SORPRESAS QUE DA LA VIDA
Por Juan Manuel López Caballero


No pocos debieron quedar sorprendidos con la entrevista que dio Juan Camilo Restrepo en El Tiempo a María Isabel Rueda.

Sorprendidos por la frescura con la que parece hablar como un recién aparecido en el escenario nacional, como si en su trayectoria no estuviera el haber sido el Ministro de Minas y Energía bajo Gaviria, cuando el famoso 'apagón' que durante 17 meses dejó la mayoría del país sin electricidad; como si no hubiera sido como Ministro de Hacienda de Andrés Pastrana quien sumió a Colombia en la peor crisis económica de toda su historia; o como si nada tuviera que ver con las peores protestas por la más grave situación que ha padecido el campo colombiano cuando su reciente paso por la cartera de Agricultura.

Pero sorprendidos también por la forma en que ataca a su partido y a su sucesor, lo cual no es sino una forma de cuestionar al Gobierno, o por lo menos atacar la forma en que el Presidente lo dirige tras su retiro.

Pero más que destacar lo sorprendente de las declaraciones del tres veces exministro, lo más interesante es pensar hasta dónde se habrá llegado para que alguien tan poco identificado como analista crítico lance esas andanadas, y hasta dónde tiene razón.

Porque que una persona con esa trayectoria llegue a escandalizarse dice mucho… Pero que además tenga razón, dice aún más.

En efecto su 'reencauche' nació cuestionando la forma en que el ministro Lizarralde resolvió el tema de los arroceros para impedir el inminente paro ante la crisis del sector. Es, como lo dijo Restrepo, un agujero negro por donde se corre el riesgo de que se descalabre todo la estabilidad económica del Estado.

Podría tener sentido el comprometerse a que los industriales estén libres de comprar al precio de un libre mercado mientras el gobierno subsidia la diferencia con el precio que garantiza al agricultor… Pero eso sería lógico en tiempos de escasez de inventarios y/ de precios internacionales por debajo del local, pues eso sería una garantía para la estabilidad de todos los afectados, sin afectar negativamente ni privilegiar los intereses de alguno -ya sean productores, consumidores, o industriales comercializadores-.

Sin embargo en las condiciones actuales -con excedentes internos y el mercado externo 40% más bajo que el nuestro, es decir con una tendencia a los precios a la baja- lo único que acaba siendo es una patente de corsario para que los molineros se ajusten simplemente a los precios del contrabando; el resultado es que los contribuyentes asumen ese gasto del Estado (que será una suma indefinida pero que fácilmente puede llegar incluso a descuadrar el presupuesto nacional), los consumidores siguen pagando el arroz más caro que cualquier otro país, y para los agricultores el precio base se vuelve precio tope (el otro resultado por supuesto fue que se desactivó el paro de los molineros e impidieron que el Estado controle lo correcto del pesaje que realizan).

También tienen razón quienes han hecho énfasis en lo que significa el precedente que se sienta y la posibilidad de que otros actores del sector agropecuario pidan el mismo tratamiento. Al fin y al cabo algo parecido se hizo con los cafeteros, y solo la subida de precios internacionales impidió que fueran más billones los que se destinaron al subsidio a los cultivadores.

Tal vez cuando el exministro previene contra la tendencia a manejar la protesta de esa manera, sin quererlo es a ese nuevo tipo de 'mermelada' que se refiere. Y cuando habla de sus distancias con el Partido Conservador no quiere decir a los políticos de esa colectividad sino al respaldo que dan a esa forma de manejo de la 'política'.

¿Será que inspirado en las maromas de Peñalosa -es decir, intentando crear una imagen que lo desvincule de sus antecedentes- creerá que él también puede 'resucitar como el ave Fénix' y busca colarse por alguna puerta para volver a tener poder?

En todo caso en últimas lo diciente es hasta dónde habrán llegado los desaciertos o desatención a los problemas del campo colombiano para que quien ejerció la responsabilidad de su manejo durante casi tres años aproveche el 'papayaso' y se pretenda desvinculado de lo que pasa, prefiriendo autoatribuirse una nueva línea 'social' y el mérito de los eventuales acuerdos de las negociaciones de La Habana.

22 de abril de 2014.