Los gobiernos de Colombia y la Unión
Europea (UE) anunciaron que firmarán un tratado de libre comercio
(TLC). Pero falta ver si el
acuerdo será ratificado por el parlamento europeo, dado que
en Europa crece el repudio a la idea de permutar negocios por derechos
humanos.
Estos son los antecedentes:
En noviembre de 2006, el presidente George W. Bush le solicitó
al Congreso de Estados Unidos que ratificara el Tratado de Libre Comercio
acordado con el gobierno de Colombia que preside Álvaro Uribe
Vélez. Pero más de tres años después,
incluido el período de Barack Obama,
los parlamentarios se han negado a iniciar el trámite de dicho
Tratado. Que rápidamente le aprobaran un acuerdo idéntico
al gobierno
de Perú demuestra que no se oponen al TLC con Colombia por
razones económicas.
El argumento del Partido Demócrata para oponerse es que el
gobierno del presidente Álvaro Uribe pierde con notas muy bajas
un examen en
derechos humanos y que, por tanto, no debe premiársele con
la absolución que significaría ratificar el TLC entre
los dos países.
Por su parte, los parlamentarios de Canadá, también
por derechos humanos, se han negado a ratificar el TLC suscrito entre
los gobiernos
de Ottawa y Bogotá, pues no quieren expedir el certificado
de buena conducta que se niegan a otorgar sus pares estadounidenses.
La
pregunta es si la Unión Europea sí lo hará, arguyendo
que los derechos humanos no deben dañar los negocios y decidiendo
en contra de la
opinión del sindicalismo y los demás sectores democráticos
europeos que se oponen al TLC con el gobierno de Álvaro Uribe.
En la decisión final pesarán las trasnacionales europeas,
y en especial las españolas, que pasaron a controlar grandes
negocios en
Colombia durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe (España
es hoy el segundo país inversor en Colombia, luego de Estados
Unidos). Y contará la opinión del gobierno de José
Luis Rodríguez Zapatero, que le ha dado por fungir de vocero
de América Latina en el Viejo Continente y acaba de asumir
la presidencia de la Unión Europea.
La posición del capital trasnacional español a favor
de ampliar los negocios con la Colombia de Álvaro Uribe es
conocida, sin importar las
graves violaciones a los derechos humanos. En la visita del presidente
de Colombia a Madrid en abril de 2009, se reunió con los voceros
de
Endesa, Iberia, Telefónica Latinoamérica, BBVA, Acciona,
AENA, CAF, Cepsa, Grupo Planeta, Grupo Prisa, Indra, Isolux, Mapfre,
Técnicas
Reunidas, Unión Fenosa y Zucin. Y Javier Gómez-Navarro,
presidente de las Cámaras de Comercio de España, en
representación de todo ellos, explicó que "para
las empresas españolas la posible reelección de Uribe
es una buena noticia", porque les "da seguridad a las empresas"
(El Tiempo.com, Abr.29.09). Tan poderoso caballero es don dinero que
hasta respaldan que Álvaro Uribe cambie por segunda vez la
Constitución para reelegirse.
Por último, no es cierto, como dicen algunos europeos, que
este TLC va a disminuir la violencia en Colombia porque le mejorará
su economía. Porque tras veinte años de aplicación
del libre comercio, la ruina del agro y la industria y el desempleo,
la pobreza y la miseria han
aumentado de manera dramática entre los colombianos.
Bogotá, 15 de febrero de 2010.