SOSTIENE EX PRESIDENTE CHILENO PATRICIO AYLWIN

"NO HABRÁ RECONCILIACIÓN, MIENTRAS GENERACIÓN QUE PADECIÓ TRAUMA DE VIOLENCIA ESTÉ VIVA"

El impacto social y político que genera la violación sistemática de los derechos humanos en una sociedad tiene profundas implicaciones en el proceso de restablecer la institucionalidad en un país. Colombia, aún no ha logrado superar este flagelo, en el que los grupos armados irregulares y algunos actores del Estado violan a diario tanto el Derecho Internacional Humanitario como los derechos fundamentales.

Sin embargo, en los últimos años y gracias a las comisiones de Naciones Unidas que han intervenido en países donde se han librado cruentos conflictos internos y, más recientemente, a raíz de la puesta en funcionamiento de la Corte Penal Internacional, se han fijado parámetros jurídicos para que los crímenes de guerra o de lesa humanidad no terminen en el olvido o la impunidad y las víctimas logren una mínima reparación.


PATRICIO AYLWIN

Por eso es que principios como verdad, justicia y reparación aparecen como presupuestos insoslayables en los procesos de juzgamiento o de incorporación de grupos irregulares a la sociedad.

Con la autoridad que le da el haber sido quien inició la etapa de restauración democrática en Chile y como tal lideró la lucha contra la impunidad de los delitos y excesos cometidos por la dictadura pinochetista, invitamos a dialogar en www.cronicon.net al ex presidente Patricio Aylwin.

En efecto, Aylwin fue el primer presidente democrático en el periodo 1990-94, luego de 17 años del régimen militar de Pinochet. De filiación demócrata cristiana, se constituyó en el mandatario de la denominada coalición Concertación Democrática que dio inicio al periodo de transición a la democracia.

Entre los principales hitos de su gobierno está la creación de la Comisión Verdad y Reconciliación, presidida por el jurista Raúl Rettig, que daría a conocer en marzo de 1991 el llamado Informe Rettig, destinado a restablecer la convivencia nacional y aportar luz sobre las violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar, con base en los antecedentes de muertos y desaparecidos.

Al concluir su gobierno, Aylwin continuó activo en la vida política del país, actuando como presidente de la Corporación Justicia y Democracia.

ESCLARECER LA VERDAD, ANTE TODO

¿Dada la experiencia de su país, cuáles deben ser los alcances de verdad, justicia y reparación en casos de tortura y desaparición forzada como los que enfrenta actualmente Colombia con los grupos paramilitares?

Son situaciones distintas en el sentido de que las violaciones a derechos humanos en Chile fueron expresión de una política oficial del Estado, el gobierno de la época no solamente que las toleró sino que las planificó y las llevó a cabo; había que exterminar "el cáncer marxista" y para eso cualquier medio era legítimo, de ahí vienen los desaparecidos, las torturas, los asesinatos. Creo que en Colombia la situación es diversa porque aquí hay un fenómeno de guerrilla y esa es la primera diferencia que yo marcaría. Volviendo al caso de Chile, la dictadura negaba que ocurría todos esos crímenes y mucha gente en un buen porcentaje creía que no había violación a los derechos humanos, por lo que lo primero que hicimos fue esclarecer la verdad y por eso el primer acto de mi gobierno en esta materia, al mes de estar en el Palacio de la Moneda, fue crear la Comisión de Verdad y Reconciliación que al cabo de nueve meses de investigación emitió un informe, el conocido informe Rettig por el nombre del jurista que la presidió, que estableció que más de tres mil personas habían sido desaparecidas. Posteriormente, muchos años después, durante el gobierno del presidente Lagos se creó la Comisión de la Tortura para establecer cuántas personas sufrieron esta práctica. Luego vino la segunda etapa, justicia, pues sabíamos ya la verdad. Había para entonces una ley de amnistía, sin embargo yo le envié a la Corte Suprema de Justicia los antecedentes en los que expuse que a mi juicio tal ley no impedía investigar para establecer las responsabilidades, sin perjuicio de lo que ocurriera en el momento de dictar la sentencia. Se iniciaron los juicios, muchos de los cuales terminaron con condenas, otros con absolución, según la Corte Suprema considerara aplicable o no la ley de amnistía. Yo sostenía que no era aplicable pero eso, en últimas, lo resolvieron los jueces.

