NI MEDIO LLENO, NI MEDIO VACÍO


Por Juan Manuel López Caballero

Hablar de que es un éxito que un país aumente su PIB es como atribuirle a los padres el que un niño aumente su estatura: lo natural en un niño o en la economía de un país, es que crezcan.

Existe el cuento del optimista y el pesimista que ven qué tan lleno o qué tan vacío está el vaso, pero el analista, como el catador, se interesa es por la calidad del vino que le están sirviendo.

Las consideraciones anteriores para invitar a reflexionar hasta dónde es de compartir el entusiasmo del Gobierno por la cifras del PIB que presenta el DANE, cuando la evaluación que se debe hacer es si está creciendo sanamente, y el cuánto es el crecimiento es solo parte de ello.

Por ejemplo, el aporte del comercio exterior puede no verse tan positivo si se tiene en cuenta que las exportaciones crecieron en valor pero no en cantidad, mientras las importaciones sí crecieron en la realidad, y también en valor más que lo que nosotros produjimos para el exterior. O sea que a pesar de la aparente contribución de este rubro al aumento del PIB, lo que realmente sucede es que estamos produciendo menos pero compensando esa disminución con la enajenación de nuestros activos (lo que llamamos 'inversión extranjera' y la cantidad de nuestra mano de obra que se va al exterior para enviarnos remesas); según esto podríamos estar acabando con la capacidad productiva nacional, pero mientras tengamos empresas para vender -y con ello importar lo que necesitamos consumir- esto se refleja como crecimiento. (Por eso en Venezuela también se ha disparado el PIB, solo que sus ingresos vienen del petróleo -que para efectos de mediano plazo no se agota-, y no de la venta de sus empresas.)

Otro interesante aspecto es lo que pasa con el sector laboral:
Los datos dicen que mientras el subempleo sube algo como el 9%, el desempleo ha bajado en un orden del 3%. Esto significaría que la diferencia proviene de personas que pasaron del empleo al subempleo, o, en otras palabras, que disminuyó el empleo. Así lo confirma el que el aumento de la población económicamente activa es bastante mayor que la cantidad de puestos de trabajo que se generan. Vale la pena entender la diferencia entre un crecimiento en el cual la participación del sector laboral disminuye porque la capacidad productiva aumenta a través de mayores participaciones del Capital en tecnología e infraestructura -y en consecuencia las condiciones del trabajador usualmente también mejoran-, de cuando esa disminución se debe al deterioro de las condiciones del trabajo, y dentro de un aparato productivo que puede aumentar en eficiencia pero no en producción total.

Otro tema a considerar es la distribución de este crecimiento: teniendo en cuenta el peso del rubro 'sectores sociales', que éste solo haya crecido 3.06% significa que el promedio de los sectores no 'sociales' superó el 10%, abriéndose aún más la desigualdad, como lo viene confirmando la variación del coeficiente Gini desde la aplicación de estas políticas; o que dé igual que los desplazados sean 4 millones que cuenta el COHDES o 2.5 millones que reconoce el Gobierno significa que cualquiera que sea el crecimiento no se busca que lleguen a toda la población.

Infortunadamente el tipo de crecimiento que tenemos tiene esas características, y probablemente por eso el también crecimiento de 36% a 48% de quienes creen que la situación del país esta empeorando.