Crisis climática: “Es como si hubiera dos mundos: por un lado los negocios de los gobiernos y las empresas, y por otro el de los pueblos con sus alternativas reales”

HUERQUEN /

Entrevista con Silvia Ribeiro, investigadora social y periodista uruguaya, responsable de programas del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC) de México.

Así como cuando hablamos de crisis climática nos preguntamos ¿qué es lo que realmente está en crisis?, el fracaso rotundo de la COP25 de Madrid en un contexto de la mayor sensibilización mundial que tengamos registro, con enormes movilizaciones, con el negacionismo contra las cuerdas, con las alianzas novedosas entre sectores de lo más disímiles, nos lleva a preguntarnos ¿Quiénes realmente fracasaron?

Desde Madrid, Ribeiro nos muestra por dentro la cumbre y le da forma a los debates reales; desmenuza el 2.0 de los mercados de carbono y la ofensiva por instalar falsas soluciones con técnicas de geo-ingeniería. Mientras las potencias globales escalan su disputa como borrachos peleando en la cubierta del Titanic; y los dueños del capital, el famoso 1%, sólo atina a intentar nuevos negocios con el desastre que hicieron; los pueblos del mundo estamos llenos de alternativas concretas y andando para enfriar el planeta.

Hay alternativas concretas y potentes frente al hambre y la crisis energética, pero no vienen de la mano del capital.

¿De qué nos habla la crisis climática? ¿Qué es lo que realmente está en crisis?

Es importante entender a la crisis climática como una de las principales crisis que enfrenta la humanidad. La situación es realmente grave porque efectivamente hay un desequilibrio del clima, pero es parte de una crisis generalizada, tanto ambiental, de salud y económica en todo el planeta; económica en el sentido de injusticia, pero también dentro del propio capital digamos que hay crisis. La crisis climática responde a que hay una concentración mucho mayo del dióxido de carbono y de otros gases que se llaman “de efecto invernadero” (GEI) en la atmósfera y que jamás en la historia de nuestra especie sobre la tierra hay registro de tanta concentración de ellos. Esto hace el efecto de invernadero con la energía solar que entra a la tierra y no sale por estos gases produciendo el calentamiento global.

Es una crisis que no está separada a la crisis que hay en cuento a la devastación de la biodiversidad, la contaminación de las aguas, la liberación de tóxicos y químicos a los que estamos expuestos; contaminación aérea, de suelos, de alimentos… quiero decir que todo se trata en realidad del sistema de producción y consumo industrial que es la base del capitalismo, y que está dominado por muy pocas corporaciones. De hecho la concentración económica nunca ha sido tan grande. En este momento el 1% más rico de la población mundial tiene lo mismo que el 50% más pobre. Este afán de lucro es lo que hace que estemos ante esta crisis ambiental, de recursos, de salud y de enorme, enorme injusticia, que es el contexto de la crisis climática.

El clima del planeta interactúa con todos los sistemas vivos del planeta, entonces el desequilibrio del clima está significando un aumento de los fenómenos como huracanes, sequías e inundaciones; todos síntomas del cambio climáticos. En realidad de lo que depende es de la emisión de gases que son producidos por un sistema energético basado en combustibles fósiles: petróleo, gas y carbón, y del modelo agroalimentario industrial.

Las empresas petroleras de ninguna manera están dispuestas a renunciar a las enormes inversiones que tienen en infraestructura ni a las enormes reservas que poseen. Se calcula que a nivel de reservas hay unos 28 billones (millones de millones) de dólares de petróleo y hay una infraestructura instalada de alrededor de 55 billones de dólares a nivel mundial. Además la industria de los combustibles fósiles es la industria que más subsidios públicos reciben en el mundo. En 2015 varias organizaciones calcularon que la industria petrolera recibe 10.000 dólares por minuto de subsidios públicos… cada minuto, todos los días. O sea que además de estar destruyendo el planeta y a la vida de la gente reciben enormes cantidades de dinero que pagamos todos y todas.

Justo ahora estás en Madrid en la COP25. ¿Podrías compartirnos algo del clima en el que se desarrollan las deliberaciones? ¿Hay cuestiones en debate sobre las que los pueblos podemos esperar algún elemento concreto para mejorar la situación?

Ahora estoy hablando a fines de la cop25, del convenio marco del cambio climático. La parte de las Naciones Unidas que se dedica a este tema y teóricamente a enfrentarlo pero este convenio que se inició en la cumbre de Río de 1992 en estos 25 años no ha logrado, no sólo parar el cambio climático, sino que en muchos casos lo ha empeorado porque han permitido la instalación de los mercados de carbono.

