DESPISTE, DESCUADERNE O
ALGO MÁS GRAVE |
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El despliegue sobre inundaciones, violencia y corrupción no busca situarnos ante estos males sino competir por el 'rating'. Su efecto es el de distraernos y que no nos fijemos mucho en el estado en que se encuentra el país. Descuaderne dejó la 'Seguridad Democrática' en el campo
de la moralidad, la ética, la legalidad y la institucionalidad.
Pero más grave es su reflejo en otros campos que ni los gobernantes
ni los medios de comunicación comentan. Mal hace un gobierno al decir que el país está creciendo al 4% o 4.5%, como si las pérdidas sufridas y su incidencia en la capacidad productiva no merecieran ser tenidas en cuenta; o al decir que la reconstrucción es una oportunidad, y en esa forma de desconocer el tamaño de la catástrofe; es no entender -o entender y aprovecharse- de que en el país hay una población tan marginada, tan excluida de la economía nacional que 3.8 millones de afectados no alteran los indicadores de crecimiento o de consumo o los balances de las empresas. Descuaderne de la Justicia, en la forma en que se aplauden recientes pronunciamientos que hacen evidente -y preocupante- que los fallos judiciales tienen relevancia y se orientan, no por el sistema normativo, sino por la popularidad de la decisión judicial. Pasa desapercibido en qué está la satisfacción de los derechos de las 314.383 víctimas inscritas en la base de datos de la Fiscalía, o los juicios por 17.262 hechos confesados por paramilitares (solo se han producido dos sentencias), o los procesos por 1.244 casos de ejecuciones extrajudiciales (falsos positivos). O despiste al suponer que es posible restituir administrativa o judicialmente sus predios a las 400.000 familias desplazadas. ¿Con el promedio de 20 nuevos capturados diarios o los mil ladrones de celulares capturados en 72 horas, serán solución los brazaletes, la libertad condicional para las sentencias de menos de tres años, indultos como a los 54.000 que se entregaron al Comisionado de Paz, o cuántas otras modalidades de impunidad tendremos que inventar? Descuaderne la situación de la Banca que, al tiempo que produce resultados de balance escandalosos, desaparece su función misional como intermediario: la relación entre el stock de crédito bancario y el PIB en 2009 llegó a 37.2% en Colombia, mientras que en América Latina la cifra es casi el doble (67.1%), en los países de ingreso medio casi el triple (89.4%) y en los países de ingresos altos llega a 201.8%; y ha bajado en la última década (cayó de 42.4% en 1998) mientras en el promedio de la región sucedió lo contrario (subió de 49.7%). De notar -como lo hace Alberto Carrasquilla al citar estos datos- que en esto se ve un paralelismo con la informalización del empleo. Descuaderne de la Industria (a pesar de que el Dr. Villegas todos los años afirma su progreso) cuando el debilitamiento del sector lo resume la ANIF así: "el proceso de desindustrialización que hemos ido constatando a lo largo de las décadas, cuando la participación dentro del PIB de la industria ha ido cayendo un 22% en los años setenta, un 18% en los ochenta y actualmente tan sólo llega al 12%-14%...." Según Mauricio Cabrera entre 1990 y el 2010 la producción industrial creció 51% (un 2% anual), pero cayó la generación de empleo (si, ¡disminuyó!) 30%. Despiste porque mientras en 1998 se le asignó al sector ambiental el 0.76% del Presupuesto General de la Nación, en el Proyecto de Plan Nacional de Desarrollo 2010 - 2014 presentado por el Gobierno Nacional a la consideración del Congreso de la República, apenas le asignan el 0.26%, cuando en los datos de Naciones Unidas Colombia ocupa el tercer lugar en el mundo en mortalidad por desastres naturales. Despiste al reivindicar como progreso el incremento disparado en la
venta de automóviles en un país donde el mayor atraso
y el mayor problema es la falta y el estado de las mallas viales tanto
nacionales como de las ciudades. Nuestra densidad por área de
carreteras pavimentadas es de 14.6%, mientras el promedio latinoamericano
y del Caribe asciende a 36%, sin embargo, como el culebrero que vende
la pócima mágica, se vende la idea de que el TLC es la
salvación como si para nada tuviera que ver lo uno con lo otro. Descuaderne que 1,9 millones de hectáreas bajo concesión minera en 2006 crecieran a 8,4 millones en 2009, y que se declare ese sector como la locomotora principal y la única visible del actual gobierno, al tiempo que, por considerarse inexequible la Ley de Minas por la Corte Constitucional, queda sin regulación y en el limbo su control. La ley de víctimas -máxima expectativa del Gobierno y del País- se hace depender del principio de sostenibilidad que ordena un Plan de Financiación condicionado a la persecución efectiva de los bienes de los victimarios, y, si prospera "la regla fiscal", solo se les reconocerían los derechos de acuerdo a la disponibilidad de recursos que defina el Ministerio de Hacienda. Descuaderne cuando como bien dice la Academia Nacional de Medicina:
"La atención de la salud, que universalmente es un servicio
social, en Colombia se convirtió en una incontrolada oportunidad
de negocio y corrupción." Pero más que descuaderne o despiste estamos bajo algo peor. El mantener y defender el sistema es engañarnos. El creer que hay soluciones que no pasan por una gran revolución (no necesariamente violenta si la hacemos a tiempo) es el engaño en que nos inducen quienes gobiernan (que no necesariamente son quienes forman el gobierno). Igual que bajo Uribe no desapareció la insurgencia ni 'las fuerzas
oscuras de derecha', no es verdad o no es posible lo que promete el
nuevo gobierno. Mayo 18 de 2011.
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