LA PARADOJA DE SEMANA
Por Juan Manuel López Caballero


Dedicó la revista Semana su portada y su tema central a la pregunta de porqué, si la gestión del Presidente Santos parece especialmente fructífera, su imagen y aceptación entre los colombianos van en sentido contrario.

A su juicio no se puede hacer el paralelo con el famoso 'la economía va bien pero el país va mal' porque en este caso lo último no se cumple.

Para esto aporta una serie de datos que bajo otra presentación pueden dar una mejor apreciación.
Por un lado los grandes logros se refieren exclusivamente a cifras macroeconómicas; todos los datos sobre inflación, empleo, reservas, Producto Interno Bruto, déficit fiscal, inversión extranjera, etc., se refieren al Estado y no a lo que viven sus habitantes. La revista correctamente señala el contraste con esto último y llega a la conclusión que la explicación de la paradoja es la diferencia entre la visión macro y la micro.
De paso plantea que no es, como lo afirman los asesores del presidente, un problema de deficiencia en materia de comunicación; y en efecto sería sorprendente que quien más cercano ha sido a todos los grandes medios, y quien más consultores y expertos ha contratado, resultara con que donde tiene la gran falla fuera en el manejo de imagen. Y aunque no se hace énfasis en lo falaz que es el argumento de que una cosa es la percepción y otra la realidad, si se omite siquiera mencionarlo.

Algo que falta en el análisis de Semana es entender que todo lo que llama el micro mundo, o sea el que afecta la vida diaria de los colombianos y los convierte en 'indignados', hoy se manifiesta en la protesta y antipatía contra el sistema o el establecimiento. Y nadie que se vea, lo represente, pertenezca o se identifique más con él que el actual mandatario, quien, justa o injustamente, ven que encarna los cuestionamientos al centralismo, al egoísmo de la clase política, al uso de la mermelada, al poder y los privilegios de las clases pudientes, a lo excluyente de nuestra sociedad, al oportunismo de los gobernantes, las promesas de campaña no cumplidas, etc.

No es la falta de carisma personal de quien hoy gobierna lo que afecta la imagen del Dr. Santos sino su identidad con todo lo que ha llevado a la desesperación a la población.

Pero profundizando más, es que la dimensión macro no se limita a la economía. Las deficiencias 'macro' en la gestión son incluso más protuberantes que las 'micro':

En todo el sistema judicial, donde solo parece pensarse en el aumento de las penas a través del Congreso y de la fuerza pública en el ejecutivo, pero no en cómo mejorar la eficiencia de la administración misma de la justicia, y no solo a nivel de juzgamientos sino de los castigos (la cárcel sin sentencias, la aceptación del requisito de 'probar la inocencia', el hacinamiento, la libertad condicional o casa por cárcel para delitos sentenciados). Y sobre todo una cosa es tener que desconfiar de las intrigas ante el secretario o ponente de un juzgado, y otra recibir el aguacero de escándalos que se revelan entre los magistrados de las Altas Cortes.

Dimensión macro también la del clientelismo: una cosa es el gamonal que compra votos con tejas y becas -lo que sucede inevitablemente cuando no hay partidos ni programas-; y otra el mismo sistema en gran escala con compra de grandes electores mediante cupos burocráticos y gigantescos contratos y concesiones, que más que como macroclientelismo se ve como macrocorrupción.

Las promesas de lo que se va invertir en los próximos diez años en infraestructura no ocultan la inactividad que se siente hubo en este primer cuatrenio; y algo similar sucede con la salud o la educación donde lo que se ve son reformas frustradas y resultados deplorables. El Estado -y en consecuencia el gobierno- tiene otros frentes que manejar fuera de la economía, y lo que se ve es una macrodesatención a los demás.

Contrariamente a la famosa frase de la campaña de Carter lo que subsana la paradoja de Semana y lo que falta que la de Santos entienda es que el campo donde se debatirá quién gana la próxima presidencia 'no es la economía, estúpido'.

16 de abril de 2014.