Los Mercados de Carbono (MdC) permiten que alguien que produzca enormes emisiones de GEI (que son sobre todo dióxido de carbono pero también es el metano o el óxido nitroso) en lugar de reducirlas, en lugar de cambiar, lo que hacen es pagarle a otro país o a otro lugar bonos o créditos de carbono en supuesta compensación. Y construyen un mercado donde estos bonos se pueden comerciar. El MdC que se instaló a partir del Protocolo de Kioto no ha tenido ningún efecto en bajar las emisiones de gases porque solamente funciona como un nuevo negocio. Permite que los contaminadores sigan contaminando porque en teoría le pagan a otro para que no contamine, cuando ese otro ya no estaba contaminando. Y tienen un efecto peor porque además todos estos bonos y créditos se venden en mercados secundarios para cumplir con legislaciones como las europeas que tienen un “techo” de emisiones. Por ejemplo la Shell que es una de las principales empresas petroleras del mundo puede estar (y lo ha hecho) matando gente que se opone a la explotación petrolera en Nigeria, que además son indígenas que están en su territorio, o la Texaco en Ecuador; y al mismo tiempo decir que están conservando un bosque en ese mismo país o en el país de al lado, y por conservar sus bosque limitan y desplazan a la gente que vive ahí. O sea que además que no hacen nada para el clima tienen una cantidad tremenda de impactos sobre los pueblos que viven en los bosques o que dependen de los ciclos hidrológicos. Y después lo venden como si fueran proyectos que están “ayudando frente al cambio climático”.

Lo que hay ahora es una presión grande a partir de la firma del Acuerdo de París, que firman los gobiernos en el marco de convenio de cambio climático de Naciones Unidas, donde se comprometen a evitar que la temperatura suba más de 1,5 grados hasta el año 2100 (mantenerla por debajo de los 2 grados). Lo malo es que este Acuerdo de París en su artículo 2 dice que no se comprometen a bajar directamente las emisiones de GEI sino que tiene que haber un “equilibrio entre las emisiones y lo que se reabsorbe”, o sea entre emisiones y sumideros. Eso en vez de tomar medidas reales para cambiar lo que provoca el cambio climático, plantea una contabilidad que abre la puerta a nuevos mercados de carbono. Intercambios en vez de verdaderas reducciones.

Hasta ahora estaban referidos sobre todo a las normativas del Protocolo de Kioto, dentro del convenio de naciones unidas, y el convenio termina en el año 2020. Entonces una de las cosas centrales que se está discutiendo en esta COP25 es que, como ya termina el marco que permitía el intercambio de carbono, es como se va a sustituir ese mecanismo y nuevamente… (esto está en el artículo 6 del Acuerdo de París) se habla de cómo van a ser estas transferencias entre países con la participación de empresas; cómo se van a transferir estas responsabilidades. Esto es una locura. Para ponerlo claro: se acaba el marco de mercado de carbono que daba el Protocolo de Kioto e iniciaría un nuevo mecanismo con la misma lógica. Los países que emiten mucho pueden hacer acuerdos con los países que emiten poco y “compensar”.

A esto se han opuesto todas las organizaciones de la sociedad civil, salvo las grandes ONG conservacionistas como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), The Nature ConservancyConservation Internacional, el World Resources Institute que son grandes organizaciones sobre todo internacionales o basadas en Estados Unidos, que se llaman “conservacionistas” y son las únicas que apoyan el uso de los mercados de carbono. En general todas las demás organizaciones ambientalistas, sociales e indígenas se oponen al uso de mercados de carbono por los impactos que tienen en el medio ambiente y sobre los territorios.

Entonces en esta COP lo que se ha discutido un poco como tema central es ese y es una de las cosas que se han rechazado. Hubo incluso una protesta muy grande que se dio adentro del convenio, no solamente afuera como siempre pasa y como no estaba autorizada (porque hay que pedir hacerlo) hubo una represión violenta por parte de la policía de naciones unidas.

Lo cuento porque la paradoja de esto es que mientras en todo el mundo hay una cantidad de alzamientos porque la gente no soporta los regímenes de explotación instalados, que no se hacen cargo de las necesidades frente a las crisis de lo que sean, por otro lado dentro de naciones unidas alrededor de uno de los temas que ha levantado más protestas en el mundo (todo el movimiento juvenil etc) hay como una burbuja. Aquí se sientan los delegados de los países y lo que piden es cómo instalar nuevos mecanismos de mercados de carbono, no se ha dado ninguna respuesta a la necesidad de financiamiento de los países del sur para, por ejemplo reconversiones tecnológicas o para hacer frente a los daños que ya ha provocado el cambio climático. La paradoja es que por un lado está la gente realmente en la calle protestando por lo que vive directamente por el cambio climático o lo que entendemos que va a suceder, y por otro lado los gobiernos y las empresas adentro utilizando a la policía española y de naciones unidas para reprimir a la gente.

