del mercado y otras no. Tenemos que repensar muchas de las cosas desde el punto de vista de que el sistema capitalista nos conduce al desastre… si nosotros seguimos insistiendo, por ejemplo, en la privatización del medio ambiente, el ser humano va a desaparecer (…). Hay ámbitos de la vida que no son mercancías, de la misma manera que no tiene sentido que trabajemos más horas que un esclavo en la Grecia clásica. Las grandes utopías que nos ponían en marcha en el siglo XX hoy ya no nos dicen nada, los lemas que movilizaron a la izquierda hoy en día no nos sirven. No está muy claro lo que queremos, pero sabemos lo que no queremos (…) por tanto, si somos conscientes que el capitalismo nos lleva a la depredación medioambiental, a la guerra, a la violencia o la guerra civil… tenemos que buscar alternativas. No podemos contemplar pasivamente lo que ocurre.

Cuando se habla de izquierda, salta la discusión sobre los aciertos, desaciertos y horrores de la izquierda latinoamericana y europea…

Quedémonos con los aciertos y solventemos los desaciertos, es un momento de hacer buenos diagnósticos sin ingenuidades.

¿Cómo queda Venezuela en todo el debate?, ¿es el modelo a seguir en el siglo XXI?

Nunca nadie va pensar que Venezuela es el modelo; está incapacitada por su historia. Venezuela es un país que nunca fue un virreinato porque nunca tuvo minas. De allí, su falta de estructura administrativa la condicionó la conformación del Estado. Luego en el siglo XIX estuvo atravesada por guerras civiles y en el siglo XX, cuando tienen petróleo, es cuando empieza a construir el Estado desde arriba, profundamente ineficiente hasta hoy. Ahora lo que no es justo tampoco es que a Venezuela se le acuse de todos los males del mundo. Donde ayer fue Moscú, luego fue Cuba y ahora necesitan a un enemigo, y el enemigo es Venezuela.

Entonces, ¿qué se hace ante la situación venezolana?

Tenemos que ayudar, es donde está el Papa y el expresidente (José Luis Rodríguez) Zapatero, que haya diálogo entre el Gobierno y la oposición porque no hay otra salida.

Y en el caso del chavismo, ¿que les correspondería a ellos estando en el poder?

Mostrar disponibilidad de aceptar ese diálogo, una salida que esté refrendada por la comunidad internacional, que seguramente va a tener que ver con elecciones transparentes, donde haya espacios que reconozcan que la convocatoria de esa elección sea limpia, justa, igualitaria, y que se acepte el resultado de esas elecciones.

¿Y la oposición?, especialmente la que lidera Juan Guaidó…

Guaidó es un payaso sostenido por (Donald) Trump (…) está políticamente muerto y creo que esa sobreactuación que acaba de hacer EEUU de recibirle después de no haberle recibido (al inicio) es una señal de sus problemas, porque más de la mitad de la gente que lo había apoyado hace un año, de los suyos ya no le respaldan. Para EEUU es un enorme bochorno que la persona que señaló y que supuestamente iba a tumbar en dos meses a Maduro, un año después, no solo no lo derrocó sino que perdió el apoyo que tenía.

¿Cuál es su lectura del estallido social en Chile?

El FMI nos mostró al Chile pinochetista y postdictadura como la manera eficaz del neoliberalismo de hacer las cosas, resultados económicos envidiables y una balsa de aceite en términos sociales. Todo era mentira y estalló. Eso demuestra que el principal problema del mundo es que las propuestas que busquen superar al capitalismo, llámese como lo quieran llamar, tiene que pivotar en la lucha contra las desigualdades. La crisis chilena también evidenció la doble vara de medir ante la respuesta represiva de (Sebastian) Piñera que dejó muertos y heridos; no ha recibido la misma atención que la puesta en Caracas cuando allí hubo disturbios. ¿Eso significa que en Venezuela las cosas están bien? , no. Pero tampoco están bien en Chile (…) y los que critican a Venezuela no critican a Chile, con lo cual son unos hipócritas que nunca les interesaron los derechos humanos ni allí ni en Irak, China o los Emiratos Árabes. Entonces Venezuela es la gran excusa para que Piñera pueda matar a su pueblo sin que nadie lo critique.

En términos geopolíticos, ¿como ve a América Latina?

En la región hay una disputa entre EEUU, Rusia y China, que se traduce en problemas para los pueblos. Buena parte de todas las confrontaciones se están expresando en términos de bloques.

¿No hay forma de que América Latina se desmarque de esta nueva guerra fría?

Tenemos que intentarlo, por eso el gobierno de izquierdas en España puede ayudar a revertir ese callejón sin salida. Volviendo a Venezuela, por ejemplo, si para salvarse de EEUU tiene que echarse en brazos de Moscú o Beijing, tampoco es una solución idónea. Tanto China como Rusia quieren buscar una solución hegemónica en un modelo que sigue siendo también neoliberal, por tanto, no creo que sea una gran solución.

¿Terminará en guerra esta disputa geopolítica?

No se puede descartar que las contradicciones entre estos bloques terminen en conflicto, además, la guerra siempre ha sido una solución del capitalismo en crisis (…) no pensemos que la guerra solamente va a tener una expresión con bombas. A través del modelo neoliberal se puso de rodillas a Grecia al que se le extrae un tercio de su PIB sin pegar un solo tiro. La guerra es una solución última cuando no funcionan las demás.

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