EL TLC DE LOS PAÍSES ANDINOS Y LOS RECURSOS NATURALES POR ARIELA RUIZ CARO |
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La estrategia norteamericana
de conformar un Área de Libre Comercio Americana a través
de la firma de Tratados de Libre Comercio, consolida el modelo de desarrollo
basado en la exportación y dificulta las iniciativas regionales
de integración. Las exportaciones andinas a Estados Unidos están
constituidas básicamente por productos basados en recursos naturales
y su ingreso al mercado norteamericano ya registra aranceles muy reducidos.
Los TLC en el ámbito de los recursos naturales, buscan evitar todo
tipo de restricciones a su acceso y facilitar la participación
de las empresas transnacionales en todas las fases del proceso productivo,
independientemente de su condición de empresas nacionales o extranjeras.
Por eso, buscan que los países otorguen trato nacional a los proveedores
norteamericanos en las compras que realizan las empresas estatales, especialmente
las petroleras, que aún mantienen algunos países latinoamericanos.
Buscan asimismo, que mediante un tratado internacional se siga eximiendo
a las inversiones de requisitos de desempeño. Todo esto podrá
tener un impacto negativo en la explotación de los recursos naturales
de los países andinos.
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EN CONTRA DE LA INTEGRACIÓN REGIONAL Salvo el caso del TLC de México con Estados Unidos y Canadá que establece un capítulo sobre energía en el que se da un tratamiento especial al petróleo, gas, electricidad y petroquímica básicano existe una mesa de negociación dedicada exclusivamente a temas de recursos naturales. Sin embargo, los capítulos de inversión extranjera, servicios, propiedad intelectual y medio ambiente, tienen una vinculación muy estrecha en su gestión. Es importante tener en cuenta que después del fin de la guerra fría, los países industrializados, han concedido una mayor importancia estratégica, de la que siempre han otorgado, al aprovisionamiento de los recursos naturales. En el documento Santa Fe IV de fines del 2000 que orienta la política norteamericana hacia la región se señala que uno de los elementos geoestratégicos fundamentales para su seguridad nacional, radica en que los recursos naturales del hemisferio estén disponibles para satisfacer su demanda. Garantizar el libre flujo del comercio e inversiones en las actividades económicas vinculadas a dichos recursos, las rutas de acceso a los yacimientos de crudo y minerales, así como la provisión del potencial genético presente en la enorme biodiversidad existente en el Hemisferio Sur, especialmente en América Latina, constituyen objetivos centrales en la estrategia de seguridad nacional de la mayoría de países industrializados. Los TLC constituyen un medio uniforme que facilita el comercio y, en el ámbito de los recursos naturales, buscan evitar todo tipo de restricciones a su acceso y facilitar la participación de las empresas transnacionales en todas las fases del proceso productivo, independientemente de su condición de empresas nacionales o extranjeras. Por eso, buscan que los países otorguen trato nacional a los proveedores norteamericanos en las compras que realizan las empresas estatales, especialmente las petroleras, que aún mantienen algunos países latinoamericanos. Buscan asimismo, que mediante un tratado internacional se siga eximiendo a las inversiones de requisitos de desempeño. Esto quiere decir que los gobiernos no podrán exigir el cumplimiento de requisitos tales como alcanzar un determinado grado de contenido nacional; otorgar preferencia a bienes o a servicios producidos localmente; relacionar el volumen o valor de las importaciones con el volumen o valor de las exportaciones, o el monto de las entradas de divisas con la inversión realizada; topes o condicionamiento de importación de insumos, exigencias de transferencia de tecnologías, entre otras. Además, buscan apuntalar todo tipo de garantías a las inversiones como es el caso del mecanismo de solución de controversias que permite a las empresas demandar a los Estados nacionales y su solución mediante arbitrajes internacionales. Ello conlleva una restricción en la participación del Estado en la definición de políticas sectoriales, en momentos en que las actividades de las empresas transnacionales vinculadas a la industria extractiva son crecientemente cuestionadas. Otro ámbito importante de resaltar con respecto a la seguridad estratégica que representa el control de los recursos naturales, es la biodiversidad. Hay un reconocimiento creciente a nivel internacional del hecho que los conocimientos tradicionales y los recursos genéticos están siendo actualmente utilizados para generar invenciones que luego son patentadas en el extranjero, mereciendo, los titulares de tales patentes, derechos exclusivos sobre esas invenciones. En dicho proceso, ni los Estados sede de estos recursos, ni los pueblos indígenas reciben compensaciones, y más bien, deben afrontar el costo que significa acceder al producto generado (pagando patentes) gracias a dichos conocimientos o recursos. No hay un instrumento internacional que delimite y regule claramente este tema, razón por la cual, la apropiación indebida de recursos genéticos y conocimientos tradicionales no se ha reducido. Por eso, los TLC vienen siendo un mecanismo funcional a los intereses de las corporaciones vinculadas a las actividades antes mencionadas. En estos Tratados se omiten referencias a los derechos de acceso a los recursos genéticos, la biodiversidad del territorio y los conocimientos tradicionales. No se invocan principios como la participación en los beneficios (profit-sharing) entre las comunidades nativas y los inversionistas extranjeros en el uso de los recursos biológicos que aquellas han utilizado y mejorado mediante selección natural desde tiempos remotos. Ello ocurre a pesar que estos principios están reconocidos en el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) vigente desde 1994, que contempla "la participación justa y equitativa de los beneficios que se derivan de la utilización de los recursos genéticos" y reafirma el derecho soberano de los países sobre dichos recursos. Estados Unidos no ha ratificado el CDB y en los TLC no se demanda la adhesión a este Convenio Internacional, del que son parte más de 180 Estados del mundo, incluidos todos los países latinoamericanos que han suscrito ya, o se encuentran negociando un TLC. Los tres países andinos que actualmente negocian el TLC con
Estados Unidos, en su doble condición de suscriptores del CDB,
y miembros del Grupo de Naciones Mega-Biodiversas, exigen que en el
Tratado se establezca una reglamentación en la que se expliciten
claramente los términos de acceso a los recursos genéticos
y a los conocimientos tradicionales de la población, en los que
la contraprestación económica o de cooperación
para su conservación y desarrollo deben ser principios rectores.
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