El legado de lucha por la democratización de la tierra de Emiliano Zapata

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“Tierra y libertad”, ideales por los cuales luchó el líder revolucionario mexicano adquieren hoy plena vigencia, así como las causas por las que abogó: el derecho a la huelga y la emancipación de la mujer. Tenía férreos ideales, que en ningún momento se vieron alterados por los diferentes cambios de gobierno. Desde 1911 hasta 1919, luchó denodadamente por los derechos de los pobres en los estados del sur de México, y fue entonces cuando se alió con Pancho Villa, otro de los líderes de la Revolución mexicana.

Emiliano Zapata, mejor conocido como El Caudillo del Sur, fue uno de los íconos más importantes de la resistencia campesina en México, y su legado trascendió fronteras para ser un símbolo de la lucha por los derechos de los oprimidos en América Latina.

Fue un revolucionario mexicano que en 1906 encabezó la rebelión contra los hacendados azucareros y en 1909 organizó la Junta de Defensa para repartir la tierra entre los campesinos.

Emiliano Zapata (1879-1919).

Zapata siendo campesino, sufrió y notó el cansancio endémico de la mayor parte de la población, que vivía en la pobreza, generada por las políticas económicas y la mala distribución de la riqueza, durante el gobierno dictatorial de Porfirio Díaz (porfiriato). A la edad de nueve años queda impactado al presenciar un despojo de campesinos por parte de grandes hacendados de la zona, en ese momento cuestiona a su padre Gabriel, y éste le dice que no se puede hacer nada, a lo que Emiliano responde: “¿No se puede? Pues cuando sea grande, haré que se las devuelvan”.

Con tan sólo 23 años, Zapata ya había liderado un levantamiento en la ciudad de Yautepec para plantar cara a los desmanes que allí cometía el cacique Pablo Escandón.

Zapata nació en Anenecuilco, en el estado de Morelos, el día 8 de agosto de 1879 y fue asesinado el 10 de abril de 1919, a la edad de 39 años.

El jefe revolucionario estuvo al mando del Ejército Libertador del Sur, sus principales ideales giraron alrededor de la justicia social, libertad, igualdad, democracia social, respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obreras.

A lo largo de su corta vida, luchó por el derecho a la tierra de los campesinos e indígenas mexicanos, sus ideas fueron recogidas en el Plan de Ayala (1911) en los que reclamaba la devolución de tierras y bienes a los municipios y los ciudadanos.

En 1910, se incorporó a las fuerzas maderistas (lideradas por el mandatario Francisco I. Madero) atraído por las propuestas agrarias del Plan de San Luis, como general en jefe del Ejército Libertador del Sur y Centro; pero una vez que el movimiento triunfó la devolución de tierra no se cristalizó.

El 28 de noviembre de 1911 el llamado Caudillo del Sur proclamó el Plan de Ayala, con el que desconoció el gobierno del Madero y estableció seguir la lucha por reivindicar los derechos de los campesinos.

Zapata fue un gran líder que supo tener siempre el oído atento a las comunidades y a los pueblos, alguien que conocía el trabajo y la explotación por experiencia propia, pero que también conocía, por su posición en la jerarquía de las haciendas, la posición de los terratenientes y capitalistas hacia los campesinos.

El líder agrario comprendía muy bien el antagonismo de clase entre los bandos en conflicto y por eso no se dejaba engañar con el canto de las sirenas de los discursos y la demagogia de los políticos que se autonombraban redentores de la democracia.

“Sin el zapatismo la Revolución mexicana hubiera sido muy diferente, el zapatismo es el que da realmente contenido social, sin este movimiento la Revolución hubiera sido solamente una revolución política, un cambio de gobierno”, escribió Felipe Ávila en su libro dedicado a  Zapata, «Tierra y libertad. Breve historia del zapatismo».

El zapatismo fue el único ejército revolucionario en el que las mujeres llegaron a tener los más altos grados dentro de la jerarquía militar, comenta el autor del texto, escrito en coautoría con Pedro Salmerón.

Al respecto de este movimiento campesino, el autor concluye que éste ha sido el más importante en México y en América Latina; su caudillo, Emiliano Zapata, se convirtió en el símbolo de la lucha por la tierra, la libertad y la justicia social a nivel internacional.

Zapata, uno de los líderes más célebres de la Revolución Mexicana y precursor de la reforma agraria, fue asesinado en Chinameca, Morelos, en una emboscada tramada por rivales políticos cercanos al gobierno, partidarios del viejo sistema latifundista.

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