PARALELO ENTRE EL CHE Y CAMILO TORRES

Carlos J. Villar analiza la vida del revolucionario argentino y el colombiano, en su libro 'Los sueños sin frontera del Che' (Editorial Pisando Callos).

Nacidos con un año de diferencia -Guevara en 1928 y Camilo en 1929- y muertos también como mártires de la revolución -Camilo en 1966 y Guevara en 1967-, pertenecieron a la llamada Generación del Medio Siglo, que comprendió, en términos generales, a los latinoamericanos que nacieron entre 1925 y 1935 y comenzaron a figurar en la historia durante la década del 50 del siglo pasado (...)

Los hogares en que nacieron el Che y Camilo tienen rasgos generales bastante similares, al clasificarse en esa clase media alta de América Latina que luce pergaminos amarillentos, pero poco dinero para sostener las posiciones que su prosapia les exige. No eran realmente pobres, pero no pasaban de ser acomodados. Ambas parejas resultaron conflictivas y los dos matrimonios terminaron en separación, en el caso del Che cuando éste ya había cumplido 15 años y en el caso de Camilo cuando apenas tenía 8. Los padres eran distraídos en cuanto a sus responsabilidades hogareñas. Ernesto Guevara Lynch no alcanzó a terminar sus estudios de ingeniería y pasó de ser un arquitecto precario, constructor a veces y hombre de negocios fallidos en su mayoría. Calixto Torres Umaña fue un científico, el mejor pediatra que tuvo Colombia en el siglo XX, pero muy abstraído en sus investigaciones, congresos, seminarios y estudios. La separación de ambas parejas, sin embargo, no resultó en una ruptura total de relaciones, pues se siguieron viendo y consultando en casos relacionados con sus hijos. Con toda la ceremonia que correspondía a su alcurnia, siguieron tratándose muy diplomáticamente.
Las madres, en cambio, tuvieron temperamentos fuertes, de esos que los maridos rechazan por sentirse sin autoridad. Celia de La Serna era muy activa atleta por excelencia, le encantaba la natación. "Podría llenar muchas páginas hablando de las imprudencias de mi mujer", escribe el marido en su libro 'Mi hijo el Che' después de anotar: "No era precisamente irresponsable, sino que el peligro la atraía". Isabel Restrepo Gaviria era igualmente temeraria y fuerte, dominante y algo "alocada", para utilizar un término que empleaban sus amistades bogotanas.

Se trataba, pues, de dos matrimonios que la actual jerga psicológica llama disfuncionales, pero en ninguno de los dos casos podría hablarse de complejo de Edipo, ya que los hijos resultaron totalmente independientes y con las madres había, especialmente en el caso del Che, una especie de esfuerzo de emulación.
Después de una infancia normal en ambos casos, con el comportamiento habitual entre los niños y adolescentes de sus círculos sociales, el Che escogió la medicina y Camilo, el sacerdocio. Puede que la medicina fuera el camino que buscaba el Che para dominar el asma, el tormento de toda su vida, pero su interés posterior por la leprología solamente se explica por su inclinación a ayudar a los enfermos más desvalidos (...)

Camilo terminó su bachillerato en Bogotá en 1946 y pasó a la Universidad Nacional a estudiar derecho al lado de un grupo de amigos del colegio, pero solo permaneció allí seis meses. A mediados de 1945 se había relacionado con Teresa Montalvo Higuera, hija de un político ultraconservador de la época de Laureano Gómez, y ya en la Universidad se hicieron "novios". Pero fue una relación enteramente espiritual, que terminó cuando a mitad de su primer año universitario Camilo ingresó al seminario y Teresa entró a un convento de monjas (...)

El Che hizo varios viajes extensos por América Latina y pudo palpar los niveles de miseria de la población marginada, tanto en los campos como en las ciudades. Para el momento de llegar en 1954 a Guatemala, donde aparentemente se definió su destino, ya había leído mucho sobre política y medicina, comenzando por Freud a los 18 años, y siguiendo con los clásicos del idioma para terminar con Hegel, Marx, Engels y Lenin. Ese joven que apenas si llegaba a los 20 años era como una esponja que iba absorbiendo todo lo que leía y veía sin olvidar nada. Eso tuvo que influir en su estilo, ya que terminó escribiendo verdaderas obras maestras, al haber aprendido, con Demóstenes y otros maestros griegos y latinos, el arte de la oratoria en la cual tuvo momentos de brillo excepcional.

