A través de muchos años,
la derecha neoliberal manipuló la información para hacer
creer que la dictadura de Pinochet había logrado el "milagro
económico chileno", haciendo crecer al país austral
a un ritmo sin precedentes en la historia.
Lo único cierto es que la tiranía pinochetista introdujo
el modelo neoliberal y favoreció ostensiblemente los intereses
de los sectores más poderosos de Chile, y, por supuesto, los
de las grandes transnacionales y del capital financiero internacional.
En contraste, los salarios de los trabajadores decrecieron y las desigualdades
sociales se incrementaron.
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Toño en Diario Hoy de Quito
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Si se hace un ejercicio retrospectivo del comportamiento de la economía
chilena durante el gobierno de Salvador Allende (1970-73) se podrá
verificar que se creció mucho más y fue más equitativo
la distribución del ingreso que durante la gestión del
déspota que acaba de fallecer. En efecto, la política
económica del dictador no redujo las enormes desigualdades sociales
sino que las agravó.
En el gobierno de Allende los cambios en la distribución del
ingreso fueron mucho más profundos respecto de la administración
de su antecesor Eduardo Frei Montalva, como de la dictadura pinochetista.
Ciertamente, en 1971 la participación de los salarios en el PIB
que en la administración Frei fue de 43% pasó a 51% en
1971 y 52% en 1972 durante estos dos años de la gestión
de Allende.
La inversión social también tuvo un aumento considerable,
pues del 2% del PIB que venía registrándose durante la
administración Frei pasó al 6% en el gobierno de Allende.
Durante la dictadura pinochetista los salarios bajan respecto de su
participación en el PIB a 38%.
FRIEDMAN, EL ASESOR DE CABECERA DE LA DICTADURA
(Tomado de El País de España, diciembre de 2006).
Si hay que cortar la cola al perro es mejor cortársela entera,
de una vez", le explicó Milton Friedman, de la Universidad
de Chicago, a Augusto Pinochet el 21 de marzo de 1975 en Santiago. "¿Sabe
quién dijo esto? El canciller alemán de la posguerra Ludwig
Erhard", añadió. El profesor había llegado
a Santiago invitado por el equipo económico de la dictadura.
Los Chicago boys.
Friedman prosiguió: "Es muy apropiado para la situación
actual de Chile. Usted tiene que elegir entre dos males: un breve periodo
de desempleo o una tasa alta de desempleo a largo plazo. Mi opinión
es que un plan gradual para terminar con la inflación será
muy doloroso durante mucho tiempo. Me temo que el paciente no sobrevivirá.
Lo mejor es un tratamiento de shock".
Un mes después, en abril de 1975, la junta militar definió
la lucha contra la inflación como una cruzada equivalente a la
que desde 1973 venía aplicando contra miles de opositores a la
dictadura. En paralelo al objetivo de extirpar el llamado cáncer
marxista a través de la más despiadada y generalizada
represión, Pinochet se aplicó a atacar la inflación.
Friedman ganó ese año el Nobel de Economía, mientras
que Pinochet cosechó los resultados inmediatos del tratamiento
de shock. Las recomendaciones de Friedman (recorte del gasto público,
reducción de las tarifas arancelarias, precios libres, anulación
de las trabas a la inversión extranjera, venta al sector privado
de centenares de empresas industriales y libertad de las multinacionales
para repatriar a sus casas matrices la totalidad de sus beneficios)
provocaron una caída del 15% en el producto interior bruto, la
producción industrial se redujo casi un 30% y el poder de compra
de los salarios retrocedió hasta representar el 40% de su nivel
de 1970.
Tres años más tarde llegó la recuperación.
Entre 1978 y 1981, la economía conoció un crecimiento
anual acumulado del 32%. Pero lo que Friedman no anticipó es
que bajo la recuperación económica tuvieron lugar una
fortísima especulación y endeudamiento. La moneda, el
escudo, vinculada al tipo de cambio del dólar, se apreció
al ritmo del norteamericano. Para apartar definitivamente a los chilenos
de la política había que favorecer el consumo de televisores,
electrodomésticos y coches.
En el año 1982, el mismo en el cual Friedman calificó
la política económica de Pinochet como la del "milagro
económico chileno", las medidas adoptadas perdieron gas,
a raíz de la caída de los precios del principal producto
de exportación de Chile: el cobre. Otra vez llegó la contracción
industrial y, pese a sus promesas, Pinochet se vio obligado a devaluar
el escudo. El Banco Central de Chile perdió el 45% de sus reservas.
"El Estado fue un instrumento decisivo para los esfuerzos de crear
una economía de exportación durante los años de
Pinochet y después de su salida. Aunque los neoliberales suelen
imponer en algunas ocasiones las ideas liberalizadoras en el sector
financiero, la reestructuración de la economía fue dirigida
por una política gubernamental de desarrollo a escondidas.
Antes de abandonar el Gobierno, Pinochet volvió a gozar de un
nuevo boom económico. Los gobiernos de la Concertación
(socialistas y democristianos) fueron continuistas en aspectos básicos
de dicha política aunque con un discurso de mayor énfasis
social.
Si bien la gestión macroeconómica de Chile sigue siendo
puesta como un modelo internacional, la aspiración de crear una
potente economía exportadora a través del tratado de libre
comercio firmado con EE UU para dar continuidad al interrumpido boom
de finales de los años ochenta y primeros noventa se ha convertido
en un espejismo.
Ni la política de la dictadura ni los cambios introducidos por
los gobiernos de la Concertación han logrado mitigar las desigualdades
derivadas de una distribución de la riqueza que pasa por ser
una de las más inequitativas del mundo.
"Es nuestro mayor fracaso. Después de seis años al
frente de la política económica del Gobierno de Ricardo
Lagos, sé que cada vez que intentábamos una redistribución
más justa, un poderoso establishment impedía adoptar las
medidas más elementales", explicó el ex ministro
Nicolas Eyzaguirre en una reciente entrevista con este periódico.
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