Dentro de la conferencia están Iberdrola, Santander, Repsol que son las compañías españolas que han pagado la infraestructura de la COP, y estaban adentro de las salas de reunión junto a los ministros de los gobiernos hablando de las contribuciones que van a hacer.

Frente a este escenario los mismos responsables de la crisis climática proponen “soluciones” como la geoingeniería. ¿Qué es?

En esta COP ha aparecido claramente y que venía de antes, que es la relación entre las industrias sobre todo de combustibles fósiles y la geoingeniería, o sea la manipulación del planeta a través de tecnologías de gran escala que teóricamente servirían para absorber carbono y enterrarlo, o crear nubes volcánicas para reflejar la luz del sol por ejemplo. Entonces de nuevo, son formas técnicas que la industria petrolera ha estado estudiando desde hace mucho tiempo y que les sirve como una nueva fuente de negocios y como una manera de decir “sí, vamos a seguir emitiendo pero tenemos tecnologías para manejar los síntomas del cambio climático”.

Sobre esto pueden leer mucho más en el Monitor de Geo-ingeniería en donde varias organizaciones, entre ellas el Grupo ETC, colocamos información sobre lo que es la geo-ingeniería, las técnicas propuestas, los impactos que tienen, y que tengamos una idea más precisa de lo que nos estamos refiriendo.

En esta COP en particular por lo menos dos tecnologías estuvieron por primera vez muy presentes a través de diferentes eventos. O sea, eventos paralelos mientras están las negociaciones. Las COP son como un gran festival donde las empresas, como por ejemplo la Asociación Internacional de Comercio de Emisiones de Carbono, los bancos internacionales, las empresas, tienen sus propios stand donde muestran lo que ellas piensan que sería oportunidades de negocios con el cambio climático. Es muy preocupante porque ha habido una directa manifestación con respecto a técnicas de geo-ingeniería como la “captura y almacenamiento de carbono”. Esta es una técnica inventada por la industria petrolera. En ella inyectan grandes cantidades de carbono a grandes profundidades, por lo menos 1.500 metros en pozo petroleros que tienen reservas profundas, entonces es una manera de empujar el petróleo de las reservas profundas hacia la superficie. O sea explotan más petróleo pero como el dióxido de carbono se liquidifica y se queda en el fondo (es una técnica petrolera que existe desde hace décadas para recuperar reservas profundas) le cambian el nombre y le ponen “captura y almacenamiento de carbono” y lo venden como una “técnica climática”. Esto no es que sucedió en esta COP, pero en esta COP han habido muchas menciones a que esta técnica como una solución. Que se emita el carbono pero después sacarlo del aire e inyectarlo para, paradójicamente, sacar más petróleo o dejarlo en fondos submarinos. El tema con estas tecnologías además son todos los peligros que implican; porque el dióxido de carbono en grande condiciones es tóxico y de ninguna manera está garantizado que se va a quedar en el fondo; puede incluso producir movimientos de tierra o temblores, un poco parecido al fracking aunque es otra tecnología que va mucho más profundo. Pero sobre todo es una estafa porque es un nuevo negocio para mismas industrias que provocan el cambio climático y al mismo tiempo se hace cree que con esto no es necesario hacer reducciones de emisiones de GEI reales. Hay que agregar que incluso si se usara este tipo de tecnología no sería suficiente: en este momento hay instalados unos 15 proyectos en el mundo y se necesitarían decenas de miles para que tuvieran un impacto. Entonces son tantos los aspectos de falsedad en cuanto a que es una tecnología que explota más petróleo, que además es una técnica para hacer negocios de las mismas empresas y además ni siquiera está realmente disponible, pero que da la imagen de que se puede usar esto para no tener que hacer reducción de emisiones reales.

Otro tema que es sumamente preocupante es que están hablando no solamente de captar carbono y enterrarlo sino también de hacer plantaciones masivas de biomasa, así le llaman. O sea biomasa con captura y almacenamiento de carbono (que en inglés BECCS). De esta manera dicen que habría que plantar millones y millones de hectáreas de monocultivos de árboles u otra biomasa que podría ser soja, para después eso quemarlo y producir “bioenergía” capturando el carbono con las plantas. Todo esto es una vuelta más de la perversión, de la falsedad, porque da la imagen de que se está haciendo algo cuando tendría todos los problemas de las grandes plantaciones. Para que tuviera algún efecto en el cambio climático tendría que plantarse una superficie como 3 veces México o 2 veces la India… o sea, que no hay la cantidad de tierra para hacer eso, y habría que avanzar sobre territorios que ahora se usan para producción de alimentos o bosques naturales, y esto provocaría deforestación de ecosistemas y desplazamiento de indígenas y comunidades donde los bosques son parte de su modo de vida. Entonces la cantidad de impactos sería enorme.

