ES LA ECONOMÍA, TONTO


Por Juan Manuel López Caballero

El presidente Clinton durante su campaña presidencial puso un letrero en su oficina que decía: "it is the economy, stupid", para recordar a los que trabajaban en ella que lo determinante para el país y más para el ciudadano era la economía.

Si algo tiene actualidad es justamente este tema.

Nos encontramos no solo en el torbellino de la que puede llegar a ser la peor crisis mundial, sino, internamente, en una actitud del Gobierno expresada por boca de Ministros y altos funcionario pero sobre todo del Presidente, según la cual las finanzas del Estado son prioridad absoluta. Lo dijo el Dr.Uribe con frase tan categórica como "prefiero que el país se quede sin Administración de Justicia hasta el final de mi mandato, antes que poner en entredicho la estabilidad macroeconómica".

Esto da mucha tela de donde cortar: Las reivindicaciones de corteros, Asonal, Registraduría, indígenas, etc. es también la economía; la economía de sus ingresos, la que afecta sus hogares, la economía como la viven y sienten ellos.
Lo que plantea el Gobierno es entonces un enfrentamiento entre la economía del particular, del ciudadano, y la que llaman "del Estado".
Pero resulta que tal dicotomía no existe o no debe existir:

Por un lado la razón de ser del Estado es el bienestar y la armonía de quienes lo constituyen, luego lo que debe darse es una conciliación entre ambos pero con prioridad y en función del ciudadano.

Por otro lado, el Gobierno no es el dueño del Estado, ni de sus recursos, ni del destino que se debe dar a ellos. En un país maduro políticamente nunca un dirigente se atrevería a hacer esta contraposición. Ni siquiera a mencionar y dar tratamiento de 'dineros del Estado' y menos de 'dineros del Gobierno' a lo que son dineros de los contribuyentes. Por eso no existen 'consejos comunitarios' donde el mandatario, como si fuera el dueño de una finca, da regalos y ordena inversiones a discreción de su propia voluntad y su propio criterio.

El Estado supone una ética que le hacer buscar lo Justo y está organizado para ello alrededor de lo Legal. Y eso es lo que alegan quienes hoy adelantan las protestas: que se cumpla la Ley y/o que haya justicia respecto a lo que son sus reivindicaciones.

El argumento que aduce el Gobierno para justificar su incumplimiento se concentra alrededor de las dificultades económicas que se pueden derivar o que supuestamente le han dado origen. Pero tienen razón los funcionarios de la rama judicial cuando no aceptan que por eso se incumpla la ley, o los indígenas que por eso se violen los compromisos adquiridos por los voceros del Estado, y así casi todos los que adelantan protestas.

Lo que debería ser inadmisible es que se desatienda lo justo y lo legal, se destinen las platas de los contribuyentes -o sea el grueso del presupuesto-, al objetivo del Gobierno de 'ganar la guerra' o 'matar la culebra', y no aparezca ningún programa o inversión que tenga en cuenta, ahí sí, las causas y/o los futuros efectos de estas protestas (el asistencialismo a través de 'Acción Social' es populismo que ni es inversión ni ataca tales problemas).

Más inadmisible aún es acusar a quienes protestan por ese mal manejo del Estado de intentar desestabilizar el país, de ser instrumento del terrorismo, o de hacerlo como parte de un programa subversivo.

Octubre 22 de 2008.