UNA CHISPA DE ESPERANZA


Por Juan Manuel López Caballero

Existen temas que los gobernantes sienten como puntos de honor porque en lo político les representa el fracaso de alguno de sus proyectos bandera.

Infortunadamente, esto hace que las rectificaciones que acepten hacer se queden a medio camino.

Acaba de sacar el Presidente Americano una resolución presidencial por medio de la cual se prohíbe la tortura en los términos que está reconocida en el Derecho Internacional. Varias connotaciones tiene esto:

La primera, la confirmación algo más que tácita de que, según la calificación que se adjudicara al enemigo o según el nombre que se pusiera al tratamiento que se les daba, a través de las directrices anteriores se había legitimado la idea de que era admisible algo equivalente a la tortura suave. O sea, que mediante ciertos juegos de palabras o un 'hábil' manejo semántico se desconocía la realidad y se permitía violar esas normas.

La segunda y más importante, el reconocimiento de que esto no debería suceder y que les tocó corregirlo. Las denuncias en los medios, a través de blogs, y en los estrados judiciales, sacaron a la luz tanto la realidad de los hechos como la forma en que estos contradecían los Derechos Humanos de los cuales la población americana siempre se creído la gran defensora.

Falta la tercera, aunque abre un rayo de esperanza, y es respecto a corregir males y daños más profundos. Concretamente es el primer paso atrás en relación a la guerra de Irak, pero sobretodo marca un hito en la tendencia del Presidente Bush a acudir al 'privilegio presidencial' que existe en Estados Unidos, según el cual el Primer Mandatario puede negarse a rendir cuentas por sus decisiones. El abuso de éste, unido a su derecho de veto sobre las leyes emanadas del Congreso, además de mantener la barbarie en la guerra de Irak ha llevado a una especie de 'dictadura legal'; es lo que hoy comienza a debatirse, cuando por un lado Bush a usado esta figura más que todos sus antecesores reunidos, y por otro lado algunos Congresistas ya han sugerido y buscado firmas para iniciar un proceso de 'impeachment'.

No muy diferente es la situación nuestra, cuando Uribe decide dar preferencia a la erradicación manual sobre la aspersión con glifosato:

También implica la confirmación de que los argumentos retóricos y las presentaciones habilidosas no cambian la realidad de una falta de resultados y un fracaso en la estrategia seguida.

También conlleva el reconocimiento de que las denuncias sobre los daños ambientales, a las personas y a los cultivos, tenían fundamento, y que las malas relaciones con el Ecuador no nacen de la orientación de su gobierno sino de un problema real mal manejado.

Y por último, aunque fue en buena parte por el nuevo enfoque que le dieron los congresistas demócratas americanos que se produjo el cambio de política en nuestro país, y aunque al respecto están divididas las opiniones en Estados Unidos, se abre igualmente una luz de esperanza en cuanto a la fuente de los problemas o los problemas mayores: puede ser el principio aquí y allá de una reconsideración respecto a la política general en relación a las drogas y el narcotráfico (porque son dos cosas distintas) y entre nosotros respecto a la infortunada asociación de Uribe-Bush con la consecuente dependencia de Colombia ante los Estados Unidos.