AL RESCATE DEL MERCADO INTERNO

POR MAURICIO CABRERA GALVIS

Yo pienso que la crisis va a forzar a muchos países a revisar el énfasis en el modelo de crecimiento basado en las exportaciones. La crisis ha mostrado que cuando la economía mundial se frena, estos países son los más afectados (…) En general, es claro que en el conjunto de la economía mundial no todos los países pueden crecer con base en las exportaciones; estos es físicamente imposible (…) La forma de cambiar el modelo de crecimiento basado en exportaciones es hacer más énfasis en la demanda interna y menos en la externa; dicho de otra manera, trata de aumentar el consumo interno en lugar de las exportaciones (…) Esto sucederá en parte a través de ajustes en la tasa de cambio, pero también se requieren políticas más agresivas, por ejemplo para aumentar la seguridad social, reducir el ahorro e incrementar el consumo".

Esta afirmación no es de un economista latinoamericano opuesto a la apertura y nostálgico de la sustitución de importaciones; tampoco es de un keynesiano fanático de los estímulos a la demanda. No, la afirmación es de Oliver Blanchard, el economista jefe del Fondo Monetario Internacional, al comentar el último informe de este organismo sobre las perspectivas de la economía mundial, en el que también se dice textualmente que "las economías que anteriormente se basaban en el crecimiento impulsado por las exportaciones deberán basarse ahora en el crecimiento impulsado por fuentes de origen interno".

Quién lo iba a imaginar. ¡El FMI promoviendo el mercado interno por encima de las exportaciones y el consumo por encima del ahorro! ¿En qué queda entonces la estrategia de aceptar los TLC que nos imponen los países desarrollados con la ilusión de que podremos crecer aumentando nuestras exportaciones a esos países? ¿Qué validez tienen las políticas conservadoras de reducir los salarios para competir en los mercados internacionales con base en la miseria de los trabajadores, sin importar que eso disminuya la capacidad de consumo interno?

Algunos dirán que las recomendaciones del FMI no son aplicables a Colombia porque van dirigidas a países -sobre todo China- que hoy tienen grandes superávits en su comercio exterior, que se van a reducir como consecuencia de la recomposición de la economía mundial. Eso es parcialmente cierto, pero sólo desde el punto de vista de la balanza de pagos, porque en lo que se refiere al modelo de crecimiento la cuestión es si podemos tratar de repetir un modelo que en el pasado fue exitoso para algunos países, pero que ya mostró sus límites y riesgos.

Analizando el impacto de la crisis mundial sobre Latinoamérica, el ex ministro José A. Ocampo llega a la conclusión de que lo que hubo no fue una crisis financiera sino comercial, lo que implica que "la oportunidad de salir de la recesión gracias al crecimiento de las exportaciones es limitada y que, por lo tanto, es necesario repensar no sólo el papel del Estado sino también el de los mercados interno y regional como motores del desarrollo", porque "serán los países con mercados internos importantes los que saldrán ganando".

Como en la economía no hay verdades absolutas, no se trata de decir que nos olvidemos de las exportaciones y nos dediquemos a un modelo de sustitución de importaciones y economía cerrada. Los casos más exitosos de desarrollo son los que han combinado la ampliación del mercado interno con la promoción de las exportaciones, especialmente las de alto valor agregado y no solo las de materias primas.

En el caso colombiano lograr esta combinación requiere, de una parte una política de tasa de cambio competitiva que evite la revaluación del peso y el riesgo de convertirnos en Colombia Saudita; de otra parte, requiere volver a dar prioridad a la integración regional porque, como dice Ocampo, "el mercado interno de América Latina es su mercado regional".

Octubre 18 de 2009.