LAS PRIORIDADES DEL PRESIDENTE


Por Juan Manuel López Caballero

La situación de Plato (Magdalena) logró que el Presidente por fin se interesara en manifestar algo en relación a la catástrofe que desde hace dos meses vienen causando las inundaciones en todo el país: anunció un programa de 24.000 millones, de los cuales diez mil para subsidios de mil viviendas, y 14 mil para ayudas para cultivos. La cifra oficial de estas víctimas es de cerca de un millón doscientos mil colombianos, y se han perdido más de cien mil viviendas; de tal forma que se atenderá a una de cada cien familias que perdieron su hogar, y el promedio de ayuda será apenas 20.000 pesos por cabeza. Más que lo insignificante de dicha suma, y de que hasta el momento no se conoce ningún otro programa de ayuda o alivio para estas personas, contrasta con los cinco mil millones entregados al guerrillero que trajo la mano de Ivan Ríos: de esas proporciones es la relación (o el desequilibrio) entre lo que el Gobierno destina para la guerra y la atención que presta a los males y las necesidades de la población.

Porque esta catástrofe, que ha sido la que afecta el mayor número de colombianos en toda la historia, es una muestra de la prioridad o la importancia que da el presidente a los diferentes temas en su agenda.

El Presidente se ocupó ante todo del desafío personal del Sr. Murcia, llegando al punto de decretar una 'emergencia social', la cual, además de lo dudoso de su corrección jurídica, por lo improvisada no beneficia sino perjudica a los habitantes de zonas marginales que llevaron sus ahorros a entidades hasta entonces amparadas y certificadas por el Gobierno como legales.

Después dejó la atención de las inundaciones -o la oportunidad para hacer campaña- en el Ministro de Agricultura, y encabezó el despliegue que le dieron las autoridades -y, claro, los medios- a los beneficios otorgados a alias 'Isaza' (el guerrillero que ayudó al Dr. Lizcano a lograr la libertad) con la exoneración de cargos y proceso por sus delitos, la recompensa de mil millones de pesos, y el viaje a Francia con su compañera.

Siguiendo con esa cuestionable estrategia de guerra y con el mensaje perverso y profundamente antiético de que el fin justifica los medios y que 'todo se vale', propone la aberración de asumir que quienes copien a Isaza son parte de un supuesto 'acuerdo humanitario' en el cual obtendrían los mismos beneficios; esto es señalar que el camino para alcanzar resultados que por la vía legal y pacífica no se logran es convertirse en criminal y después sacar beneficios por arrepentirse (lo mismo que 'Justicia y Paz' para los reinsertados del paramilitarismo); pero además el complemento es que así se condiciona la expectativa de libertad de los cautivos de los insurgentes (700 según el Gobierno) a depender únicamente de lo más bajo de la condición humana: la traición basada en la codicia.

En esta semana la preocupación del Gobierno dio para la emergencia social por segunda vez, pero otra vez por las pirámides, no para tener facultades excepcionales para aliviar las poblaciones inundadas, y para una 'emergencia política' citando al Congreso a sesiones extraordinarias para aprobar el Referendo; no hay emergencia para las víctimas de la inundaciones simplemente se remiten a 'la generosidad de los colombianos' y la colaboración de la Cruz Roja.

Diciembre 18 de 2008.