EL "CONSENSO" DE LONDRES
Por Juan Manuel López Caballero

La reunión de los países más poderosos del planeta (el G20) pasó tan de agache que de las medidas que se esperaban para un nuevo orden económico mundial solo quedó el título pero sin nada de contenido.

No fue el 'nuevo Bretton Wood' que algunos aspiraban, y aún si algunos lo nombraron como el Consenso de Londres no es por el acuerdo sobre diferentes puntos, sino por una especie de 'decisión de no decidir' (como diría Churchill), un consenso sobre que era mejor no intentar acuerdos alrededor de lo que no había acuerdos previos.

Ni mención ni debate alrededor de una divisa más universal e independiente que el dólar americano, como lo había sugerido el presidente del Banco Popular de China en representación de los poseedores de reservas en esa moneda (China tiene más de dos billones) que han venido sufriendo una 'quiebra trasladada' con la disminución patrimonial importada al perder valor ese activo.

Ninguna propuesta para reordenar mejor y crear mayores regulaciones sobre los sistemas bancarios de tal manera que se implante un control a escala mundial que evite que se repita lo que creó esta crisis.

Nada respecto a medidas conjuntas para salir de lo que ya es una depresión mundial probablemente mayor que la del 29.
Aspectos acordados solo dos, una desaparición de los paraísos fiscales y la reserva bancaria y una capitalización del Fondo Monetario Internacional; ambas pareciendo más responder a pensar con el deseo, puesto que no se establece quién, cuándo o cómo se implementarán.

Un gran triunfo de Obama quien a título individual 'reinó' sobre la reunión y a título de su país sacó adelante todas las decisiones o la falta de ellas que le convenía: no se presentó ni siquiera una censura por haber sido el sistema americano el que desencadenó la crisis, ni se modificó nada del orden mundial que había fallado, ni se crearon nuevas instituciones o se redujeron las que han mantenido el control sobre la economía mundial, ni se abandonó el dólar como referencia de valor universal con el Gobierno Americano como único controlador de él.

Ni nueva estructura global ni nada de 'consenso', en la medida que solo se reforzó el sistema anterior sin debatir siquiera la modificación o participación de nuevos actores o nuevos criterios para la composición de los órganos decisorios de las mismas entidades que seguirán gobernando el FMI, el Banco Mundial, y las instituciones supuestamente destinadas a buscar la estabilidad económica planetaria; ni se invitó a participar a quienes supuestamente deben ser beneficiarios de las medidas que se tomen.

Un verdadero 'parto de los montes' donde ni siquiera ratones salieron: una reunión de todo el poder mundial (y no solo el económico), sin agenda establecida, sin propósito concreto, sin ningún trabajo previo, donde ni siquiera se produjo una declaración (o no se ha conocido) respecto a alternativas al modelo vigente.

O como lo calificó Eduardo Galeano, el humanista Uruguayo 'no puede ser sino un chiste de humor negro' el tratar de 'organismo internacional' y poner a rescatar al mundo de la crisis al FMI, donde las decisiones las toman los cinco países responsables de ella, y darle los recursos para ello a quienes no han encontrado solución diferente a subvencionar sus sistemas financieros culpables de la misma.
Abril 17 de 2009.