¿INDUSTRIALES O IMPORTADORES?

POR MAURICIO CABRERA GALVIS


L
a celebración de la asamblea anual de la Andi y la renuncia de su presidente coinciden con uno de los momentos más críticos de la industria manufacturera en Colombia; no tan grave como en la gran recesión de 1999, pero si más preocupante porque ahora se debe más a factores estructurales y de largo plazo que a crisis externas como fue en aquella ocasión.

La evolución del sector industrial en la última década muestra un comportamiento mediocre pero no desastroso: en ese período el sector creció el 38% (a la agricultura le fue peor pues solo creció el 21%) mientras que el resto de la economía, excluyendo esos dos sectores, creció el 66%.

Sin embargo, el resultado de esta década incluye dos subperíodos muy distintos, uno de recuperación hasta el 2007, y otro de estancamiento en los últimos cinco años. En efecto, después de la recesión de fin del siglo pasado la industria vuelve por sus fueros y entre 2002 y 2007 crece el 35%, más que el resto de la economía solo lo hace a una tasa del 31%.

Desde el 2007 se invierten dramáticamente las cifras, y mientras el PIB no industrial crece el 26%, la producción manufacturera se estanca y solo crece un mísero 2%; peor aún, el sector lleva más de un año en recesión, es decir disminuyendo sus niveles de producción.

Aunque son diversas las causas de esta evolución, no hay duda que una de ellas es la política de apertura hacia adentro de los últimos gobiernos, con esa combinación destructiva de rebajas de aranceles, inclusive unilaterales, y revaluación de la tasa de cambio que ha erosionado de manera sustancial la competitividad de los productores colombianos, haciendo más difícil exportar e incentivando la compra de bienes y servicios en el exterior.

Para sobrevivir ante la amenaza de la quiebra de sus empresas, la respuesta de los industriales ha sido variada, pero hay dos estrategias que han sido comunes: aumentar la eficiencia a costa del empleo y convertirse en importadores de los productos que antes fabricaban.

El impacto sobre el empleo ha sido muy negativo. El aumento de la producción en la última década se ha hecho con el 2% menos de trabajadores, y si se mira en un horizonte más amplio se observa que desde el comienzo de la apertura económica en la década de los 90 la producción industrial ha crecido casi 40%, mientras que el número de personas empleadas en el sector ha disminuido un 30%. ¡Crecimiento con destrucción de empleo!

La sustitución de productos nacionales por importados no se nota a primera vista en los anaqueles de los supermercados porque para los consumidores no cambian las marcas de los productos, pero en las etiquetas de los empaques ahora dice hecho en China, México, Vietnam o cualquier otro país. Eso ha pasado con productos de todas las categorías: desde aceites y confiterías hasta llantas y muebles, pasando por farmacéuticos y ropa.

Donde sí se nota con toda claridad el cambio de industriales a importadores es en el comercio exterior del sector, pues en la última década sus importaciones se cuadriplicaron pasando de US$10.700 a US$46.500 millones. Como las exportaciones industriales crecieron mucho menos, el saldo negativo de la balanza comercial del sector pasó de US$5.800 a US$35.100 millones.

Muy preocupante es sobre todo el comportamiento de los últimos 5 años en que las exportaciones del sector cayeron 5%, mientras que las importaciones crecieron 65%. Por eso se ha sugerido que el gremio ahora se llame Asociación Nacional de Importadores.

19 de agosto de 2013.