JORNADA "FRENEMOS LA LOCOMOTORA MINERO-ENERGÉTICA"

Por AURELIO SUÁREZ MONTOYA


Miles de personas protestan contra la desenfrenada actividad extractiva que pone en riesgo el patrimonio natural nacional y, por ende, la vida misma. No es contra cualquier tipo de minería sino contra aquella conocida como de "cielo abierto". La explotación más grande de este tipo en el mundo es El Cerrejón, que lleva 30 años extrayendo carbón, y cuya repotenciación exige proceder contra el Río Ranchería, el principal de La Guajira.

La "locomotora minera" se viene ensamblando desde 2002, con la Ley 756 que ablandó los porcentajes de las regalías. Desde entonces, el número de títulos, las hectáreas concesionadas, los ingresos anuales y la inversión extranjera directa en el sector crecen incesantemente. Entre 2004 y 2011, los primeros, pasaron de 5.067 a 9.073; las segundas, de 1'270.609 a 5'050.000 hectáreas; los terceros, de $6,5 billones a más de $15 billones y los dólares totales invertidos superaron los 16 mil millones de dólares.

Hay una transición de la minería pequeña y mediana a la de gran escala. En el presente, 60 títulos mineros, menos del 1% del total, pagan el 84% de las regalías y, en cuanto al oro, dos empresas, Anglo Gold Ashanti y Mineros S.A., controlan el 59% del terreno en 501 títulos. Se destaca la mina de oro La Colosa, en Cajamarca (Tolima), la que el presidente mundial de Anglo Gold Ashanti catalogara como "el descubrimiento de oro más importante del mundo en una década", "un posible 'generador de compañía', que puede producir 800 mil onzas por año, o casi el 20% de la producción mundial".

La política pública minero-ambiental de Colombia, fundada en la auto-regulación de las compañías, se reduce a dos medidas principales: otorgar más títulos, incluso se proyecta una zona de reserva que cubriría más de 17 millones de nuevas hectáreas, y, a la vez, perseguir despiadadamente las pequeñas explotaciones, como en Santa Rosa de Cabal (Risaralda) donde a "mazamorreros", que obtienen de arena de río cerca de 50 granos a la semana, se les sindica como delincuentes. Tal iniquidad será elevada a norma superior en el Código Minero.

La opinión contra la minería "a cielo abierto" es universal. En Estados Unidos, grupos interdisciplinarios de varias universidades, incluida Harvard, han presentado documentos, como "Mountaintop mining consequences" o "Full cost accounting for the life cycle of coal", que denuncian que la comunidad paga los costos ecológicos, sociales, sanitarios y los efectos sobre cambio climático. No se compensan ni con el exiguo empleo generado ni con los pagos al Estado, insignificantes frente a las deducciones tributarias y altas gabelas que se les brindan a los inversionistas. Todo justifica frenar la "locomotora minera", nada está validando su destructiva aceleración.

Agosto 2 de 2012.