El Banco de la República aumentó
la tasa de interés en 50 puntos básicos y la llevó
a 5,25%, pegándole, de paso, un frenazo en seco a la inflación
de estos dos últimos meses del año, que al paso que iban
las cosas, podría haber sido de por lo menos un punto más
por encima de lo previsto, que ya pasaba del 6 por ciento anual en términos
generales.
Y el presidente Santos, desgarrándose las vestiduras, salió
a decir que había sido excesiva el alza de la tasa de interés,
porque podría afectar el "buen" desempeño económico
que lleva el país, según el ministro de Hacienda.
Todo este aspaviento del gobierno, y por supuesto, la decisión
adoptada por el Banco, huele a sainete, porque nada más escandaloso
y más nocivo a un buen desempeño económico que
la impresionante devaluación que se ha registrado en el último
año de casi el 30 por ciento.
Es curioso que a través de un artificio financiero, como es la
tasa de interés, se frene la inflación en momentos en
que se abren las negociaciones del reajuste del salario mínimo
que, entre otras cosas, se ajusta teniendo como referencia la tasa de
inflación causada y no la prevista. En otros términos,
el gobierno hace con los trabajadores de salario mínimo, cerca
del 60 por ciento del total, una especie de "pago retroactivo"
al reconocerles un alza en el costo de la canasta familiar que ya han
tenido que absorber en el transcurso del año.
Esto de la inflación y los salarios es otra asignatura pendiente
que se debe revisar, no solo estableciendo salarios mínimos diferenciales
por actividades y regiones, sino por periodos más cortos. Y ojalá,
también, se desvele el misterio ese que envuelve la productividad
nacional, en donde todos, claro, algunos con más técnica
que otros, actuamos adivinando.
O sea, el salario mínimo, que año tras año se decreta
o se negocia (entre comillas), es una perfecta falacia que se desprende
de una tasa de inflación manipulada y una productividad inventada.
Pero, volviendo sobre el alza de la tasa de interés del Banco,
nótese que al procurar una menor inflación en los dos
últimos meses del año, así mismo se reducirá
la base de negociación del salario mínimo. Y el engaño
está en que en los primeros meses del siguiente año, como
siempre sucede, se soltarán las amarras de la inflación
que cabalgará desbocada sobre los nuevos salarios mínimos,
engulléndose la mezquindad del alza en dos meses.
Fin de folio: Entre las muchas lamentaciones que se han escuchado en
esta triste efemérides del "Holocausto" colombiano
de hace 30 años, la más dramática la acuñó
el exministro Carlos Medellín, al decir: "En la retoma del
palacio de justicia no se cometieron errores sino delitos".
8 de noviembre de 2015.