En lo que al Polo Democrático Alternativo
respecta, fracasó la conjura que desde distintos sectores se
fraguó en su contra con el propósito de destruirlo, agresión
en últimas motivada no por las actuaciones de miembros suyos
sino por el profundo cambio que propone. Terminaron por salir adelante
su programa, su voluntad de no traicionar sus convicciones, su respaldo
a los reclamos ciudadanos y los esfuerzos de dirigentes, candidatos
y voluntarios, todo lo cual confirmó al Polo como el principal
proyecto político de la izquierda democrática colombiana.
Y esto con la gracia adicional, que con cinismo oculta tanta derecha
que forma opinión, de darse en unas elecciones que llevaron a
su culmen las tradicionales corruptelas y constreñimientos a
los electores y que ponen en ridículo los cacareos sobre la "democracia"
nacional.
Que el Polo llegó para quedarse se explica porque sus aciertos
le han ganado un amplio respaldo ciudadano, incluso entre quienes no
tienen partido o provienen de otras banderías, pero que se identifican
con sus concepciones principales. Y debía ser así, porque
es de amplia y evidente conveniencia su propuesta de construir una convergencia
nacional que pueda ganar que Colombia sí se relacione con el
mundo pero no como un Estado vasallo, que proteja la producción
industrial y agropecuaria nacional, incluida la del empresariado, que
logre mejoras sustanciales en el nivel de vida de la Nación y
que repudie la violencia para tramitar las diferencias entre los colombianos.
El nuevo Congreso será tan malo como el actual, dado el predominio
de los partidos adictos a las fórmulas del Consenso de Washington
que le niegan a Colombia cualquier posibilidad de resolver sus gravísimos
problemas. Y se equivoca quien piense que esa especie de unanimismo
en torno a un modelo económico y social inicuo, construido además
a punta de mentiras y corruptelas, legitima políticamente lo
ilegítimo y mantendrá al país anestesiado para
siempre. La abstención, el voto en blanco y los sufragios nulos
y no marcados, así como las luchas sociales de 2013 y el más
de medio millón de votos limpios del Polo, muestran que crecen
el anhelo de cambio y el repudio a lo que representa la clase política.
Con estas elecciones empezó en firme la campaña por la
Presidencia, que se inicia con un muy mediocre respaldo a la reelección
de Santos, con los restantes candidatos en condiciones de empate técnico
y con una porción determinante de los ciudadanos sin una posición
definitiva, por lo que cualquier cosa puede pasar, según unas
encuestas cuyos resultados con frecuencia fallan pero que siempre sirven
para manipular al electorado.
A estas alturas, es improbable que Santos gane en la primera vuelta,
lo que implica que puede perder en la segunda, y más si los colombianos
descubren su truco de envolver en las banderas del proceso de paz -proceso
que el Polo respalda- el conjunto de sus políticas retardatarias,
en un intento por repetir la maniobra de César Gaviria, quien
se aprovechó de la justa euforia nacional por la entrega de las
armas del M-19 para imponer la reforma neoliberal que le dio inicio
al que puede ser el peor período, que aún no termina,
de la historia republicana. Digamos, entonces, que proceso de paz sí
pero Santos no, y que ojalá también fracase su objetivo
de convertir en nuevos garzones a algunos izquierdistas.
Los candidatos presidenciales Santos, Zuluaga, Ramírez, Peñalosa
y Rocha pueden definirse como juanmanueles, por tener las mismas posiciones,
al igual que los Presidentes anteriores, sobre los asuntos medulares
del país. De ahí la importancia de la candidatura de Clara
López, que propone unir al país para salir de la violencia
y superar el capitalismo subdesarrollado y corrupto, de trasnacionales
y amigotes, y tantas carencias y sufrimientos de tantos, propuesta cuya
validez no cambia aunque con Carlos Gaviria no hayamos convencido al
CEN del Polo de que Rodolfo Arango era su fórmula vicepresidencial.
Coletilla uno: se confirma por qué el gobierno prefirió
incurrir en el delito de prevaricato, antes que cumplir con la Ley 1475
de 2011, que ordenó usar el voto electrónico en los comicios
de este año (https://db.tt/HXgASAiV).
Coletilla dos: gravísima la conspiración en Antioquia
para que en la Registraduría el Polo pierda la curul a la Cámara
de Rodrigo Saldarriaga.
Bogotá, marzo 14 de 2014.