GABINETE NUEVO SIN CAMBIO DE MODELO
Por Juan Manuel López Caballero

La otra resultante de la agitación de estos días es la agitación del presidente Santos, que después de varias declaraciones por lo menos infortunadas terminó en el sacudón en el gabinete. Aunque algunos lo atribuyen a estrategias para la reelección, la coincidencia del momento y los cambios también tienen que ver con las expresiones recientes.

Lo que llaman 'las piezas para el rompecabezas de las regiones' no necesariamente aplica en este caso; los nombramientos de dos mujeres -en principio tecnócratas y capaces pero 'apolíticas'- cumpliría la función de la,'cuota de género'; y en cuanto a distribución política partidista se da un ingreso de liberales -Amilkar Acosta y Gómez Méndez- que ha suscitado diversas interpretaciones y el otro nombramiento polémico es el del Ministro Agricultura.

Estos tres casos muestran una selección en base a las personas, su trayectoria, su reconocimiento, y su idoneidad, pero se prestan para consideraciones adicionales.

Respecto al de Minas parece que incluso Álvaro Uribe le ofreció en su momento la misma cartera ya que, aunque entonces no aceptó, poco se discute que es el personaje ideal para el cargo. Ha sido crítico del Gobierno y se conoce como opositor a la venta de Isagen. Sorprende algo que haya aceptado, sin embargo es de suponer que la propuesta fue respaldada o por lo menos coincidía con el interés de la Dirección Liberal y del expresidente Samper, y que no asumir equivaldría a un gesto de desprecio frente a quienes lo apoyaban.

El de Interior y Justicia con antecedentes de Congresista, Procurador y Fiscal General, tiene la experiencia y calificación para el trabajo que le asignó Santos (las reformas y el tránsito jurídico que requiera el eventual acuerdo con la guerrilla -si se da-). Lo que no tiene es la representatividad que le atribuyen de 'cuota samperista'. Como él mismo lo dice, se considera 'liberal independiente' e igual es cuota de la dirección o del mismo gobierno a quien ha asesorado en diferentes temas. Lo que sí puede tener en ese sentido es ocasionales conflictos de interés pues tanto su exitoso bufete como él mismo manejan muchos temas que los pueden llevar a impedimentos.

El historial del de Agricultura también lo muestra como adecuado para manejar esa cartera. Conocedor de temas del sector como veterano de la Palma Africana y presidente de la empresa Indupalma, tiene además en su curriculum el haber implementado el 'modelo social' de desarrollar con los campesinos vecinos la explotación para que estos se volvieran propietarios-empresarios, con empleo e ingresos asegurados. Tiene en su contra el ser el símbolo del renglón más pudiente en el momento en que los reclamos vienen del campesinado abandonado; también algunos cuestionamientos por posibles vinculaciones con paramilitarismo; y tendrá probables impedimentos por su relaciones de familia con las empresas y las actividades a las cuales ha pertenecido.

Lo que sí queda claro es que como lo dijo Santos, piensa 'mantener el rumbo', en cuanto a seguir con el modelo de desarrollo neoliberal en el sentido de asumir que el éxito como privados es buena referencia para pasar al sector público.

Esto empieza a ser reconocido como no tan deseable en la medida que las reglas del juego y el talante para producir resultados en ambos campos no son los mismos. En el mundo de los negocios particulares lo normal y usual es que, si depende de un tercero el sacar adelante un proyecto, se invite a esa persona a participar en él o se le reconozca una comisión por su contribución; en el sector oficial esto se llamaría 'corrupción' y no es casualidad que ésta haya proliferado en estos tiempos. La eficiencia de los privados consiste en encontrar caminos que permitan subsanar los obstáculos que un trámite ordinario presentaría (caso inversiones en el Vichada); el buen funcionario por el contrario debe buscar la interpretación más restrictiva y rigurosa de la norma. al fin y al cabo la máxima de que 'el particular puede hacer todo lo que la ley no prohiba, mientras el servidor público solo tiene y puede hacer lo que la ley expresamente ordene', es, más que un principio general, un parámetro de conducta.

Y en cuanto al 'modelo de desarrollo rural' que tanto se menciona como propósito después de la 'primavera' que acabamos de pasar, es manifiesta la contradicción con los planteamientos neoliberales y los nombramientos recién hechos. No es un problema de técnicos o de administradores capaces. Todos los países desarrollados subsidian la actividad agrícola, pero no para competir internacionalmente como algunos creen: la explotación del campo no puede ser tan rentable como las actividades industriales, de comercio, de minería o de tecnología; por eso, para que exista seguridad alimentaria, ocupación del territorio, y posibilidad de supervivencia para sus habitantes sin que todos los recursos de la sociedad se vayan a esas otras actividades, es que es necesario volver igualmente rentable las inversiones y la actividad económica agropecuaria. Si el criterio para que subsista un sector es que este sea competitivo, no solamente debe serlo frente a la competencia extranjera, sino también respecto a los otros sectores que buscan atraer el capital que existe en el país. El campo sí es ineficiente pero no en el sentido que gustan repetirlo los Ministros al posesionarse, sino ante las posibilidades de mayores rentabilidades en otros renglones de la economía.

Lo que está mal no es solo el campesinado sino todo el ordenamiento del mundo rural, y en consecuencia todo el orden social que se pretende que en Colombia se debe mantener. Y esto no se corrige con acuerdos puntuales sobre uno u otro punto, sino con una revisión a fondo del modelo de desarrollo y un distanciamiento de los dictados neoliberales que han llevado a esta situación.

11 de septiembre de 2013.