La lucha de Pancho Villa: para el campo lo que es del campo

TELESUR /

El 5 de junio de 1878 llegó al mundo Francisco Villa. Siendo pobre, huérfano y campesino, supo doblarle la mano no sólo al destino, sino también a la historia de su país.

Cuando nació en San Juan del Río, Estado de Durango, lo llamaron José Doroteo Arango Arámbula, pero México, Latinoamérica y el mundo lo conocieron como Pancho Villa, uno de los líderes de la Revolución Mexicana.

Francisco «Pancho» Villa creció como un niño huérfano y campesino. Tal vez por eso dedicó su lucha al mundo rural, entrega valorada por el campesinado, que hasta el día de hoy lo alza como uno de sus más grandes referentes.

Luego de una juventud siendo cuatrero, en 1910, a los 32 años, se unió al Movimiento Revolucionario Francisco Madero. Allí conoció a Abraham González, de quien recibió las enseñanzas de la educación básica, cambiándole la vida. A partir de ahí, comenzó a nutrir sus ideas políticas y a teorizar en torno a ellas.

Sobresalió como jefe de varias batallas, destacó por su rebeldía, inteligencia y audacia, convirtiéndose en gobernador de Chihuahua en 1914.

En ese cargo, Villa embargó tiendas y sustituyó a los comerciantes inescrupulosos por administradores honorables, bajó los precios del maíz, frijol y carne, expulsó del estado a muchos españoles acusados de conspirar contra México.

Además reabrió el Instituto Científico y Literario y fundó más de treinta escuelas, donde él continuó su enseñanza básica.

En diciembre de ese mismo año se unió al guerrillero Emiliano Zapata, quien se volvería su gran compañero, y juntos tomaron la Ciudad de México.

Para 1916, Pancho Villa contaba con un gran ejército de hombres llamado «los villistas». Con ellos atacó el pueblo de Columbus, en Estados Unidos (EE.UU.), erigiéndose como la única invasión extranjera en tierras norteamericanas. «

¡Viva México! ¡Mueran los gringos!», fue el grito de guerra de Pancho Villa al entrar a la nación vecina.

En represalia, el presidente estadounidense, Woodrow Wilson, envió tropas a México con la orden de capturar al revolucionario. Durante 11 meses, diez mil soldados de EE.UU. recorrieron los desiertos de Chihuahua en su búsqueda, pero Villa logró burlarlos sin ser nunca capturado por manos extranjeras.

En su libro La guerra secreta en México, el estudioso de la historia mexicana Friedrich Katz reflejó que el ataque a Columbus y la Expedición Punitiva tuvieron otro efecto, trascendente y de larga duración, al fortalecer los sentimientos nacionalistas del pueblo mexicano y del gobierno de Venustiano Carranza.

La batalla de Columbus y la persecución de las tropas estadounidenses aumentaron el mito del general Pancho Villa, quien había encabezado las grandes victorias militares del campesinado contra los constitucionalistas al mando del ejército de la División del Norte.

Para la historia latinoamericana el ataque de tropas mexicanas a Columbus tuvo gran connotación debido a que era la primera vez que Estados Unidos era invadido y atacado en su territorio, desde 1812 que lo hicieron fuerzas de Inglaterra.

Así pasaron años de triunfos y derrotas, hasta que bajó las armas, aunque sin dejar de trabajar y luchar por los más pobres. Fue en ese tiempo cuando fundó y organizó un pueblo de organización comunal-cooperativa, en el que vivió hasta el día de su muerte.

Cuando Álvaro Obregón llegó a la Presidencia de México, se decidió a matar a Villa, ante el temor de que este nuevamente se levantara en armas.

Fue el 20 de julio de 1923, cuando el revolucionario fue emboscado y asesinado tras un complot entre generales mexicanos y el Gobierno de Estados Unidos.

Su cabeza tenía el precio de cinco mil dólares, en esa época, mandato realizado por el periodista estadounidense William Randolph Hearst, por lo que su cadáver fue decapitado por sus homicidas, para cobrarse dicha suma de dinero.

Villa y los campesinos

En su época de gobernador y, posteriormente, cuando dejó las armas, fue donde sus ideas revolucionarias en favor de la población rural, lograron establecerse en acciones concretas que cambiaron la vida del pueblo campesino.

Allí, frenó el abuso que ejercían los hacendados sobre el pueblo labrador y derrocó a los grupos aferrados desde años en el poder público. 

Recuperó las tierras de los hacendados y la distribuyó entre campesinos y soldados mexicanos. Igualmente, arrebató los ferrocarriles a la burguesía, y los dispuso para el pueblo. Fueron los años más prósperos para los mexicanos rurales.

Asimismo, cuando Villa había bajado las armas, se hizo cargo de un enorme terreno rural de más de 83 mil hectáreas. Allí fundó un pueblo al que llegó a vivir con casi 900 de sus hombres y sus familias.

En el lugar organizó el trabajo comunal, convirtió la iglesia en un depósito de productos agrícolas, compró maquinaria para trabajar la tierra, instaló talleres y construyó escuelas para los niños y los soldados.

Era un proyecto de tipo comunal cooperativo, ejemplo de lo que quería para su país: erradicar el hambre, fomentar la educación y la solidaridad mutua y vivir un lugar sin explotadores ni explotados. Tres años después de fundar el pueblo, fue asesinado, y el proyecto acabó con su homicidio.

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