EL DESPROPÓSITO O EL PROPÓSITO DEL PRESIDENTE URIBE
Por Juan Manuel López Caballero

El Presidente Uribe y su gobierno han tomado el camino de presentar denuncias y peticiones a los países suramericanos y a los órganos que ellos conforman (OEA, Comité Interamericano de Derechos Humanos, Unasur, etc.) para que se pronuncien en contra de Venezuela, por sus contratos de armas con Rusia y por la detención de colombianos.

Esto es solo populismo para la opinión interna pues no hay posibilidad real de que algo se concrete.

En cuanto al armamentismo, Chile, Ecuador Bolivia, Argentina, Perú y Brasil no solo están recargando su arsenal, sino, como Venezuela, están acudiendo a proveedores diferentes de los Estados Unidos (Rusia, China, y Francia principalmente). Y en cuanto a la instalación de plantas nucleares (para fines pacíficos), Brasil está en el mismo trámite y nadie lo va a cuestionar.

Estamos ante una evolución geopolítica y aún más geoeconómica, en la que países que renuevan sus arsenales, aprovechan para conseguir mejores condiciones de precios y financiación, y reducen su dependencia de la voluntad americana. Poco interés tienen en poner en entredicho su propia autonomía, y, menos a favor de Colombia, quien por un lado desafió el consenso del continente -trayendo el mayor potencial de guerra del mundo a sus bases, con el mensaje de que el propósito es 'disuasivo' (es decir amenazante)-, y por otro sostiene la tesis del derecho a bombardear países vecinos.

Y a Washington le preocupa perder algo del control de la región, pero, siendo su industria de armas la mayor del mundo y el motor de su economía, no va a oponerse a su consumo.

En cuanto a los detenidos sospechosos de espionaje, peor hace nuestro gobierno en declararlos inocentes sin ninguna información, que la Justicia Venezolana en detenerlos por los eventuales indicios que pueda tener. El mundo sabe que Chávez es enemigo de Uribe. Pero de eso no concluye que se dedica a la loca a perseguir injustamente colombianos.

Algún error puede haber, pero para terceros el antecedente es que Uribe había asumido la misma actitud cuando el atentado planeado por paramilitares colombianos contra el mandatario Venezolano, las que resultaron probadas en los estrados venezolanos y confirmadas por las capos paramilitares de acá.

Ningún país se sumará a cuestionar sin pruebas el funcionamiento de la Justicia de otro. Menos a favor de un país que tiene un problema como el nuestro con el Ecuador, con unos muertos en su territorio y la pretensión de Colombia de que, por una supuesta extraterritorialidad del terrorismo, desaparece la competencia de su propia Justicia para investigar y pronunciarse sobre el caso.

Ni lo harán los Estados Unidos, con decenas de miles de colombianos acusados y juzgados -y con violaciones concretas a los tratados internacionales al desconocerles el carácter de extraditados-. Ni España -a nombre de la Unión Europea- donde el mayor número de extranjeros detenidos y juzgados es de Colombia.

Y no porque rechacen la intervención de terceros países a favor de sus nacionales, sino porque esa no es la forma de hacerlo.
Lo grave es que no sabe si es un simple despropósito de Uribe por su indiferencia hacía todo lo que es orden institucional (en este caso internacional), o si es un propósito deliberado de dejar un problema de tal tamaño que borre cualquier evaluación sobre lo cuestionable de su gobierno.

Abril 16 de 2010.