DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA A
LA 'INSEGURIDAD ALIMENTARIA'


Por Juan Manuel López Caballero

La evolución de los cultivos bajo este gobierno ha puesto sobre la mesa el tema de la seguridad alimentaria.Las cifras del Dane muestran disminución en el empleo, en los créditos, y en el área sembrada. Y las proyecciones indican que este año se sembrarán 3.7 millones de hectáreas mientras en 1990 se sembraron 4.623.745 y la población ha aumentado más de un 30%.

El modelo económico del Gobierno dice que no importa qué se puede producir en el país sino qué se consigue más barato en el mercado internacional, y las políticas actuales parecen guiarse por los planteamientos de Rudolf Hommes según los cuales lo bueno es que haya subsidios en el extranjero para beneficiarnos nosotros importando los productos que los reciben.

El punto de debate es si por 'seguridad alimentaria' se entiende un mínimo de independencia y autonomía respecto a los vaivenes del comercio y de las relaciones con otros países. Universalmente así se acepta y por eso la dificultad de las negociaciones al respecto cuando se intenta forzar la plena vigencia de las reglas del mercado en estas materias. Infortunadamente no es ésta la visión oficial actual. (También se entiende que la producción agrícola tiene como función la ocupación y la estabilidad del campo para que no se produzca el desempleo rural -probable generador de la violencia que nos caracteriza-, pero aunque también es una consideración de seguridad no lo es por su aspecto alimentario).

El Ministro de Agricultura ha respondido sin mencionar nada al respecto. Según él lo importante es que hemos sustituido los productos tradicionales por otros de largo rendimiento y que además el precio de estos ha aumentado el triple del de los que ahora tenemos que importar. Agrega que lo que toca ver es que en valores hoy las cifras son mayores. Es decir, la versión contraria a la que defiende la necesidad de que el país tenga un mínimo de autosuficiencia y ocupación del campo, con el enfoque de que produzcamos únicamente en función de la rentabilidad de los cultivos.

Como parte del proceso de adaptación al TLC además deberá desaparecer la inmensa mayoría de renglones agrícolas (cereales, carnes, etc.). Razón tiene el senador Jorge Robledo al insistir en que parece una burla llamar 'Agro: Ingreso Seguro' el programa de desmantelamiento de la economía rural.
Pero también está el otro lado de la moneda: el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar acaba de sacar los datos de la 'inseguridad alimentaria'. Resulta que el 40.8% de los colombianos se encuentran en esta categoría, que se divide en 'moderada', 'mediana' y 'crítica'. Este eufemismo significa ni más ni menos que 2 de cada 5 colombianos padecen hambre, o mejor, no tienen la seguridad de la comida diaria, algunos de vez en cuando y otros permanentemente.

Parece ser que para nuestro actual Gobierno no sean importantes estos aspectos de la vida nacional; ni el abandono del campo ni el hambre de los nacionales le pueden hacer contrapeso a la implementación del modelo neoliberal y su implantación supraconstitucional a través del TLC. Pero de alguna forma hay que hacer que el gobierno entienda que manejar el Estado no es como manejar un negocio en donde la rentabilidad es lo único que cuenta.