DE ESO TAN BUENO NO DAN TANTO
Por Juan Manuel López Caballero


Con cierta ironía se dice que hay columnistas que con la salida Uribe no encuentran sobre qué escribir.

Es comprensible que dentro de la polarización que logró el anterior gobierno se use clasificar a todos y cada uno como 'Uribistas' o 'Antiuribistas'. Es una clasificación válida si se usa como referencia la forma como se opinaba sobre sus políticas.

Lo que es un error es asumir que la razón de ello era algo compulsivo o como si fuera aversión personal. Lo que en cambio sí es verdad es que casi siempre esa opinión nace de la información que recibimos.

Por eso quienes se guían solo por las noticias tienden a ver el relevo como cuando se remplaza la foto del gobernante en las oficinas públicas, y tienen la sensación de un mundo nuevo con el fin de la era Uribe y el inicio de la era Santos.

Pero la realidad no se parece a un cambio de foto sino a una película. Y, para quienes buscamos interpretar los procesos, los personajes en sí son algo secundarios, ya que, a diferencia de quienes 'informan', el interés no es 'vender' la noticia sino encontrarle sentido dentro de un contexto de un pasado y un futuro.

Desde esa perspectiva el legado de Uribe está y estará vivo por bastante tiempo (mucho más para mal que para bien); y si fuera por buscar noticias, no son pocas las que seguirá produciendo (en esta semana tenemos la falsa desmovilización, el AIS, la sentencia contra Mario Uribe, los datos de Wikileaks, y hasta los twitters del mismo Ex).

Dentro de un ámbito no 'noticioso' sino analítico, esto solo confirma que el proceso que entonces se vivió correspondía más a lo que unos veíamos con ojo crítico -o por lo menos muy escéptico- que lo que otros consideraban 'el mejor gobierno de la historia'.

Pero igualmente ahora se corre el peligro de que la presentación de las noticias nos haga creer que no solo pasó lo peor sino que todo lo que se presenta de Santos ya se ha cumplido o se va a cumplir.

Es evidente que no solo no es el 'tercer mandato de Uribe' que unos temían y otros esperaban, sino que la 'luna de miel' es proporcional al distanciamiento que ha tomado respecto a lo que era cuestionable de las políticas de Uribe.

Pero eso induce a caer en el error del péndulo: tampoco es verdad que Santos es el liberal que está rectificando la orientación de extrema derecha anterior. El guiarse solo por lo que aparece como noticia induce a mucho error.

La emergencia permitió adelantar mucha legislación pero mucha de ella se va a caer.

Algunas de las leyes más 'progresistas' como la ley de víctimas o la anticorrupción están aún en debate, pero además falta algo más para que rijan, y para que se implementen están pendientes el Plan de Desarrollo y la Reforma Constitucional que autorice los recursos de Ecopetrol.

En lo económico nos ganamos la lotería de los altos precios del café y del petróleo pero no podrán ocultar que los daños de las inundaciones son muchísimo mayores a lo que se ha reconocido.

La 'Unidad Nacional' no es para dirigir o administrar el país, sino una estrategia política que solo durará mientras se reparte la burocracia.

Pero sobre todo los modelos políticos, económico y sociales no cambian (autoritarismo y mano dura, neoliberalismo y libre mercado -incluido TLC-, asistencialismo y desarrollismo), y menos los poderes que los imponen, y para y con los cuales gobiernan.
Ni tanto pasó ya Uribe, ni tanto amanece con Santos.

Febrero 25 de 2011.