¿Qué siguió luego?

Una vez que supimos la verdad, se ha hecho justicia en la medida de lo posible, porque pienso que en este mundo no siempre se logra la plena justicia. Ahora en cuanto a la reconciliación, creo que es una cosa muy personal, depende mucho del corazón de la gente, no se la puede establecer por decreto. Mi percepción es que plena reconciliación no ocurre en un país que ha sufrido un trauma tan grande, mientras la generación que lo padeció esté viva.

¿Y en materia de reparación? ¿Se han reparado económicamente a la cantidad de víctimas de la dictadura militar?

En la ley que dictamos después del Informe Rettig se establecieron compensaciones para las familias de las víctimas. Es decir, pensiones para las viudas, pensiones para los hijos menores de edad, becas de estudios para niños y adolescentes, atención gratuita de salud y una serie de beneficios. Todo eso se ha cumplido. Está en el debate en este momento si se extiende algún beneficio a las víctimas de las torturas, existe un proyecto de ley en ese sentido presentado por el gobierno que establece una indemnización más bien simbólica por parte del Estado.

NO BASTA CON CRECER, HAY QUE LOGRAR EQUIDAD

Pasando a otro tema, ¿cómo analiza la situación de democracia y desarrollo en América Latina?

El concepto de desarrollo tiene tres vertientes: una política, una económica y otra social. En materia política el desarrollo consiste en tener más democracia y en esto diría que en América Latina estamos a mitad de camino, si bien considero que nuestros países están funcionando con limitaciones, en general impera el Estado de Derecho, los gobiernos son representativos y existen mecanismos para una renovación periódica de los gobernantes que impida la consolidación de un régimen autoritario. El desafío es cómo perfeccionar nuestras democracias y consolidarlas, pero sobre todo, lograr que el común de la gente crea en la democracia, que no se tiente por experiencias o ensayos autoritarios, dictatoriales de un líder carismático que ofrece solucionarlo todo por la vía de una receta milagrosa, creo que sobre eso hay que prevenir.

¿En materia socioeconómica?

El mayor reto de todos nuestros países latinoamericanos en esta materia es derrotar la pobreza, logrando un progreso económico y social. Los neoliberales piensan que lo único necesario para eso es crecer, pero la historia demuestra que no basta que la economía crezca porque si no hay cierto grado de igualdad, puede haber prosperidad para algunos, pero los niveles de exclusión y pobreza van a seguir subsistiendo. Entonces, el mercado se demuestra eficiente para crear riqueza pero no es suficiente para distribuirla. Yo he dicho que el mercado es cruel, porque el pez gordo se come al más chico. En otras palabras, el que tiene dinero impone las condiciones y en consecuencia ahí debe entrar el papel del Estado que constituye el órgano del bien común, cuya función es propender por la justicia dentro de un sistema de libertades.

¿Cómo lograr crecimiento económico con inclusión social?

Del libre juego de la economía de mercado puede esperarse crecimiento pero no equidad. Para lograr equidad social debe intervenir el Estado, como órgano del bien común, aplicando políticas tributarias, ejecutando programas sociales en pro del mejoramiento de la infraestructura básica de los servicios esenciales de la población que vayan produciendo un cambio social. En Chile, para traer un ejemplo, hemos elevado la educación gratuita y obligatoria de ocho a doce años. Es decir, todo niño tiene educación básica y media y el Estado se la garantiza. Esto ha traído como consecuencia que más del 20% de la población universitaria pertenezca a familias que por primer vez tienen acceso a la educación superior, lo que demuestra que hay un empeño de ir superando la división social como fatalidad en el sentido de contrarrestar la pobreza mediante programas gubernamentales, lo cual si bien es un proceso que toma tiempo, es promisorio.

fsarellano@cronicon.net