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La aspiración de todas y cada una de las naciones a volverse un 'país desarrollado' pareciera lo más natural del mundo. Sin embargo si hay algo sobre lo cual no se tiene claridad es justamente sobre cómo llegar a ese feliz propósito. Se entiende en forma tácita que desarrollo es lo que tienen los 'países desarrollados', y que si bien no se puede describir un 'modelo' sí sirven ellos de ejemplo a seguir; pero una primera confusión sería la de saber cuales de ellos; no son lo mismo la noción americana que la de las naciones europeas, la primera enfocada hacia la riqueza, teniendo como instrumento principal la tecnología y medida por la capacidad de producción colectiva, la segunda buscando el bienestar y la calidad de vida del individuo en función de la armonía con su entorno ambiental y social. Por eso mientras el uno se caracteriza y reivindica como desarrollo el capitalismo, la democracia, la capacidad industrial, el otro considera que la evolución de 'occidente' ha sido no solo económica, tecnológica y política, sino ante todo cultural y humanística (que por supuesto incluye las anteriores, pero dentro de un marco general donde son un medio y no un objetivo del desarrollo). La actual orientación tiende más hacia el modelo americano que a cualquier otro, pero eso suscita un primer cuestionamiento respecto a si es realmente lo deseable o si sus propias características son indeseables. Es conocido que entre los países desarrollados son el primer país consumidor de drogas, con la mayor criminalidad, con los niveles más altos de represión, la mayor cantidad de cárceles y de reos en ellas, con cifras de pobreza y marginalidad comparables o peores a muchos de los atrasados (37 millones de habitantes por debajo de la línea de pobreza y 30 millones de habitantes sin registro o reconocimiento de su existencia por parte del Estado -indocumentados, indigentes, etc.-), y con el record de guerras y daños al medio ambiente. Otra duda nace de que el mismo concepto de 'modelo de desarrollo' se menciona más como el camino para seguir que para describir el resultado que se busca. Pero esto lleva al análisis repetido de si el camino que se sigue lleva a resultados similares: el neoliberalismo, entendido como la disminución de la intervención del Estado y el apoyo en las fuerzas del mercado para optimizar el uso de los recursos de una comunidad, ha podido ser relativamente exitoso (y eso es discutible) donde existe la producción y oferta de bienes y servicios suficiente para toda la población y donde toda ella participa e interviene en el mercado; pero la experiencia (acorde además con cualquier análisis teórico) ha demostrado que a los países que no cumplen esas premisas -es decir los países 'en desarrollo'- lo que aporta es más desigualdad y más deterioro de los indicadores sociales sin que se mejoren aquellos de producción o de empleo (o sea, sin que se cumpla siquiera la expectativa de que después se mejorará la distribución). Y otro punto ya tratado es el de la capacidad de nuestro planeta
para sustentar o permitir el desarrollo de los países atrasados
para que lleguen al desarrollo de los del 'primer mundo'; es bastante
evidente que si ese 'desarrollo' de apenas el 20% de la humanidad
a llevado a niveles de crisis ambientales y ecológicas que
ponen en entredicho el futuro del hombre, es imposible que el 80%
restante alcance las mismas condiciones; la predicción del
'Club de Roma' según la cual el crecimiento poblacional sería
mayor que el aumento de la producción de alimentos pareció
desvirtuada con la 'Revolución Verde' y el control demográfico,
pero hoy revive por el lado del agotamiento de los insumos -petroleo,
agua, tierra, etc- y por el lado del daño que se genera con
los desechos que producimos -CO2, elementos no biodegradables-. El otro elemento que debe considerarse es que los cambios en la tendencia demográfica hoy no se limitan al cambio en la pirámide generacional: en las naciones avanzadas el problema es que ya no es una mayoría de población joven y productiva la que debe proveer para la generación mayor, sino tiende ya a ser menor la proporción de jóvenes que la de los ancianos; pero no pasa lo mismo en países atrasados, lo cual hace que a nivel global los habitantes del mundo desarrollado disminuyan su participación, cambiando la estructura poblacional en cuanto al desarrollo; si la mayor capacidad de supervivencia de lo que sería su propia especie caracterizó a las naciones para volverse poderosas, hoy la cantidad empieza a pesar por el lado del subdesarrollo; es verdad que la Unión Europea y los Estados Unidos son las potencias económicas líderes, pero la China y la India hoy están pesando sobre la economía igual o más que ellas, debido obviamente a que como nuevos protagonistas afectan el mercado tanto de la producción como del consumo -y representan el grueso del crecimiento de la oferta y de la demanda-, pero es de prever que lo seguirán haciendo durante un buen tiempo y que acabarán participando de sus orientaciones; las manadas de viajeros de Europa del Este y de los países petroleros musulmanes no se limitarán a ser turistas de 'occidente', y es de esperar que una vez dueños de la capacidad productiva equivalente o superior a la que atiende los gustos 'occidentales' se dedicará también a servir sus propias tendencias culturales. El mundo se tendrá que ordenar alrededor de modelos diferentes
a los de la cultura y modelo 'occidental' no solo simplemente porque
no es posible que todas las naciones lo asuman, sino porque la presencia
de otras culturas y otros valores deberían generar modelos
diferentes. |
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