UN NUEVO ESCENARIO |
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Los golpes sufridos
por las FARC llevan a considerar cual es el nuevo escenario del país
al respecto.
La obsesión del Presidente Uribe con su guerra casi personal con las FARC ha desplazado no solo a millones de colombianos de sus parcelas sino la atención del país de otros problemas que para la población en general son de igual o mayor magnitud. Es posible que el mayor aporte de lo que algunos consideran la derrota de las FARC sea permitir que el país y el gobierno atiendan también los problemas sociales, económicos y políticos de la Nación. En lo económico, ante la inconveniencia de depender de las remesas extranjeras y el peligro que representa la revaluación para el sector productivo y el empleo, hoy aparecen como imprevistos los resultados y como mérito de las autoridades el empezar a reconocer y preocuparse por sus consecuencias. ¿Qué decir del sector agrícola donde nuestros ministros siguen asegurando que Colombia está blindada ante la crisis mundial de alimentos? Tampoco en lo social mereció atención la situación de los desplazados, o la de la salud, al punto que en la primera la Corte ya declaró "un estado de cosas inconstitucionales", y lo mismo constata y solicita el estudio de la Procuraduría respecto a la segunda (y algo similar se había ya producido respecto a la educación). Y en política externa ha brillado bastante más la improvisación
que la preparación o la seriedad y profesionalismo del Ministerio
y de sus funcionarios. Ojalá que su única obsesión deje de ser "acabar
con la culebra", y en consecuencia no vea tanta necesidad de
perpetuarse en el poder y se concentre más en complementar
en otros aspectos su acción de gobierno, y se logre así
también salir de la parálisis o desaparición
de nuestro sistema político reducido a si Uribe buscará
o no la reelección y en función de ello discutir, asumir
posiciones y tomar decisiones sobre como debe ser nuestra Constitución.
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