Todo esto se habla como parte de la geo-ingeniería y como una opción posible que además fue señalada por el panel intergubernamental de cambio climático IPCC, que es como la referencia científica del convenio, diciendo de que si no se reducen las emisiones en el tiempo que hay que hacerlas habría que usar este tipo de tecnologías. Esto está subyacente también en las negociaciones que se están haciendo en este convenio.

En tu opinión ¿de qué depende que podamos revertir el rumbo de abismo que representa el aumento de la temperatura global?

Lo paradójico es que no hay necesidad de desesperarse porque aunque la situación es grave, como en tantas otras cosas, sí tenemos soluciones reales y las planteamos tanto adentro como afuera de la COP. Yo estoy hablando desde Madrid pero esto se ha planteado en la Cumbre de los Pueblos en Chile, como acá en la Cumbre Social. Adentro lo hemos planteado tanto la Red Ambiental Indígena, la Red de Justicia Climática de Estados Unidos, organizaciones de África como la Fundación Home, nosotros de ETC Group, todos los que estamos en la campaña “No Manipulen La Madre Tierra” que es una campaña internacional de organizaciones que nos oponemos a la geo-ingeniería.

Las soluciones al cambio climático pasan por supuesto en cambiar ese modelo extractivista y basado en la producción y el consumo industrial; o sea a las bases del capitalismo y el capitalismo en sí mismo. La más potente de todas las alternativas es la producción de alimentos; cambiar la cadena agroindustrial reafirmando lo que hoy ya alimenta a la mayoría de la población del mundo, que son la redes campesinas e indígenas de producción de alimentos descentralizados, a través de la agroecología y la agricultura urbana. La organización GRAIN demostró que más o menos la mitad de los GEI están relacionados al sistema alimentario agroindustrial, no solamente la producción, sino el procesamiento y los desplazamientos a nivel mundial.

Hay alguna experiencia de organización popular concreta que te de esperanzas en medio de este caos sobre la que te gustaría hablarnos

Hay muchísimas. La producción descentralizada y localizada, agroecológica, que ya existe en muchas partes del mundo aunque no se llame así, existe y llega a la mayor parte de la humanidad. Esto está amenazado porque aunque es la mayoría de la gente solamente dispone del 25% de la tierra, apenas accede al 10% de agua, tiene poca energía aunque mucho lo recicla o es eficiente energéticamente, no produce desperdicios. Entonces todo ese sistema no solamente está produciendo alimentos y formas de vida buenas para la salud y el ambiente, sino que previene el cambio climático y la contaminación.

Acá también se presentaron grupos que trabajan con energías renovables de distinto tipo a nivel local. Aunque cuidado porque bajo las energías renovables, tanto solar como eólica que serían menos contaminantes, también están en manos de empresas trasnacionales. Pero también hay muchísimos ejemplos de soluciones locales en manos de la gente y en pequeña escala.

Es importante entender que la clave no está en una sola tecnología o un solo tipo de energía, sino que justamente se basa en la diversidad, en la comunidad, en la posibilidad de que las comunidades urbanas y rurales seamos capaces de tomar decisiones colectivas sobre cómo queremos y podemos producir todo, nuestra energía y nuestra comida.

Esto realmente está avanzando en muchos lugares. Entonces es muy paradójico, como si hubiera dos mundos: por un lado el mundo de los gobiernos y de las empresas que usan el represión en muchos niveles y el avance de estos modelos que no son soluciones; pero por otro lado se mantienen y crecen en muchos lugares no sólo las formas de resistencia sino las propuestas y alternativas reales a todo esto y que se contraponen a lo anterior.

Lo que vemos en la COP25 es que los gobiernos en lugar de avanzar hacia lo que es urgente y necesario hacen lo contrario y pretenden establecer mercado de carbono y tecnologías sumamente peligrosas como la geo-ingeniería; además garantizar que siga la explotación petrolera con enormes subsidios públicos. Pero como contraposición hay una crítica cada vez más extendida y redes concretas de solidaridad de jóvenes, de indígenas, de campesinos de ambientalistas, de sindicatos, de organizaciones feministas; todo eso estaba acá presente y seguimos en redes de justicia climática.

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