Camilo recibió las órdenes sacerdotales el 29 de agosto de 1954 y viajó de inmediato a Lovaina, Bélgica, a donde llegó en octubre del mismo año. Desde su época de seminarista se había interesado en los problemas sociales, visitando hogares de las gentes más pobres de Bogotá y obteniendo permiso de la Curia para iniciar seminarios de sociología al margen de sus estudios sacerdotales. El mundo cerrado y oprimido que se respiraba en el altiplano de la Sabana de Bogotá se le abrió de repente en Lovaina, en la época en que se celebraban coloquios entre cristianos y marxistas y se estudiaban los mismos autores comunistas que leía el Che. Se inscribió en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y se graduó en mayo de 1958 con una tesis cuyo título era 'La proletarización de Bogotá, ensayo de metodología estadística', lo cual indica ya una orientación muy marcada hacia los problemas de las clases marginadas. Iba todos los fines de semana a las minas de carbón en las cercanías de Bruselas para hablar con los obreros y participó en los trabajos de la Juventud Obrera Católica. Más tarde, el mismo año, obtuvo un doctorado en Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad de Minnesota, donde vivía su hermano mayor, sobre el tema 'Sociología Urbana y del Trabajo'.

A su regreso a Bogotá en enero de 1959, ya había triunfado la Revolución Cubana. Fue designado capellán de la Universidad Nacional, donde los estudiantes lo recibieron inicialmente con recelo, pero muy pronto llenaban la capilla, lo escuchaban y seguían con creciente admiración. Mientras el Che estudiaba economía política en La Habana (por su propia cuenta), Camilo en Bogotá fundaba la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional, y se adhería al Movimiento Universitario de Promoción Comunal (Muniproc). Por un tiempo fue representante de la Iglesia en el Instituto Colombiano de Reforma Agraria (Incora) y asistió a un seminario sobre la Reforma Agraria, pero muy pronto se iniciaron sus conflictos con la jerarquía -el anciano Cardenal Luis Concha Córdoba nunca quiso recibirlo y le enviaba razones con prelados inferiores. Todo el hostigamiento y la sugerencia de un Monseñor amigo, lo indujeron, el 24 de junio de 1965, a pedir su reducción al estado laical. Sin embargo, en repetidas ocasiones insistió públicamente en que seguía siendo católico ferviente.

El 7 de enero de 1965 se había formado en Simacota, Santander, el Ejército de Liberación Nacional (Eln), de influencia netamente fidelista. Sus primeros cuadros habían estudiado en Cuba y el jefe político era Manuel Vásquez Castaño, a quien Camilo había conocido como estudiante de Derecho. El grupo decía que trataba de construir una democracia popular y antiimperialista con la metodología marxista, pero con una base más latinoamericana.
Camilo, separado del sacerdocio, inició una fulgurante carrera política que asombró a Colombia. Primero fue a Lima, en donde habló con Gustavo Gutiérrez, uno de los fundadores de la Teología de la Liberación. A su regreso a Bogotá creó el Frente Unido del Pueblo, inmediatamente desautorizado por el Cardenal, a manera de partido político, con un semanario que se inició con una circulación de 50.000 ejemplares. La madre, Isabel Restrepo, lo vendía en las calles principales de Bogotá y tenía frecuentes roces con la policía. Camilo hizo un recorrido vertiginoso por todo el país, pero comenzaron las amenazas de muerte, que fueron haciéndose cada vez más creíbles y terroríficas. El 18 de octubre de 1965 ingresó al Eln y se fue para el monte. Aparentemente, el Eln quería utilizarlo como una figura que les atraería una gran cauda popular, pero infortunadamente, el 15 de febrero de 1966 cayó muerto en un choque con el Ejército, en un sitio llamado Patio Cemento, en la misma región de Santander en que venía operando la guerrilla. Encontró la muerte 12 días después de haber cumplido 36 años y a los 121 días de haberse ido al monte. Mucho criticaron al Eln por haberlo colocado en primera fila de combate sin tener conocimientos militares de ninguna clase. Una de las explicaciones que se dio es que el jefe militar de la guerrilla era Fabio Vásquez -hermano de Manuel, el jefe político- y aquel era casi iletrado, como suele ocurrir con quienes tienen vocación militar.

