CEPAL alerta que la mitad de las tierras productivas en América Latina están en riesgo por deterioro ambiental

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El patrón de desarrollo económico de Latinoamérica “sigue siendo insostenible, tanto desde el punto de vista ambiental como económico y social”. Sus consecuencias negativas, entre otras, se pueden evidenciar en el deterioro del medio ambiente que ha generado que la mitad de las tierras productivas en el hemisferio se encuentren en riesgo, un hecho que tiene directa incidencia en la seguridad alimentaria. La voz de alarma la lanzó la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcena Ibarra.

En el marco de las deliberaciones del Tercer Foro de los países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible que tiene lugar en Santiago de Chile entre el 22 y 26 de abril, la funcionaria de este organismo de Naciones Unidas sostuvo que el modelo económico de la región “es altamente concentrador, depredador y desigual, basado en el extractivismo de los recursos naturales no renovables”. Por esa razón hizo énfasis en que “llegó la hora de un cambio de paradigma. Se requiere una sociedad civil organizada, con acceso a la información y la justicia en asuntos ambientales, como lo establece el Acuerdo de Escazú.

En el último medio siglo “hemos perdido 93 millones de hectáreas de bosques en América Latina y el Caribe. Además tenemos 200 millones de hectáreas de tierras severamente desertificadas y 313 millones de hectáreas con algún grado de desertificación. Si esto se mantiene así, la proyección para 2050 es que estará desertificada la mitad de las tierras productivas de la región, el caso es absolutamente dramático”, alertó por su parte Nicolo Gligo Viel, director del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, quien participó con Bárcena en la primera mesa del foro dedicada a los Pensadores Fundacionales del Desarrollo Sostenible.

La región de América Latina y el Caribe “se achica” en tanto que ninguno de los países que la conforman puede decir que tiene más bosques, suelos más conservados, más biodiversificación o menos desertificación, sostuvo el especialista y lo atribuyó a que la región está inmersa en un capitalismo globalizado basado en la tecno-economía que arrasa, devora y fagocita todo.

“La paradoja es que tratamos de hacer sostenible una modalidad de desarrollo que se basa en la sobreexplotación, pretendiendo hacer sustentable un sistema que para reproducirse no lo es. ¿Cuál es la única salida? Una metamorfosis para un cambio estructural”, recomendó.

Ante ese desolador panorama la Secretaria Ejecutiva de CEPAL no dudó en señalar que “estamos ante una gran encrucijada porque el deterioro sigue y aunque en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro (1992) se aprobó la Agenda 21 que contiene grandes principios, de éstos hay algunos muy difíciles de aceptar aún hoy en día como las responsabilidades comunes pero diferenciadas sobre las que los países desarrollados no quieren aceptar el principio de deuda histórica o el principio del que contamina, paga”.

Agregó que si bien la sociedad ha logrado “internalizar” un poco mejor el tema de cambio climático no sucede lo mismo con la biodiversidad y menos con la desertificación que “son temas de gran emergencia silenciosa que nos van aprisionando y que la humanidad, el homo sapiens, va a dejar el planeta vacío de mamíferos al paso que vamos, es decir, nos vamos a quedar un poco solos si seguimos destruyendo recursos naturales, el medio ambiente y las especies más valiosas”.

Infortunadamente, señaló, prevalece la cultura del privilegio en la que sólo unos pocos concentran no únicamente la propiedad patrimonial, desde el punto de vista financiero y económico, sino también la de la tierra y de recursos muy valiosos. Bárcena narró que uno de los primeros trabajos que tuvo fue en la Subsecretaria de Medio Ambiente de México, posición a la que renunció porque se negó a firmar la autorización de impacto ambiental para el desarrollo turístico de Cancún, en donde las tortugas iban a anidar y ahora han sido desplazadas por el impacto de los turistas.

“Yo me oponía porque las comunidades mayas iban a acabar como sirvientes de los hoteles en lugar de ser dueños de sus comunidades y así ha ocurrido”, se lamentó.

La titular de la CEPAL resaltó que los temas ambientales requieren de la acción colectiva y simultánea de todos los países, pero advirtió que lo colectivo y multilateral está en riesgo frente al unilateralismo y desconocimiento de una potencia, aludiendo a Estados Unidos, respecto de la gravedad del cambio climático.

“No nos podemos dar por vencidos y en la CEPAL hemos hechos de la igualdad el centro porque es absolutamente un tema de derechos, ciudadanía y dignidad pero también la igualdad es tema de eficiencia económica, porque la desigualdad es ineficiente”, puntualizó.

Modificar los patrones de producción y de consumo

Pese a los avances de las últimas décadas, el patrón de desarrollo de América Latina y el Caribe es ineficaz por lo que se requiere de la aplicación de un nuevo modelo económico. Por ello en su Informe de avance cuatrienal sobre el progreso y los desafíos regionales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe, la CEPAL plantea que para lograr la sostenibilidad y progreso en aspectos determinantes como ecosistemas, ciudades, energía y respuesta al cambio climático, “es indispensable modificar los patrones de producción y consumo, particularmente en relación con el uso de la energía y del territorio, así como implementar medidas de adaptación”.

El informe agrega que “estas medidas, a su vez, dependen de políticas coherentes en todos los ámbitos que permitan enfrentar las transformaciones necesarias para soportar los efectos negativos del cambio climático sobre las actividades económicas, los ecosistemas y el bienestar social. Es preciso un esfuerzo de adaptación a las nuevas condiciones y una evolución hacia procesos productivos con menores emisiones de gas efecto invernadero que permitan mejores niveles de desarrollo. Se trata de una transformación estructural del estilo de desarrollo, una transición hacia un desarrollo más sostenible que preserve los activos económicos, sociales y ambientales para las generaciones futuras”.

Aprovechamiento ineficiente de recursos naturales

La CEPAL relieva el gran potencial de recursos de que disponen América Latina y el Caribe, los cuales constituyen una base para las seguridades alimentaria, hídrica y energética regionales y mundiales, al mismo tiempo que hacen contribuciones reguladoras como la polinización, la regulación del clima y la calidad del aire, así como importantes aportes en materia de salud. No obstante lo anterior, agrega, “su aprovechamiento y uso muestran marcadas deficiencias. Así, por ejemplo, entre 1990 y 2015, la región perdió casi un 10% de su superficie forestal, aunque la situación varía entre países y subregiones, la deforestación es una realidad en la gran mayoría de los países”.

“La reducción de las superficies de bosques, junto con los cambios en el uso y la gestión de la tierra, ha disminuido la evapotranspiración a gran escala, con los consiguientes desequilibrios hídricos y desabastecimiento de agua. Además, el cambio en el uso del suelo y la agricultura son la fuente del 42% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la región, en comparación con el 18% a nivel mundial”.

En América Latina el acaparamiento de áreas forestales a menudo lleva al monocultivo a escala industrial en combinación con el uso de plaguicidas, así como a conflictos con las comunidades locales y la destrucción de sus medios de vida.

Ante esta radiografía, la CEPAL recomienda adoptar una estrategia tendiente a priorizar sectores que diseminen impactos en la economía de manera sinérgica constituyendo las bases para avanzar en un gran impulso ambiental implementado mediante políticas industriales para un cambio estructural progresivo.