PETRO POR SIEMPRE

POR OCTAVIO QUINTERO


E
s muy deplorable para la democracia colombiana el fallo del Consejo de Estado, avalado por 15 magistrados, sobre el caso Petro, negándole a él y a los electores el derecho fundamental de elegir y ser elegido.

Que 15 togados de esa alta corporación desconozcan que el derecho a elegir y ser elegido no es un derecho fundamental inalienable, incorporado a la misma categoría de los derechos humanos… es triste, pero no raro, en un país cuya constitución se viola desde la misma Presidencia en adelante, y por supuesto también desde las mismas altas cortes como cuando la Constitucional avaló la reforma de la reelección presidencial inmediata.

La violación persistente de la Constitución no había trascendido las fronteras y, por eso, nada había pasado. Pero el caso Petro es distinto: ahora, hemos quedado en manos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y si el presidente Santos pasa por encima de la medida cautelar que le ordena suspender la sentencia de la Procuraduría que lo destituye e inhabilita políticamente, el asunto tomará altura en el máximo tribunal internacional y, entonces, el mundo entero se dará cuenta de la pobreza democrática que impera en Colombia.

Nadie está defendiendo a Petro como un intocable. Lo que se defiende en este caso como intocable es la democracia, sea en cabeza hoy de Petro y mañana de cualquier fulano, zutano, mengano o perengano…

Y sea cual sea el final de este caso, calificado despectivamente por alguna parte de la prensa como "novela", lo que sigue, sin dilación, es la reforma de la Procuraduría, ajustada a la norma internacional que dispone que solo mediante un acto judicial ajustado al debido proceso, puede removerse del cargo a un funcionario público de elección popular.

Nadie tampoco está propendiendo por un debilitamiento de la Procuraduría, y menos en un país tan atravesado por la corrupción como Colombia, corrupta hasta la misma entraña de sus órganos de control y vigilancia.

Que no venga el procurador Ordóñez a meter terrorismo con eso de que si se cae lo de Petro se caen también todas las demás destituciones y sanciones que la Procuraduría haya proferido hacia atrás. No es cierto, salvo que todas esas hayan sido proferidas en la misma desproporción e ilegalidad, con visos enteramente políticos y retaliación como la de Petro.

Todo este esfuerzo por tumbar a Petro, enfocado hacia la revocatoria del mandato, habría arrojado mejores resultados y dentro de las reglas de juego que, aunque también cuestionadas como las elecciones, resultan al menos, más disimuladas…

19 de marzo de 2014.