Tanto el Che como Camilo eran generosos, sinceros y amables, con el mismo enfoque sobre los problemas sociales, hasta el punto de que ambos tenían el mismo concepto de la palabra amor. Teresa Montalvo, quien fue trasladada a la sede principal de su Orden en Roma, tras saberse las actividades políticas de Camilo, y después de conocida la muerte del cura-guerrillero, le declaró al padre Jaime Díaz Castañeda: "Por los temas que hablamos desde el primer momento me llamó la atención su idealismo. Había muchas cosas que nos inquietaban desde siempre como la injusticia social... Al principio fue como un sentimiento de admiración, porque Camilo tenía unas cualidades inauditas -es innegable para todos los que lo conocimos- una cantidad de cualidades, de valores. Tal vez sobra decirlo: una inteligencia, una madurez que impresionaban para la edad de él, su capacidad de análisis, de preocupación por los demás, totalmente desinteresado". Estas mismas frases se le pueden aplicar al Che.

El propio Camilo dijo: "el sacerdote es un profesional del amor, de tiempo completo". Y también: "Si es necesario para realizar el amor al prójimo, el cristiano debe ser revolucionario. Yo opté por el cristianismo por considerar que en él se encontraba la forma más pura de amar al prójimo. Como sociólogo he querido que este amor se vuelva eficaz, mediante la técnica y la ciencia; al analizar la sociedad colombiana me he dado cuenta de la necesidad de una revolución para dar de comer al hambriento, de beber al sediento, de vestir al desnudo y realizar el bienestar de las mayorías de nuestro pueblo".

Por su parte, en su ensayo 'El Socialismo y el Hombre en Cuba', el Che afirma: "Déjenme decirles, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor... Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo".

Ambos también alentaron, hasta el último día, el amor filial hacia el padre, con cierta tonalidad de amigos (el de Camilo falleció en 1960), y de verdadera devoción con la madre. El Che les escribía a ambos en cuanta oportunidad se le presentaba y una vez en la selva boliviana anotaba un pensamiento en el día de los cumpleaños, en lo que parecía un esfuerzo por mantener viva la comunicación con ellos. Camilo iniciaba las cartas a su mamá con el apelativo cariñoso en inglés Darling.

Ya en la muerte, los destinos del Che y de Camilo tomaron rumbos diferentes. El Che fue sepultado a la vera del primitivo aeropuerto de Vallegrande, aunque todos tuvieran que aceptar la versión oficial de las autoridades bolivianas de que el cuerpo había sido cremado, hasta finales del siglo pasado, cuando en 1997 un gobierno boliviano más civilizado desenterró los restos y se los entregó a Cuba. Hoy reposan en un panteón erigido en su memoria en la ciudad de Santa Clara, escenario de su más brillante victoria. En cambio, el hoy general y en esa época coronel Álvaro Valencia Tovar, escribió 'El final de Camilo', un libro en el que admite haber ocultado el cadáver del sacerdote-guerrillero y afirma con insistencia no poder revelar el sitio por tratarse de un "secreto de Estado". En alguna oportunidad, ante la insistencia de los periodistas, Valencia dijo que solo había compartido el secreto con Fernando Torres, un médico que ejercía en E.U. y que éste había aprobado la decisión del militar. Fernando, hermano mayor y único sobreviviente de la familia cercana a Camilo, falleció en Minnesota en la primera semana de febrero del 2007, sin haber abierto su boca. De tal manera, quienes quisiéramos rendirle un postrer homenaje al amigo no hemos podido hacerlo. Fidel Castro fue mucho más generoso y humano. Isabel Restrepo permaneció varios meses en Bogotá tocando todas las puertas para que le fueran devueltos los despojos de su hijo, pero nadie la atendió. Cuando se dio cuenta de que aquí nada lograría, comenzó a vagar por el mundo sumida en la ansiedad, la angustia y la depresión, además de una sensación de persecución. Viajó a París, se movió por diversos lugares de Europa, fue a Minneapolis para ver a su hijo mayor, hasta cuando Fidel la invitó a irse a vivir a La Habana. Hizo una breve visita a Bogotá para reunir algunos objetos que le permitieran montar algo así como un museo a la memoria de Camilo y fue a pasar sus últimos días en La Habana, donde murió en 1973 y fue sepultada en el Cementerio Central de la capital cubana. Durante su permanencia allí tuvo todas las comodidades que la Revolución Cubana podía darle, incluyendo una enfermera permanente. Fidel le tomó enorme cariño y le decía mamá.
Desde luego que la muerte señaló otra diferencia en la historia de estos dos hombres. El Che inició sus actividades propiamente políticas a los 26 años, en Guatemala, y tuvo 13 años más de vida para desarrollar una estatura verdaderamente continental. Camilo, en cambio, sólo tuvo dos años, pues las trabas de la Iglesia le impidieron entrar antes al escenario político (...)