EN UN MAR DE CONFUSIONES |
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La política de orden público
del actual gobierno parece haberse vuelto un mar de confusiones. Suficientemente
difícil es tratar de entender como Santos dice ser continuador
de la política de la 'seguridad democrática' y solidarizarse
con Uribe, mientras éste lo tilda de traidor y de estar acabando
con los logros por él alcanzados. Expresándolo en el lenguaje de algunos amigos indígenas, el mismo Santos parece que 'se haya confundido'. Por un lado repite en términos prácticamente textuales las consignas de su antecesor cuando ordena que se mantengan los aviones en el aire, la marina navegando en forma permanente y el ejército sin cesar las patrullas hasta acabar con el enemigo; y por el otro proclama un propósito de paz que requiere una reforma constitucional para poder adelantarlo. Teniendo en cuenta que según la Constitución -o sea
la norma superior- 'la paz es un derecho y un deber de obligatorio
cumplimiento' no se ve la razón o la necesidad de aumentar
lo ya extenso de la Carta para cumplir ese mandato. En caso de contradicción
con otras normas, prevalece ésta, en la medida que se considere
inserta dentro del bloque de constitucionalidad y coincide con el
marco de los tratados internacionales. El fiscal Montealegre precisó -probablemente en forma acertada-
que no es lo mismo una amnistía condicionada para su aplicación,
que unas condiciones más benévolas en cuanto al castigo
en ciertos casos de sentencias por delitos a juzgar bajo una justicia
transicional relacionada con un conflicto armado; a su turno el Derecho
Internacional Humanitario dice que al final de los conflictos se deben
buscar amnistías tan amplias como posible. Es decir que es
claro que no se debe confundir la impunidad o amnistía total
-que lo prohíbe tanto la legislación interna como la
internacional- con castigos menos drásticos que los que rigen
bajo la Justicia Penal Ordinaria, y que bajo las jurisdicciones vigentes
lo último es posible. Parte de la confusión es que nuestra Constitución supuestamente
impediría en forma absoluta cualquier tipo de amnistía
porque dice que solo podrá haberlas para delitos políticos,
y, aunque se reconoció que existe el conflicto armado, parece
haber rechazo a considerarlo como de naturaleza política. Confusión también hay porque a la estrategia de acabar
con el agua de la pecera, que aplicó el paramilitarismo sembrando
el terror para impedir cualquier apoyo de las poblaciones a la guerrilla,
parecía haberse sustituido con la lógica de volver la
pecera vivible mediante la atención a los problemas que causan
la guerra. Sin embargo la ley de víctimas, de restitución
de tierras, y la orientación general del gobierno hacia una
distención que permitiera un avance dirigido a una solución
política (incluyendo el trato al 'nuevo mejor amigo', al gobierno
de Ecuador, y la visita a Raúl Castro), vino a ser remplazada
por la frase del Presidente de la orden única es 'denles plomo'. Pero es tal la confusión que respecto al último comunicado
o pseudocomunicado de las FARC no se sabe que es lo que se debe entender
de la interpretación que dan las autoridades: dicen que es
apócrifo porque no es emitido por las Farc quienes siempre
tratan de engañar y en realidad no quieren en verdad apoyar
ninguna ley 'Marco para la Paz'. Así queda uno sin saber si
lo que cuestionan es la autenticidad del comunicado o su contenido;
y, si no es un pronunciamiento auténtico del grupo guerrillero,
qué sentido le ven o a quién atribuyen el interés
en suplantarlos y para qué fijando esa posición; y menos
aún se comprende porque el Presidente pone tanto énfasis
en decir que no es de ellos y al mismo tiempo en atacarlo que si fuera
una estrategia por ellos montada. No sabemos si se trata es de inventar algo como un 'falso negativo',
ni si acabará siendo esto un nuevo vocablo en nuestra terminología;
pero más que en una encrucijada en el camino, o, como diría
García Márquez, que un general en su laberinto, nuestro
mandatario -y más nuestro país- navegando en este mar
de confusiones se encuentra con grandes posibilidades de terminar
en un naufragio.
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