¿ELECCIONES SIN GOLPE DE ESTADO?
Por Juan Manuel López Caballero

El tema de la reelección ha acaparado la atención política a tal punto que es muy poco lo que sabemos respecto a cómo van a funcionar las parlamentarias -y no me refiero a los resultados sino a su desarrollo-

En efecto parte de la estrategia del Dr. Uribe para desaparecer del escenario público a todos los candidatos presidenciales ha sido la de copar el interés nacional alrededor de su propia reelección y aparecer todos los días en los más variados e inusuales espacios presentando propuestas y declaraciones que espontanea o concertadamente recogen los medios para que se vuelvan temas de debate nacional.

De rebote desapareció tanto la atención sobre las parlamentarias que pareciera que a nadie le interesa lo confuso que están (o que, por el contrario, fuera clarísimo lo que pasa con nuestro voto).

Me preciaría de estar bastante informado, y en todo caso de haberme dedicado bastante a estar al tanto de las mecánicas y de las expectativas electorales, y en especial de las del Congreso que en las de Presidencia por pensar que la democracia se representa mejor en ese cuerpo que en la elección del caudillo, y que el bienestar del país depende más de que el Congreso exista y funcione que de quién es elegido como cabeza del ejecutivo- (eso por lo menos es lo que debe aspirarse en la teoría).

Pero en el momento no existe ninguna divulgación de la forma en que se votará en esta ocasión.

Apenas a un mes del evento se definirán los nombres definitivos que conforman las diferentes listas. Algunos candidatos ya están en campaña porque saben o consideran que no podrán ser remplazados y se la juegan con los números que les fueron asignados.

Pero como en el chance, parece que lo único que puede el votante es jugar a la suerte por un número; no se ha explicado porqué unas listas no tienen la opción de escoger entre los diferentes candidatos y otras sí (es decir porqué unas son 'cerradas' y otras con voto preferente, ni que significa eso); porqué el voto puede llegar a perder eficacia cuando la lista no alcanza el umbral, ni qué es esto; y menos se dan explicaciones sobre la cantidad de votos necesarios para salir elegido o la manera como se determina (o sea la magia de la 'cifra repartidora').

Pero quedan más inquietudes: las listas que interesan regionalmente -o sea las de Cámara- se inscriben en la suscripción respectiva hasta el número de cupos que en ella hay (por ejemplo, para Bogotá 18), pero se les asigna un número dentro del cupo total del país (por ejemplo para el candidato por el cual voy a votar el 116). ¿Si yo voto en barranquilla que pasa con ese voto? Si se le adiciona al candidato se convierte en votación nacional -como la del Senado-; pero en caso contrario ¿se anula como voto del partido para el umbral y la cifra repartidora?

Seguramente toda inquietud tiene su respuesta; lo que es de destacar es que ni los partidos, ni la registraduría, ni la rama ejecutiva parecen dar importancia alguna a este evento. Da la sensación de que ante el problema planteado por la reelección hay la resignación de que nada más cuenta; que todos asumiéramos que la hecatombe se va presentar; que un incidente con Venezuela o la quiebra del mayor contratista del Estado -Grupo Nule- o cualquier otro pretexto servirá para acabar con los obstáculos -de tiempo o de derecho- que impiden que el mandato de Uribe se perpetúe.

Febrero 11 de 2010.