SOBRE LAS ENCUESTAS


Por Juan Manuel López Caballero

Bastante se ha cuestionado el uso de las encuestas como instrumento de desinformación.

En especial se ha destacado que con ellas se puede obtener un resultado más o menos predeterminado, a gusto del encuestador o de quien lo contrata. Esto se logra mediante la forma en que se plantee la pregunta, el momento de hacerla, el universo que se escoja, dentro de él la forma en que se particione, etc…

Como bien lo dicen los encuestadores, no es que cuando un resultado sea absurdo es que sea falso, sino que solo refleja la 'fotografía' del momento. Esta distorsión se presenta usualmente por motivos -o manipulaciones- emocionales y es de corta duración; más en un país que tiene como eslogan 'Colombia es pasión'.

Un ejemplo actual evidente son las apreciaciones sobre Íngrid Betancourt como candidata presidencial.

Es el caso de las encuestas sobre aceptación presidencial de Gallup (las que siempre se difunden), no sucede lo mismo pues la metodología es una serie periódica de encuestas que muestran ya una 'película'.

Pero en este caso también la limitante en las preguntas y en el universo encuestado (y por supuesto la forma en que se presenta) pueden desinformar.

Al preguntar 'le parece bonita o fea X reina de belleza', una buena mayoría contestaría lo primero, puesto que lo contrario sería absurdo ante la visión que le ha sido transmitida.

Pero si preguntan por sus opiniones sobre, gracia, inteligencia, u otras características que suponen acompañar a una reina, su aprobación bajaría bastante. Así sucede con las respuestas o calificaciones al manejo de la economía, del empleo, de la salud, etc. o en general las que se refieren al gobierno del presidente Uribe.

Si además la pregunta sobre la reina se hace a los habitantes del Departamento del cual proviene y se hace durante el evento del reinado, el respaldo subiría fácilmente al 84%.

Algo parecido sucede con las encuestas que dan ese porcentaje al Dr. Uribe puesto que el universo a quienes se le pregunta son los hogares con teléfono fijo, que excluye obviamente a desplazados, exilados, campesinado, familias sin hogar, hogares sin teléfono fijo, hogares con teléfono donde por estar trabajando nadie queda en el hogar, etc. Es decir, se aplica a la clase media media o media alta que por definición es la más conservadora o menos protestataria, y la más permeable a medios televisivos; pero por lo mismo, excluye mucho más de lo que incluye como población colombiana.

Y, como si fuera poco, a pesar de que ese universo no constituye ni el 20% de nuestros ciudadanos, se presenta ese resultado como si correspondiera a todos los colombianos.

Pero lo realmente grave es que, como lo señalara María Teresa Herrán, todas estas encuestas sobre candidatos, expectativas electorales, etc. no contribuyen en nada a entender los problemas ni a buscar las soluciones. Engolosinan al público y sirven de proselitismo electoral pero sin servir al país.

¿Por qué no preguntar a los desplazados a quién o a qué atribuyen su desplazamiento? ¿o, a la 'población civil' si considera que hay conflicto o no? ¿o, al universo de quienes no tienen hogar con teléfono, cual ven ellos que es el origen del conflicto? ¿o a qué se le daba dar prioridad si a la paz o a la victoria militar? ¿o si debe ser la justicia condescendiente con los paramilitares, políticos, funcionarios públicos, etc., porque otros cometen delitos similares?