EL TSUNAMI MONETARIO

POR MAURICIO CABRERA GALVIS

 

Como un Tsunami monetario para los países emergentes calificó la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, las políticas monetarias expansivas adoptadas por Estados Unidos y Europa para enfrentar la crisis financiera internacional. Así se lo dijo en su cara a la canciller alemana, Ángela Merkel.

La comparación es acertada porque los mercados están inundados de miles de millones de dólares y de euros de los bancos centrales en forma de préstamos casi regalados a los bancos comerciales de esos países para evitar que se quiebren y para tratar de reactivar sus economías.

El Federal Reserve y el Banco Central Europeo solo tuvieron un éxito parcial con esa enorme emisión monetaria y con reducir las tasas de interés: evitaron colapsar el sistema financiero pero no aceleraron el crecimiento económico. Técnicamente, este resultado se debe al mal funcionamiento del canal de crédito, que significa que los bancos no utilizaron esos dineros para nuevos préstamos a empresas y consumidores, sino para invertir en los mercados de capitales.

Aquí es donde el Tsunami monetario golpea las playas de Brasil y Colombia. Oleadas de dólares buscan inversiones de corto plazo, y encontraron buen puerto en estas latitudes, con tasas de interés mucho más altas que en sus países de origen.

La presidenta Rousseff denuncia la revaluación de las monedas, lo que resta competitividad a las exportaciones, perjudica a la agricultura y desindustrializa porque es más barato importar bienes agrícolas o industriales, que producirlos. Por esto afirma que las políticas monetarias expansivas de los países ricos son un proteccionismo que distorsiona el comercio internacional.

Las autoridades brasileñas no están impávidas ante al ataque a su moneda, ni se resignan con el pretexto de que también es un mal de sus vecinos. El ministro de Hacienda, Guido Mantega, dijo: "el Gobierno no asistirá impasible a la guerra cambiaria, tenemos que defendernos", y también, que "el Gobierno continuará adoptando medidas para impedir que el real se valorice y perjudique la producción brasileña".

La medida más reciente fue extender el Impuesto del 6% a las Operaciones Financieras (IOF) a los créditos externos con plazo hasta de tres años; además, el Banco Central de Brasil bajó sus tasas de interés y está comprando más dólares. Por si no bastara, discuten otras opciones, como imponer el IOF sobre compras de acciones locales por parte de extranjeros o cobrar una tarifa sobre el capital que entre a Brasil disfrazado de inversión extranjera directa, pero que especula en el mercado de valores.

Es lamentable el contraste con las autoridades colombianas, resignadas con la revaluación y hasta contentas porque el abaratamiento de las importaciones les ayuda a bajar la inflación, como dicen las minutas de la última reunión de la Junta del Banco de la República.

Aquí el BdeR rechazó la propuesta de imponer controles o impuestos a los ingresos de capitales de corto plazo. Es cierto que compra 20 millones de dólares diarios, pero al mismo tiempo sube su tasa de interés y así atrae más capitales especulativos.

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COLETILLA. En diez años el salario mínimo subió menos de 15% en pesos; pero por la revaluación ha subido 180% en dólares, pasando de 115 a 312 dólares. ¿Alguien duda de que esa es una de las causas del alto desempleo y la informalidad?

Marzo 11 de 2012.