CUIDADO CON EL 'PARAQUITO'


Por Juan Manuel López Caballero

Contrariamente a lo intentado con las diferentes reformas, estas elecciones se han caracterizado más que nunca por la ausencia de propuestas o programas para que elijan los votantes; los partidos se desdibujaron y buscaron candidatos que tengan votos, independientemente de cual sea su filiación u orientación.

Siempre se ha dicho que existe la tendencia natural a que, a falta de una convicción o un interés particular, una parte del electorado considere que, como en las carreras de caballos, se gana al acertar al ganador. Por eso la crítica a los dirigentes que, en vez de intentar corregir esto dándole contenido a la posición del Partido para que represente objetivos e intereses de los grupos que supone representar, apuestan también solo a estar en la candidatura que a su juicio tiene más posibilidades de éxito.

La verdad es que no existe el ideal de que el sufragio responda a un raciocinio que se base en la realidad, que se sustente en una argumentación coherente y que responda a lo que requiere el país o el departamento o el municipio. La propaganda y la naturaleza de los medios de comunicación hacen que el respaldo se busque como la venta de cualquier producto mediante técnicas de mercadeo ajenas a la confrontación de ideas o proyectos.

El complemento de esto es el populismo donde se acude al lado emotivo y si se puede visceral del votante. Se hace la propuesta que coincide con sus odios o deseos primitivos o necesidades sin que sea necesario sustentar lo razonable o lo ético o siquiera lo conveniente de lo propuesto.

Es el caso por supuesto del Dr. Uribe que, con su oferta de dedicarse a enfrentar la guerrilla como único propósito y por encima de cualquier otra consideración, ha logrado mantener unos niveles de aceptación altísimos a pesar de lo que tanto a título personal como a título institucional se le pueda cuestionar. Ese ha sido también el caso de todos los que han subido con respaldo popular y se han convertido en dictadores: hay dictadores surgidos de enfrentamientos como Castro o Franco, que dependen de la mística que los llevó al poder y pueden perpetuarse alrededor de ella; pero desde Julio Cesar hasta Fujimori pasando por Napoleón o Hitler los gobernantes a quienes se acude voluntariamente y que después se consideran irremplazables terminan mal y termina mal el país.

La explicación mas descriptiva que se ha dado para el caso del actual presidente ha sido que 'todos llevamos un paraquito en el corazón'. Y para ese 'paraquito' no tiene importancia analizar el porqué existen la guerrilla, o los paramilitares, o estos niveles de violencia o de delincuencia o de corrupción, etc. en nuestro país.

Por eso debemos evitar que ese 'paraquito' que llevamos dentro nos induzca a votar por quienes buscan los votos describiéndose a sí mismos como los 'puros' o 'trasparentes', quienes se promueven en base a la descalificación de los rivales, para quienes la política es solo acabar física o moralmente con unas personas o convertir otras en caudillos, o sea quienes buscan repetir la estrategia electoral populista de proponer que el país depende de quiénes son 'buenos' y quiénes son 'malos', pero no presentan ningún compromiso o proyecto diferente del de decir que están con Uribe.